S. D. Dicen que en el deporte existen derrotas útiles. Si es que se puede hablar incluso de derrota en este caso, en el que pudo más el infortunio. Luis Calderay tuvo que abandonar por problemas mecánicos el Rally Dakar, con escasamente dos etapas en el cuerpo. Pese al imponderable que le privó de seguir en carrera, el valverdeño ha tardado muy poco en recuperar el ánimo y en su mente está volver al Dakar, más en 2016 que en 2015, pero volver.
Luis Calderay no fue el único que tuvo que retirarse del Dakar tras la segunda etapa entre las localidades argentinas de San Luis y San Rafael. Fueron en total 17 pilotos en categoría de motos los que se vieron obligados al abandono.
Está previsto que Luis Calderay llegue de madrugada a Buenos Aires, para estar de regreso en Huelva el próximo jueves. Los problemas mecánicos fueron insuperables tras recorrer más de 100 kilómetros de dunas que finalmente atraparon a la Yamaha 450. El de Valverde lo explicó: «Después de haber ganado posiciones en la segunda etapa, estaba ilusionado tras haber superado más de 100 kms. de dunas. Todo ha sido en el tramo último, donde la moto no ha respondido y se ha roto el motor de la Yamaha, porque solo entraban las dos primeras marchas. Me quedé tirado a 70 kms. de terminar la especial. Con esa avería era imposible arreglarla con temperaturas tan altas que te quemaba la arena. En diez minutos sin estar a la sombra te ardía el cuerpo. He tenido que tirar la toalla para mi desgracia», indicó.
No es el único caso el del onubense. En coches el ganador de la primera etapa el portugués Sousa también abandonó. Peterhansel se conforma con terminar, Marc Coma tiene que cambiar de motor al segundo día de competición…
Calderay fue evacuado y desde el infortunio sufrido valora la experiencia vivída y agradece los centenares de mensajes y apoyo recibidos: «Sé que el apoyo de mis paisanos y de toda Huelva lo tengo, y estoy muy agradecido por ello. La experiencia de ver y ser parte de esto es inigualable. Merece la pena como espectador, pero encima saber que has formado parte de esta locura rodante mucho más, es algo que me llevo para volver algún día», aseguró. Para el valverdeño «sin duda es el Dakar más duro de los últimos años, dicen por aquí que el más duro de la historia desde que cambió de continente. Son etapas de dureza bárbara dicen los expertos. Me dicen que hay una enorme diferencia en dificultad respecto al del año pasado por ejemplo». «No tenía miedo a hacer una media de 700 kms. diarios como mínimo con diez horas en la moto -continuó-, dormir poco, comer lo que se pueda y estar atento, tenía cierto manejo en navegación y lo llevaba muy trabajado, pero si la moto te dice que no puede, no está en tu mano».
Calderay en tan corto espacio tiempo (menos de una semana desde que llegó a Rosario) se ha ganado el respeto y la admiración de todos los pilotos del Dakar al protagonizar en la primera etapa el rescate de Julian Villarrubia, al que remolcó 240 kms. Para el misterio de la mecánica del Team Pedregá queda la incertidumbre de si su solidaridad pudo pesarle al motor de la Yamaha que se resintió unas horas más tarde en la segunda etapa. Calderay no se arrepiente y no vincula el sobreesfuerzo de la moto el día anterior al posterior fallo mecánico: «El día anterior yo pude echar una mano remolcando a un compañero, pero ahora era imposible que nadie me echara un cable, ni hubieran podido ayudarme en plena duna, y fui sido evacuado en helicóptero con la sensación más triste que recuerdo. No me arrepiento de lo que hice ni creo que tenga nada que ver. La mecánica es un misterio. Así es de duro el Dakar», señaló, para resaltar a continuación: «El colector que conecta el motor con el escape estaba dañado y no ha podido superarse el problema mecánico, así que regreso a casa. Espero descansar de dos años corriendo ralles internacionales, aunque si saliera un patrocinador importante no descarto volver más en 2016 que en 2015, porque lo veo muy pronto, pero quien sabe si podré desquitarme. He tenido auténtica mala suerte. No puedo reprocharme nada excepto exceso de ilusión».