Miguel Velasco Márquez. Se cumplieron los pronósticos en una gala aburrida y tediosa, un año más, presentada por una Eva Hache cuya capacidad para amenizar no parece muy desarrollada (¡cómo se echa de menos a la Sardá¡).
Como todas las quinielas apuntaban Blancanieves arrasó con diez estatuillas. Juan Antonio Bayona y Lo imposible despojaron a ésta del premio al mejor director y Las aventuras de Tadeo Jones han dado una de las escasas sorpresas de la noche al alzarse con, una más que discutible, estatuilla al mejor guión adaptado.
En las interpretaciones, pocos sobresaltos. Se hizo justicia con José Sacristán obteniendo el primer Goya de su carrera por la irregular El muerto y ser feliz. Maribel Verdú subió a recoger el segundo premio de la Academia de su carrera por dar vida a la madrastra de Blancanieves, siendo éste uno de los premios más discutibles de toda la gala si tenemos en cuenta que la Academia del Cine español, en su eterno chauvinismo, se negó así a premiar una de las interpretaciones más desgarradas del año como es la de Naomi Watts en Lo imposible. Como ya ocurrió cuando incomprensiblemente negaron el premio a Nicole Kidman por su soberbia interpretación en Los otros hace una década, los Goyas vuelven a barrer un año más para casa y vuelven a dar una imagen nada conveniente de reunión de colegas que se premian entre sí por motivos no del todo objetivos.
Es en la categoría de interpretaciones de reparto donde podemos encontrar dos de las sorpresas más agradables de la noche con los premios obtenidos por Candela Peña por Una pistola en cada mano, de Cesc Gay y Julián Villagrán por su papel de yonqui en la formidable Grupo 7. Lástima que se tengan que contentar con la pedrea, ya que ambas son lo mejor que ha dado este país a nivel cinematográfico en todo el año.
Como de costumbre han tenido su hueco los discursos cargados de denuncia política y social, algunos más acertados (Candela Peña) que otros (uno no puede evitar el sonrojo y cierta dosis de bochorno cuando Javier Bardem se pone reivindicativo). Mención especial merece el monumental despiste protagonizado por Adriana Ugarte y Carlos Santos al equivocarse al entregar el premio a la mejor canción. Bochornoso.
En resumen, Blancanieves con diez galardones se convierte en la tercera película española con más Goyas de la historia del cine español, solo superada por Mar Adentro y ¡Ay, Carmela¡. ¿Es justo? Entre las películas nominadas desde luego que si. Blancanieves es un film original, correcto en sus formas, que consigue emocionar a través de un minimalismo sorprendente, audaz e inteligente. Sin duda, entre las nominadas es la única que consigue aportar algo nuevo al cine español.