Juan Carlos Jara. Hace pocas fechas, Huelva Buenas Noticias se hacía eco del trabajo realizado por Gustavo Castillo Rey reuniendo, en lo que él denomina Palabrario de Huelva, expresiones propias del habla onubense que con el paso del tiempo van quedando en desuso. El historiador, ferviente enamorado de nuestra tierra y a la vez reconocido artista, ha sabido darse cuenta del peligro de desaparición que pesa sobre otra de nuestras señas de identidad, nuestra forma de expresarnos, y ha querido hacer un esfuerzo para intentar que perdure y permanezca para el conocimiento de la presente y de futuras generaciones.
La cultura local y el ‘onubensismo’ también se ponen en auge con cuestiones como ésta y aunque no se trata de fomentar incorrecciones, pues la falta de cultura no debe confundirse nunca con cultura autóctona, no estaría mal que nuestras autoridades locales, empezando por un alcalde, muy amante de estas cosas, hicieran algo por mantener esta parte importante de nuestras raíces intentando conservar algunos de esos vocablos que no derivan, ni mucho menos, de una incorrección lingüística.
El progreso, en forma de medios de comunicación que traspasan fronteras y tienden a crear un lenguaje universal, está borrando de nuestra boca palabras que los jóvenes, en muchos casos, ni siquiera han llegado a escuchar. Si para la Real Academia Española existen palabras como búcaro, calentito, pandorga o cosqui –todas ellas incluyendo la acepción que los onubenses conocemos-, por qué no aprovechar unas fiestas de San Sebastián y nominar oficialmente y rotular nuestra estación de autobuses de la calle Doctor Rubio como Estación de Camionetas o dedicar una calle al ciquitraque –también reconocido por los académicos- o a algo tan nuestro como la manguara y el gañafote, explicando en el rótulo el porqué de ese nombre.
¿O acaso desconocemos que la Real Academia recoge que un chocho -entre otras cosas, claro- es un altramuz y que podemos llamar camioneta a un autobús? ¿Por qué no resaltar entonces nuestro vocabulario más autóctono y sentirnos orgullosos –sí, orgullosos- de nuestra cultura popular? Yo, mientras tanto y por si solo el bueno de Gustavo Castillo se preocupa por ello, trataré de enseñarle a mi hija cómo se juega a chicharito la jaba.
4 comentarios en «Chicharito la jaba»
Juan Carlos me ha gustado mucho tu artículo me ha llevado a mi niñez donde todos hablabamos el mismo lenguaje….el de la felicidad.
Gracias por recordarme tantas palabras que casi no uso y por refrescarme las viviencias que he disfrutado como la canoa de Punta Umbria….jajaja.
Felicidades.
Eso es lo que no me gusta, Rocío, que éstas sean palabras de nuestra niñez y no de nuestro vocabulario actual aunque muchas de ellas sean, incluso, reconocidas por la Real Academia.
Yo pienso que este vocabulario nuestro es muy bonito, y deberia aplicarse mas,sobre todo la juventud.
Pero eso, Mateo, creo que no es posible sin la implicación de los poderes públicos, que también deberían, y en eso es en lo que insisto en mi artículo, tomar cartas en el asunto para no perder algo tan nuestro y que nos ha acompañado desde siempre en nuestras vidas.