Elisabeth Méndez. Joven cariñosa y dinámica, además de muy divertida, Pasión Correa Pérez es una auténtica productora de ideas a la que le encanta conocer nuevas experiencias, motivo que le llevó en enero de 2013 a Krško, un pueblo de Eslovenia en el que, además de perfeccionar su inglés, esta onubense se encuentra realizando diversas labores de voluntariado europeo gracias a una beca de la Asociación onubense Aljaraque en Acción.
Natural de Gibraleón, localidad en la que confiesa haber vivido los mejores momentos de su vida, su etapa de formación como periodista en la Facultad de Comunicación de la Universidad de Sevilla le permitió desarrollar una actitud más crítica con la sociedad, apasionarse a los viajes y conocer ciudades y gente nueva, además de ir adquiriendo las ideas que actualmente se encuentra poniendo en práctica en este país soberano de Europa Central. Allí está trabajando en la realización de reportajes y documentales culturales para una revista electrónica, además de estar impartiendo talleres audiovisuales para jóvenes y organizando un festival de cine, entre otras muchas cosas.
“Ánimo a todos los onubenses a realizar este voluntariado europeo, pues volverán luego a su tierra siendo mejores personas y cargados de ilusiones, con ganas de mejorar su entorno más cercano”, manifiesta la joven.
Sus amigos son su mayor tesoro, las playas onubenses su paisaje preferido durante todo el año, el deporte y la música sus mayores aficiones, y la energía positiva la característica que más resalta de su personalidad. Así es Pasión Correa, quien nos abre las puertas del piso que comparte en Eslovenia con voluntarias de diferentes países para hablarnos sobre su estancia en el extranjero y sus recuerdos de Huelva, tierra a la que volverá el próximo mes de enero.
– ¿Cómo surgió la idea de solicitar la plaza de Voluntariado Europeo?
– Cuando estuve trabajando de prácticas en un periódico de Huelva como redactora, cubrí una noticia sobre 3 jóvenes de Aljaraque que habían solicitado el Servicio de Voluntariado Europeo. Me pareció muy interesante y a la vez desconocido, puesto que nunca había escuchado hablar sobre este programa de movilidad juvenil. Al cubrir la noticia, descubrí que la organización Aljaraque en Acción fue quien ayudó a estos tres jóvenes a conseguir el voluntariado europeo. Yo aún no había acabado mi carrera, pero desde el día en que escribí la noticia supe que yo quería hacer lo mismo nada más acabar mis estudios. Y así fue, una vez me licencié en Periodismo me fui a visitar Aljaraque en Acción, donde su representante, Juan Portela, me ayudó a conseguir esta beca.
– ¿Dónde estás ejerciéndola?
– Me encuentro en Eslovenia, concretamente en un pueblo llamado Krško, ubicado en la frontera con Croacia y conocido por albergar la única planta de energía nuclear de todo el país.
– ¿Y por qué en ese país?
– Yo intenté conseguir el voluntariado en diferentes ciudades de la Unión Europea. Finalmente me lo concedieron en Eslovenia. Envié la solicitud a este país porque, ante todo, me gustaba el proyecto que me proponían desempeñar y porque los países de la ex-Yugoslavia son muy desconocidos para muchas personas que, con frecuencia, sitúan a Eslovenia en el norte de Europa o suelen confundirla con Eslovaquia. Creo que todos los países que pertenecieron a Yugoslavia son considerados como ‘países de segunda’. En España, tenemos una visión demasiada homogénea sobre los países balcánicos considerándolos distintas partes de un todo, cuando entre ellos existen muchas diferencias. Por el gran desconocimiento que existe sobre Eslovenia, tomé la decisión de realizar este voluntariado aquí.
– ¿Qué es lo que estás haciendo actualmente?
– Mi trabajo consiste en realizar dos vídeos al mes para una revista electrónica de mi organización, Luksuz Produkcija. Los vídeos suelen ser reportajes o documentales sobre temas socioculturales con un especial énfasis en la población juvenil de Eslovenia. También podemos hacer algo de ficción o más experimental.
Además, ayudamos y organizamos dos talleres audiovisuales al año y un festival de cine. En estos talleres los jóvenes vienen a nuestra oficina y les enseñamos cómo grabar, crear una historia de ficción y cómo editar en los ordenadores el material audiovisual. En el festival de cine de Luksuz Produkcija, recibimos vídeos realizados por jóvenes de diferentes países, los seleccionamos y luego proyectamos estos vídeos durante 2 días. Un jurado decide quién es el ganador del festival.
Y otra tarea que tenemos que hacer durante la estancia de voluntariado es enviar vídeos realizados por voluntarios europeos y por jóvenes eslovenos a diferentes festivales de cine nacionales e internacionales.
– Háblame de tu residencia.
– Vivo en un piso con tres voluntarias europeas más, una es de España, otra de Portugal y otra de Bielorrusia. Todas trabajamos para la misma organización, llamada Luksuz Produkcija. Además, hay cinco voluntarias más de diferentes países.
– ¿Y cómo es Eslovenia?
– Eslovenia es el país perfecto para personas que aman el deporte. Tiene un entorno natural envidiable: es un país con un intenso color verde, salpicado de ríos, cascadas, colinas y montañas, grutas y senderos. Siempre encontrarás a muchas personas haciendo ciclismo, senderismo, rafting, triathlon, escalada, usando el kayak o la canoa, etc. Además del deporte, a sus habitantes les gusta el buen vino -pues Eslovenia es país de viñedos-, la cocina e ir de pesca.
El clima de Eslovenia es lo más duro para un alguien que viene del sur de España, donde hace más calor y hay más horas de luz. Aquí las temperaturas en invierno pueden alcanzar los -10 grados de mínima y en verano se alcanza los 25 o 30 grados como mucho, con una gran diferencia de temperaturas entre el día y la noche. Esto hace que las personas aquí suelan hacer más vida dentro de casa que en la calle, algo muy diferente a lo que estamos acostumbrados en Huelva.
Además, Eslovenia es muy rural, es un país poco poblado y pequeño. La capital, Liubliana, no es una gran capital como puedan ser Barcelona o Madrid, solo tiene unos 220.000 habitantes.
– ¿Cuáles son las diferencias más evidentes que has encontrado entre la ciudad en la que resides actualmente y Huelva?
– El clima, la forma de vivir, el carácter de las personas y el nivel de organización. Aquí en Eslovenia hay menos horas de luz, pues en invierno empieza a oscurecer a las 16:00, y son además inviernos muy largos. Confieso que nunca había visto nevar hasta que llegué a Eslovenia el pasado mes de Enero. Además, como he comentado, se hace más vida en casa que en la calle y los eslovenos, aunque me han brindado su ayuda siempre que lo he necesitado, son más ‘fríos’ y mantienen más el espacio en las relaciones comunicativas.
Ahora bien, lo que más me gusta de Eslovenia, y creo que Huelva tiene carencias en ese sentido, es que existen muchísimas organizaciones juveniles, sin ánimo de lucro, que se dedican a temas culturales y sociales. Tienen sus propios espacios, donde realizan talleres o conferencias para el público.
– Pasión, ¿Y cómo describirías tu experiencia allí?
– Enriquecedora y positiva en todos los sentidos, pues creces como persona y tus habilidades sociales se amplían. Se abre tu mente a nuevas ideas y perspectivas, mejoras en un campo del conocimiento específico, en mi caso la grabación y edición de vídeo, conoces otra realidad cultural y social y aprendes que hay más vida y oportunidades más allá de tu pueblo o ciudad.
Es una experiencia, en definitiva, que recomiendo al cien por cien a todos aquellos que tengan ganas de trabajar en un proyecto concreto y hacer algo útil para sociedad y para ellos mismo. Si realizan este voluntariado europeo, volverán luego a su país natal siendo mejores personas y cargados de ilusiones, con ganas de mejorar su entorno más cercano.
– ¿Y no extrañas tu tierra, Huelva?
– Claro que sí, extraño mi provincia, Huelva, y mi pueblo, Gibraleón. De Huelva echo de menos mi playa de La Antilla, el sol, las horas de luz, el carácter de las personas, ir a la sierra, las gambas blancas y el pescado de nuestra costa en general. De Gibraleón echo de menos salir a comer al campo, coger la bicicleta y, especialmente, salir con mis amigos de siempre y reunirme con mi familia. Mi mente está en Eslovenia pero mi corazón se quedó en Huelva. Donde yo quiero vivir y trabajar es en mi tierra, pero sé que ahora atravesamos por una crisis económica donde los jóvenes como yo no tenemos muchas posibilidades.
-¿Qué te dice tu familia y amigos sobre tu estancia lejos de ellos?
– Mi abuela siempre me dice: “¡Vuelve pronto! ¡Te has ido muy lejos! ¡Cuando vengas vamos a ir a almorzar a Cartaya!’’. Mis padres me dicen que aprenda mucho y aproveche el tiempo aquí. Mis amigos se alegran de que haya podido venir a Eslovenia a hacer algo interesante, pero también me dicen que tienen ganas de verme y de salir de fiesta conmigo.
– Y una vez que termines el voluntariado y regreses a España, ¿Cuáles son tus planes?
– Cuando acabe mi voluntariado regresaré a mi pueblo y lo primero que haré será presentarme al examen del nivel B1 de inglés, pues llevo 11 meses hablando inglés en Eslovenia y me encuentro preparada. Luego intentaré buscar trabajo en España, y si no consigo nada cogeré un vuelo con destino a cualquier otra ciudad europea que me ofrezca posibilidades para trabajar. Una de mis prioridades es seguir aprendiendo inglés. Me gustaría trabajar en algún medio de comunicación realizando vídeos, reportajes, documentales o noticias.
– Y por último, un mensaje para los onubenses.
– Mi mensaje para los onubenses es que nunca dejen de soñar y de luchar por lo que ellos realmente quieren. Si el trabajo no está en sus ciudades, tienen que salir fuera a buscarlo, sin miedo.
Les digo también que hay que intentar hacer de este mundo, un mundo mejor. Hay que ser más críticos y movilizarse ante todas las injusticias que están ocurriendo en nuestro país. Que no pierdan las esperanzas ni las ilusiones porque aun quedan muchas cosas por hacer y muchas cosas que mejorar. La posibilidad para realizar un cambio está en nosotros, los jóvenes.
Muchas gracias Pasión, por compartir tu experiencia con nosotros.