J.A. de Mora. Un entusiasta equipo trabaja en la actualidad preparando la muestra «La Joya, vida y eternidad en Tarteso«. Una exposición que tendrá acogida en el Museo Provincial de Huelva y que cuenta con el patrocinio de la Fundación Atlantic Copper.
Apuesta decidida por la divulgación del patrimonio arqueológico de Huelva y la puesta en valor de la protohistoria onubense. Tomando como base ese tesoro que supone el conjunto de restos encontrados en la necrópolis del cabezo de la Joya de Huelva, de la civilización de Tarteso. La propuesta, que se espera cargada de sorprendentes elementos que permitan trasladarnos en el tiempo tres mil años atrás, se produce meses después del éxito de la exposición ‘Ídolos‘, también respaldada por la Fundación Atlántic Copper y en la que la Delegación de Cultura de la Junta de Andalucía en Huelva puso todo su esfuerzo e interés.
Los comisarios de la nueva exposición son la arqueóloga onubense Clara Toscano Pérez y el investigador extremeño Javier Jiménez Ávila. Su inauguración está prevista para marzo de 2025.
La Joya es reconocida como uno de los yacimientos más destacados y significativos de la península ibérica. Evidencia un proceso de mestizaje entre la cultura indígena tartésica y la influencia aportada posteriormente por los fenicios.
La necrópolis tartesia volvió a ver la luz en 1945, con el hallazgo fortuito de una tumba de incineración, conocida desde entonces como la tumba n.º 1. Este descubrimiento se produjo tras el desmoronamiento de un talud. Al accidente impulsó a los arqueólogos a iniciar excavaciones en los diferentes cabezos de la ciudad de Huelva a partir de 1960. Estas investigaciones, lideradas por Juan Pedro Garrido Roig y su mujer, Elena María Orta García, se enfocaron en las áreas amenazadas por la expansión urbana. En el cabezo de La Joya, ubicado en el sector más antiguo de la ciudad y a unos 500 metros del Cabezo de la Esperanza, se descubrió una necrópolis fechada entre los siglos VII y VI a. C. Sin embargo, los trabajos sistemáticos comenzaron en diciembre de 1966.
El cabezo, elevado 56 metros sobre el nivel del mar, presenta en su parte superior una capa de cuarcitas cuaternarias impregnadas de óxido de hierro, la cual fue retirada para extraer grava. Fue en estas capas donde se hallaron las sepulturas. Se piensa que solo se conserva un pequeño sector de la necrópolis, que en su origen debió ser mucho más extensa.
En total, se excavaron 19 tumbas en La Joya, destacando especialmente la tumba n.º 17 por su notable riqueza. En ella se encontraron los elementos de un carro completo, que también para las fechas de la inauguración de la exposición estará reconstruido. Posteriormente se han encontrado más tumbas. En general muestran una predominancia de prácticas de incineración sobre inhumaciones. Y contienen abundantes ajuares funerarios elaborados con materiales valiosos como bronce, plata, oro, marfil, alabastro e incluso huevos de avestruz. Estos hallazgos sugieren que las tumbas pertenecían a una élite aristocrática de la época.
La Joya, Huelva, Tarteso.
