RFB. Aplicar calificativos a Antonio López Olivares que desgranen ese gran todo suyo que es ser buena gente sería una tarea muy extensa. Amable, generoso, discreto, servicial, educado, cariñoso,… Nos encontramos con el palermo -muy amante de su pueblo y orgulloso como tal- a la vera de la bella y añeja Parroquia de San Jorge. No es hombre Antonio al que le guste la notoriedad pero, en esta dinámica de los premios Buena Gente de reconocer publicamente modelos de persona, le corresponde ocupar un puesto de relevancia, dada la contrastada buena condición que todo el que lo conoce confirma sin reservas y desde siempre. Es uno de los justamente nominados.
Nos recreamos en principio con las panorámicas desde la zona en la que estamos, donde se observa Huelva en toda su extensión. Se manifiesta enamorado de su pueblo, «he crecido al lado de esta historia, superorgulloso de pertenecer a él. Un pueblo muy familiar donde todo el mundo se conoce y se vive muy bien. Disfrutamos de muchísimos servicios, donde hay muchas oportunidades y beneficios gracias a nuestro ayuntamiento«.
Tuvo el privilegio Antonio, por tanto, de nacer en Palos de la Frontera, siendo el mayor de tres hermanos, él, Diego y Victoria. Ha creado con su mujer, Milagros, una maravillosa familia formada por seis hijos y seis nietos.
Su mundo desde bien pequeño ha estado relacionado con llevar a personas de un lugar a otro. En su casa tenían una empresa de taxis, heredera de la actividad de su abuelo Antonio, quien con una diligencia transportaba a la gente al Muelle de la Reina, en La Rábida, para cruzar a Huelva en los transbordadores de los Bocanegra, o para trabajar en el ‘Galeón’, la fábrica de Conservas Tejero en Torre Arenillas.
Esa infancia, aún con sus momentos dificiles, ha dejado en Antonio la memora de escenarios de felicidad. «Al principio vivíamos con mis abuelos paternos. Más tarde nos fuimos a una nueva casa que estaba prácticamente a las afueras del pueblo, rodeada de campos, árboles frutales y naturaleza, de forma que me llevaba todo el día jugando por esos sitios«.
Entre las imágenes más entrañables de esa niñez se encuentran las de «los días que pasaba en ‘El Galeón’ (La Rábida), un paraíso natural que tenía Huelva. Recuerdo los juegos con mis primos, por los gallineros de las casas del Galeón. Cogiendo cangrejos o bañándonos en el Estero Domingo Rubio a la vista del Monasterio, con esa coca-cola y ese bocadillo que me preparaba mi tía Mercedes en la cantina. Sobre todo me entusiasmaba ver llegar al pequeño muelle de la fábrica los barcos cargados a rebosar de caballas. Mantengo las imágenes de los cocederos de caballa y de las mujeres preparando las conservas«.
Se expresa con serenidad, y su tono de voz infunde mucha confianza. La sensación que produce escucharlo en persona es cálida, de humildad, de humanidad, muy natural. Hay momentos en los que se emociona, tiene que parar el habla mientras se le saltan las lágrimas, entreabriendo a la vista ajena sentimientos de corazón grande.
Hizo la EGB en el colegio Hermanos Pinzón, comenzó BUP con buenos recuerdos en los Salesianos de Utrera. Pero dejó los estudios y se fue a trabajar a Mallorca, «con mi tío Tomás, que tenía un negocio de ski acuático y paracaidas, y con mi abuelo Diego, que era patrón de barcos que paseaban a turistas por la costa. Fue un tiempo muy importante para mí porque pude disfrutar de mis abuelos Diego y Montemayor, y del resto de la familia. De mis tíos, tía Pepi, tía Monte, tío Tomás, y de mis primos. Antes, por la distancia, no había podido tener esa cercanía«.
Después de esa etapa Antonio López Olivares volvió a Palos para ayudar a su madre con el taxi. Ella, Mercedes, es la primera mujer que ha trabajado como taxista en Huelva y Andalucía. Y ese fue el desenlace profesional definitivo para nuestro protagonista. «Me he dedicado normalmante a trabajar con las fábricas en el Polo Químico de Palos, principalmente en Cepsa Refinería de La Rábida, en la Unia y en la Universidad de Huelva«.
«Me gusta mi profesión -añade-. La he disfrutado siempre, la disfruto y espero seguir haciéndolo hasta que me jubile. En tantísimos años me ha permitido conocer a personas muy importantes en el ámbito académico, investigador, político, médico y cultural, a nivel nacional e internacional. Incluso con alguno de ellos se ha creado un vínculo especial y cercano«.
Actualmente desarrolla su actividad con la dirección del Parque Energético de La Rábida (Cepsa). Este enclave industrial ha sido muy importante para su familia, dado que desde se empezó la construcción de la Refinería, en el año 1964 (año precisamente en el que nació Antonio), trabajan con ellos. «Por eso forma parte no solo de mi trabajo, si no de mi vida«.
Cuando le preguntamos por las personas clave en su vida nos dice que «a los ojos de la Fe, pienso que Dios pone personas en la vida de los hombres que en momentos concretos son fundamentales. En mi vida ha sido importante mi madre. Una mujer fuerte, luchadora, valiente emprendedora que, siendo taxista (cuando no había otra mujer que lo fuese, hace cincuenta años) sacó a su familia adelante«.
«Y otra persona importante -prosigue-, que fue clave para mi, ha sido mi mujer. A través de ella me llevó a la Fe y a conocer a la Iglesia a través del Camino Neocatecumenal.
Tenemos una familia grande y numerosa gracias a Dios. Por eso digo que mi vida es muy normal y sencilla, porque toda mi vida ha girado en torno a mi familia. El ser padre de seis hijos me ha privado de muchas cosas que parecen importantes y que no lo son. A cambio, me ha dado cosas mucho más enriquecedoras, nuestros hijos y ahora nuestros nietos«.
A Antonio, lo que resalta, las cosas sencillas y cotidianas son las que le hacen ser feliz. «He experimentado que la felicidad no la da el dinero, ni que te consideren, ni tener un mejor puesto ni nada por el estilo. Piendo que la felicidad te la da Dios, pudiendo vivir los acontecimientos de cada día contentos y con la alegría que Dios te concede«.
Nuestro amigo taxista procura hacer cada día bien su trabajo, «hacer -afirma-el bien que Dios me permite a los que tengo cerca. Todo esto es porque no concibo mi vida sin la Fe. Una Fe que conocí gracias a Milagros, que me llevó a vivir la Fe y a conocer a Jesucristo en el Camino Neocatecumenal, donde camino en la 1ª Comunidad de Palos, en la Parroquia de San Jorge«.
Lleva 40 años en ese camino, y considera que «si hay algo bueno en mi es porque Dios me lo permite, porque yo me considero un pobre hombre, pecador, que me encontré con un hombre que es Jesucristo que me ha amado como soy«.
A la pregunta por lo que entiende por buena gente, responde que «pienso que el fondo del corazón del hombre solo lo conoce Dios. Es verdad que hay personas anónimas que dan su vida por los demás sin esperar nada a cambio. Si a eso se le puede llamar ‘buena gente’, esas personas serían para mi buenas gentes.
Por eso yo no me creo merecedor de esta mención. Si los que me rodean ven en mi aptitudes merecedoras de esta nominación, es para gloria de Dios«.
Si tuviera poder para cambiar las cosas en la sociedad, Antonio López le daría a una tecla para cambiar el corazón del hombre. De esta forma «cambiaríamos la sociedad completamente. Porque de dentro del corazón del hombre salen todas las maldades, egoismos, violencias, robos, etc. Por experiencia eso solo lo puede hacer Jesucristo«.
Su pueblo está claro que le encanta, pero extiende su pasión por la provincia en su conjunto. «La provincia de Huelva es una maravilla. Sus gentes, la Sierra, El Andévalo, la Costa con sus playas, su gastronomía, el clima envidiable que tenemos.
Pienso que somos unos privilegiados. Pero yo siempre he dicho y pensado que el hecho histórico del Descubrimiento de América, que cambió la Humanidad, no lo hemos potenciado lo suficiente. A mi esto me ha dado mucha pena. Y otra cosa a cambiar, a mejorar, serían las comunicaciones. El Ave y la tercera vía a Sevilla, principalmente«.
Cuando dejamos la charla y nos despedimos Antonio insiste, con humildad sincera y una sonrisa franca, ¡que yo no soy buena gente!
Pues si no lo es bien que lo parece.
Enhorabuena, Antonio.
Fotos: Edith-HBN.
Antonio López Olivares, taxista, Palos de la Frontera.
1 comentario en «Antonio López Olivares, la inmensa grandeza de la humildad»
Felicito a Antonio y a quien a tomado está decisión.
A mí me dejó su un piso sin cobrar nada dos veranos en un tiempo que no podíamos salir de vacaciones. Por crisis económica. No me conocía y solo tenía referencias mía por un amigo en común