Down empieza por D, como la dulzura de Elena Fernández Pineda

La presidenta de AVADI está nominada para los premios Buena Gente de Huelva en su VI Edición

Elena Fernández Pineda 30

RFB. No sabemos si ella va a estar muy de acuerdo con esta percepción, pero Elena Fernández Pineda nos transmitió serenidad. Una mujer con la fuerza y energía para impulsar una asociación que era necesaria en Huelva, como en cualquier lugar. Algo que hizo creando AONES a finales de los ochenta, abriendo expectativas para que los Sindrome de Down de nuestra provincia no se relegasen a tener una vida limitada en sus casas y los centros que atendiesen a estas personas con tal discapacidad. El objetivo era la integración, el llevar a la práctica la idea de que los Down no tenían por qué renunciar a ocupar posiciones comunes en la sociedad, en escuelas, en el ámbito laboral, en el ocio.

Elena Fernández Pineda 1Su motivación inicial partía de que había tenido y tiene una hija con esa singularidad. Y el colectivo que preside Elena ha conseguido muchas cosas, lo que es notorio en esta ciudad y provincia. Ella, más allá de esta benefactora actividad, tiene un perfil también característico: es buena gente. Pero lo es hasta el punto de ser nominada a los premios que sitúan esta condición en lo más importante que se puede ser, y así se proclama nuevamente en esta VI edición de la iniciativa.

Elena Fernández Pineda es natural de Olivares aunque, como muchos nacidos fuera y afincados aquí, es más de Huelva que el choco. Ello no resta un ápice al vínculo que sigue manteniendo con la gente de su niñez. «La calle donde vivíamos -nos cuenta- era muy alegre, con muchos niños y niñas en la calle y con vecinas muy bien avenidas que eran como familia. Las puertas estaban siempre abiertas. Mi relación con mis vecinas sigue como si la distancia y el tiempo no hubiera pasado. Seguimos viéndonos, y hablamos con mucha frecuencia y es patente el cariño que existe entre nosotras. Las amigas que tenía de pequeña eran las de mi calle y las del colegio y sigo viéndome con ellas«.

Elena Fernández Pineda 2La nominada a los premios Buena Gente de Huelva es maestra. La huella paternal pudo ser determinante en ese desarrollo profesional que la ha hecho tan feliz. «Soy maestra por la gracia de mi padre que siempre supo como orientarme en mis estudios. Además de padre era mi profesor en la academia que tenía, hasta que acabé segundo de bachillerato. Después pasé al instituto, pero nunca dejó de ser mi ayuda hasta que acabé la carrera e incluso en la preparación de las oposiciones que por cierto, aprobé la primera vez que me presenté.
De no haber sido maestra, a lo mejor hubiera hecho Bellas Artes, pero me alegro de que no fuera así porque he disfrutado muchísimo con mi profesión la que he tenido la suerte de llevar a cabo siempre en Huelva capital, salvo un trimestre que estuve en Cartaya«.



Su padre era el maestro del pueblo en el que nació. Conformó junto a la madre de Elena Fernández una familia con cuadro hijos (2+2). Ella era la más pequeña. Su vida en ese colegio de Olivares la recuerda con mucho cariño. «Mi primera maestra era compañera de mi padre y vecina nuestra. Estas circunstancias hicieron que empezase a ir a la escuela antes de lo que se solía hacer en aquella época. Es decir que yo me he llevado toda la vida en colegios porque, incluso cuando no me correspondía, me iba con mi padre, cosa que me encantaba estar en el patio jugando mientras que él daba clases particulares porque creó una academia y salía tardísimo«.

Al principio hablábamos de la serenidad que transmite Elena Fernández Pineda. Serenidad y dulzura, algo que se conecta con esa primera imagen que recuerda de niña, en verano, con su madre sentada en una silla, meciéndola y durmiéndola.

Elena Fernández Pineda 3Al preguntarle por los valores recibidos nos dice que «Mi padre ha sido siempre y sigue siendo mi referente. Me transmitió la entrega a su familia, el cumplimiento del deber a través del trabajo, el respeto hacia los demás, el saber estar, su disposición para ayudar a quien lo necesitaba y su agrado con todo el mundo.
Mi madre, por otro lado, siempre pendiente de nosotros de forma exagerada, cuidándonos y siempre atenta a lo que necesitábamos«.

Cuando empezó a trabajar Elena en Huelva conoció a un grupo de personas con las que hizo mucha amistad. «Me abrieron un mundo desconocido para mí hasta entonces. Fue una época que me marcó mucho y en la que me sentía muy feliz y realizada. Me sirvió para conocer aspectos de la vida necesarios. Más tarde, recién nacida mi hija, con el Síndrome de Down, y gracias a un Congreso para padres que se celebró en la Universidad de Sevilla, conocí a familias con hijos e hijas Síndrome de Down y con otras discapacidades. También conocí profesores, como López Melero de Málaga, que me marcaron muchísimo porque, hasta entonces yo tenía claro lo que quería para mí hija, pero no sabía cómo hacerlo y ellos me abrieron los ojos y me indicaron qué camino debía seguir«.

Ese congreso fue clave para Elena Fernández Pineda, «vine de ese Congreso tan llena que, aunque mi hija aún no estaba en edad escolar, lo que yo veía entonces no me gustaba nada, así que me dediqué a observar quiénes eran las madres de los niños y niñas del colegio con alguna discapacidad y las reuní y les hablé de lo que había visto en Sevilla y que me había dado cuenta de que para conseguir que nuestros hijos e hijas con discapacidad, tuvieran lo mismo que nuestros otros hijos, era necesario unirnos y crear una Asociación y así empezó todo. Cuando iba a dar estimulación a mí hija, les hablaba a las madres que había allí de la necesidad de la Asociación y la gente respondía y lo entendía«.

Elena Fernández Pineda 4Elena, incansable, se reunía todas las semanas con los padres de Sevilla, y la información de la daba a los de Huelva. «Y fue algo increíble -resalta-porque sin dinero, sin ningún medio, pero nació AONES, la primera asociación, con una filosofía distinta de lo que aquí en Huelva existía. Creamos una familia. Fueron años de mucho trabajo, de mucho ir y venir. Pero aprendimos que nuestros hijos e hijas eran ciudadanos de pleno derecho y que podían ocupar cualquier lugar en la sociedad. Empezamos por los colegios.

Mis visitas a la Delegación de Educación eran constantes. Allí me conocía ya todo el mundo. También implicamos a profesores de la Universidad de Huelva. Hicimos Congresos a los que traíamos gente que nos formaran. No sólo a los padres, sino a todas los profesionales que estuvieran relacionados con nuestros hijos e hijas, maestros, ATS, Trabajadores Sociales, Educadores, etc. Fueron unos años muy prolíferos y en los que surgió otra forma de ver la discapacidad».

Elena Fernández Pineda 36Muchos años después, todos esos padres y madres que crearon AONES vieron conveniente fundar otra asociación con usuarios mayores de 16 años «…porque injusticia de la vida, los padres y madres de los pequeños tal vez pensaban que sus hijos no crecerían y que los mayores eran menos importantes. Y así nació AVADI, Asociación Síndrome de Down, Vida Adulta«.

Elena se emociona con facilidad. Lo hace pensando en estas cosas que le preguntamos, sobre sus padres, al revivir su niñez, su calle, su entorno. Se emociona también con los animales, sobre todo los perros. Y en el cine con algunas películas. «Vamos, que soy una tonta llorona«.

Elena Fernández Pineda 39Ser buena gente es para ella «procurar el bien de los que te rodean y disfrutar de ello. Aunque, a veces como humanos que somos, lo hagas sin siquiera ser consciente. He tenido la suerte -añade- de conocer a mucha gente buena, entregadas a cambio de nada, por el simple hecho de que eso la hacía feliz. Y si, te podría dar nombres y lo que hacen.

Entre sus aficiones está el viajar, «aunque no lo hago todo lo que me gustaría. Me gusta mucho el cine, leer, andar me relaja mucho, escuchar música y sobre todo una buena conversación«.

Elena Fernández Pineda 31Le damos la varita mágica y nos dice que «Si pudiera cambiar algo por arte de magia, quitaría la ambición maliciosa, la envidia, el afán de ser y figurar más que nadie, el egoísmo y sobre todo las guerras.

Para mí Huelva es la ciudad perfecta para vivir y a la provincia no le falta nada. Sus playas, las mejores del mundo, su sierra maravillosa, especialmente en otoño. Creo que mucha gente no sabe apreciar lo que tenemos. La tranquilidad que aquí se respira no la hay en otros sitios. Para qué queremos turismo si en otros sitios se quejan precisamente de eso.

Yo no le añadiría ni aeropuerto, ni AVE, pero quitaría las fábricas, porque aunque la contaminación ha mejorado, pero todavía deja mucho que desear. También cambiaría ese afán de una parte de la población, de echar la culpa de nuestros males a los de fuera, cuando lo que tenemos que hacer es mirar para adentro y ver en qué medida podemos cambiar lo que no nos gusta pero siempre dándonos cuenta de lo bueno que tenemos«.

Finalizamos la entrevista preguntándole por sus ilusiones personales. «Son que mi familia -responde- goce de mucha salud, que a mis hijos no les falte el trabajo y que sean siempre muy felices con lo que tengan y que Dios me dé fuerzas para ayudarles a conseguirlo«.

 

Enhorabuena, Elena.

 

Fotos: Lucía Espinosa.

Elena Fernández Pineda, AONES, AVADI.

 

 

 


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