RFB. Gloria es de esas pocas personas a las que no te imaginas enfadadas, ni con un mal gesto, ni con una mala palabra. Lo suyo es regalar amabilidad y sonrisas, como generoso envoltorio de algo más profundo, que es su disposición a ayudar a los demás. Con acertado criterio alguien propuso a Gloria Puy Fernández, y con acertado juicio el jurado la nominó, a los Premios Buena Gente de Huelva, en esta edición.
No acaba de sentirse cómoda en el foco, aunque por sus responsabilidades en la Asociación Española Contra el Cáncer está obligada de alguna forma a verse en la foto, en el periódico. Son gestiones de captación de fondos y relaciones públicas, inevitables, que hay que hacer para que la benefactora actividad de la corporación salga adelante. A ella, labor solidaria aparte, lo que le gusta sobre todo es dar clases en la Universidad de Huelva, de donde es profesora.
En este sentido resalta que «en el plano profesional me siento muy afortunada por pertenecer a la plantilla docente de la Universidad de Huelva. He tenido la fortuna de verla nacer y crecer consciente del papel esencial que ha jugado en el cambio socio-cultural de esta provincia. Volviendo la vista atrás, creo que si volviera nacer y tuviese que volver a elegir una profesión, sin duda, me inclinaría por la docencia«.
No nació en Huelva, y mantiene aún cierto acento foráneo. Pero en cuanto hablas un rato con ella te das cuenta que es más de aquí que muchos naturales. Su ocupación por lo nuestro, que es lo suyo, y lo que le apasiona esta tierra se trasluce en cualquier tema que puedas sacarle. «De Huelva me gusta todo: el clima, el paisaje tan variado, la comida y sobre todo su gente. Una pena que tengamos tantas dificultades para viajar los que vivimos aquí. Las comunicaciones son pésimas, empezando por el tren. Huelva insula«.
Ni estudió ni nació en Huelva pero, como aclara, «la mayor parte de mi vida ha transcurrido aquí. Soy la mayor de cuatro hermanos, tres chicas y un chico, y a todos nos dieron mis padres la misma educación y las mismas oportunidades. En casa se daba gran importancia a la educación, al trabajo y al esfuerzo. También a la familia y al cuidado de los mayores, mis abuelos, con quienes teníamos una relación muy estrecha y cercana«.
Hablamos con Gloria y tenemos también la sensación de que su marido, Miguel, sigue aquí con nosotros, que está muy presente en ella. A nuestra pregunta, acorde con esa impresión, nos responde que «la persona que más me ha influido en mi vida ha sido Miguel, mi marido. Una persona extraordinariamente buena e inteligente que disfrutaba compartiendo los buenos momentos con su familia y amigos. Para él lo importante eran siempre las personas, a las que siempre trataba de ayudar y encontrar una solución a sus problemas. Era muy servicial y generoso, nunca sabía decir que no«.
Y esa amabilidad singular, esa palabra cariñosa, y una sonrisa generosa y franca eran constantes con las que así mismo obsequiaba Miguel Ferré a quien tuviese contacto con él, algo que no podemos olvidar.
Los mejores recuerdos de la infancia de Gloria Puy están ligados a las vacaciones en el pueblo donde vivían sus abuelos. «Allí éramos libres, podíamos movernos sin apenas restricciones y salir con amigos que hemos conservado pese a la distancia y el paso de los años. La familia siempre ha sido esencial en mi vida. Padres, hijos, hermanos y cuñados siempre están ahí en los momentos buenos y malos que depara la vida, sin olvidar a los nietos que son motivo constante de alegría y orgullo«.
Puy se reconoce creyente e intenta ser fiel a los principios de la religión católica y a sus valores, «que marcan mi forma de vida. Valoro mucho la amistad y estoy orgullosa de tener muchos buenos amigos que he conocido en distintos momentos de mi vida, que siempre me han ayudado y apoyado«.
En cuanto a aficiones, a Gloria le gusta viajar, el cine y la lectura. También la ópera, quedar con amigos y «estar medianamente al día en TICs (tecnologías de la información y comunicación)«.
Le preguntamos a Gloria Puy en relación al concepto de buena gente y nos responde que «la designación para este premio fue una auténtica sorpresa para mi. Se lo agradezco mucho a los que me propusieron, pues está claro que me consideran buena persona. Sin embargo he de confesar que a lo largo de mi vida he tenido la suerte de conocer a muchas buenas personas, la mayoría de ellas anónimas. Puntualmente, desde que colaboro con la Asociación española contra el cáncer he conocido a personas increíbles que se ofrecen como voluntarias ayudar a los demás y otras, familiares de pacientes, que se olvidan de ellas mismas y se entregan al cuidado de quienes tanto necesitan«.
«También -añade- admiro enormemente a los misioneros, pues he tenido la suerte de conocer a algunos de ellos. Ellos sí que son auténticos héroes que abandonan todo y en condiciones extremas se entregan a los más pobres y necesitados dándoles educación, alimentos y esperanza. Sin duda, no buenas sino extraordinarias personas«.
Gracias y enhorabuena, Gloria.
Gloria Puy, AECC, Uhu.