María Rocío C. Cuantas historias a la vista de esas losetas tan características en la antigua Plaza del Estadio Municipal de Huelva, allí en la querida Isla Chica. Era una plaza viva, compartida por pequeños, jóvenes, mayores y ancianos. Tardes coloridas en los domingos de futbol o los espectáculos de música y baile que aquellos festivales programaban en verano. Trofeos Colombinos con ambiente de gente de fuera y colas para las entradas en esas taquillas diminutas que mandaban en las distintas zonas del estadio.
Pensaba esto el otro día dándome una vuelta por allí. Un parque que, bueno, está bien. Si, si, pero, como todas las cosas en esta Huelva que nunca se para a regustarse, nuevo. Esa plaza del Estadio ya solo queda en el recuerdo, al igual que tantas referencias visuales de la ciudad, únicamente grabadas en las ‘nubes’ de nuestras memorias. Puede que haya algo o mucho de nostalgia, pero a mi esas losetas de la antigua Plaza del Estadio me encantaban.
Me encantaban como las del Paseo Santa Fe, las de la Plaza de la Merced o las de la Plaza de las Monjas. Y no entiendo la manía, si están bien, de cambiarlas. Tirar dinero a la basura… una y otra vez. En la Merced el diseño anterior al actual era tan feo e inhumano que hiciera lo que hiciese el Ayuntamiento (este o el anterior gobierno municipal, da igual) ya ganaríamos, por eso hay que felicitarnos, a pesar de que lo ideal hubiera sido volver a la fisonomía anterior a las últimas remodelaciones.
Siempre he pensado el sinsentido de tocar la Plaza de San Pedro. No era necesario, hay otras cosas que si lo son. Y en particular el pavimento, tan definitorio de décadas y décadas de pisado ciudadano, de discurrir de niños y mayores sencillamente disfrutando. Porque a eso es a lo que se va a las plazas, a disfrutar, no a ver la firma del arquitecto o urbanista que se le ha ocurrido un nuevo diseño para dar el golpe, para dejar su ‘huella’ pagada por todos.
Cuando veo las obras por algunas calles que parecía que no las necesitaban, o fuentes o plazas, pienso que debemos andar muy bien de ‘perras’. Muchas pequeñas obritas con dinero público pero poco de las necesarias actuaciones en infraestructura que, por ejemplo, esta provincia pide a gritos. Se me viene a la cabeza aquel plan E de Zapatero o tantas iniciativas posteriores de una naturaleza similar, gobierne quien gobierne. Si, está bien para el empleo en la construcción pero, si no tiene un efecto multiplicador como suele ser, si no está bien destinado, no deja de ser algo efímero, oportunista y de rendimientos limitados al corto plazo.
¿Gobernará alguna vez el sentido común y el buen gusto? Las losetas de la Plaza del Estadio de Huelva eran tan bonitas… Y las de la Plaza de San Pedro, ojo.