La verdad del Toreo

David de Miranda protagoniza una tarde histórica con el indulto de un toro y siete orejas en su encerrona en las Colombinas

La verdad del toreo

Carlos Arroyo. Se anunciaba una tarde de compromiso para el torero de Trigueros en su encerrona en el primer festejo grande de la Feria de Colombinas, y resultó una tarde histórica, incluso más allá del resultado numérico del festejo. Verdad incontestable del torero. Verdad en el cite; verdad en el embroque; verdad en el trazo. Una verdad sin ambages que fue embaucando a una plaza que terminó entregada al triguereño. 

Empieza la tarde fría, expectante. Rompe el paseíllo y en el tendido se palpa la duda de la idoneidad de la encerrona. Muchos no creían en la tarde. No ayuda el primer toro de salida, de Santiago Domecq. Un toro de poca cara, sin las mejores hechuras, que se queda corto en los lances de recibo. Quita el torero por tafalleras. Potable pitón derecho en el trasteo de muleta, al que David le va arrancando derechazos de buen trazo. Por la izquierda, se vence y protesta, hasta que en un cambio de mano se queda el torero de verdad y viene la voltereta. Caída fea, que recuerda aciagas circunstancias. Vuelve David a la cara del toro algo mermado, pero entregado a su verdad. La primera de las cinco estocadas y la primera oreja. 


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El segundo es un toro con más presencia y más ofensivo por delante. Engatillado de pitones, el de Loreto Charro demuestra su clase desde que sale por los chiqueros. Recibo a la verónica y quite por saltilleras. Al toro le falta solo algo de poder en la muleta, pero la sigue con clase y cadencia. David corre la mano con soltura, y va estructurando una faena de pulsos precisos. Ya va crujiendo La Merced. Ya se van disipando dudas. Estocada, y dos orejas. 

Tiene cuajo el burraco de José Luis Pereda. Y es bravo y encastado. Repite con codicia en el recibo capotero, y pelea en varas. David va abriendo caminos en la muleta, y el toro va a más, con dos cortijos en cada pitón. Va largo por el pitón izquierdo en un río desbordado de embestidas con calidad. Fijeza, humillación, recorrido, bravura, todas las virtudes del toro bravo. Ya la plaza es un clamor pidiendo el indulto, y el debut del presidente y asesor se salda con el perdón de la vida del animal. Vuelta al ruedo triunfal con una plaza estremecida en sus cimientos. 


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Debuta Victorino Martín en Huelva con el cuarto, un toro muy de la casa de Saltillo. Seriedad del toro en los primeros tercios, que embiste encastado sin acabar de humillar y de corto viaje. Se encela en el caballo de picar, gastándose mucho en el envite. En la muleta, un pozo vacío. Muy desrazado, ni es alimaña ni embiste, sale desentendido de la franela. No insiste David en la resaca de lo excelso en el toro anterior, dosificando esfuerzos. Estocada, recoge la ovación en el tercio. 

De bonitas hechuras para embestir es el quinto de Villamarta. Nobleza del toro, que dura menos de lo deseado en el último tercio. No vuelve la cara David, que se pega un arrimón. Si el toro no embiste, el torero sí, olvidando rentas y triunfos inmediatos. Faena de exposición, con las astas rozando taleguillas. Estocada, y oreja. 

Con el triunfo en la mano, y las facultades mermadas por el esfuerzo y la voltereta, se va David a la puerta de chiqueros en el sexto. Las verónicas tras el trance humedecen los ojos de los asistentes. La emoción a flor de piel. Muy amplio este sexto de Domínguez Camacho, en el tipo del Marqués. Tiene largura en el recorrido pero no humilla, y se va orientando. El torero va acortando distancias y se mete en el terreno del toro, que lo tolera con nobleza. Otra estocada, y oreja. 

David se va en volandas de su plaza, en su tarde más importante, y la duda de los comienzos se tornan en certezas cuando cae la noche. Y todo fue de verdad, aunque pareciera un sueño. 

Plaza de Toros de la Merced, con tres cuartos de entrada en los tendidos en tarde calurosa, se lidiaron toros de Santiago Domecq (1º), noble por el pitón derecho, orientado en el izquierdo; Loreto Charro (2º), colaborador y de buen juego; José Luis Pereda (3º), número 50 “Barba Verde”, indultado;  Victorino Martín (4º), desrazado; Villamarta (5º), con clase y nobleza, escaso de raza; Domínguez Camacho (6º), noble y de buen juego. 

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