LA VIDA EN POSITIVO

París con luz universal: los valores del Olimpismo

Los Juegos Olímpicos de París 2024 puede ser el acontecimiento del año, dada su repercusión histórica y mediática, que inspire a todos a ser mejores, a soñar en grande y a celebrar la diversidad que une. Estos valores pueden convertirse en ideales para las nuevas generaciones para que se inspiren en su camino hacia la excelencia y la verdad.

Parías vista panorámica 2024 Olimpiadas

Manuel AcostaManuel Acosta Contreras. Los Juegos Olímpicos de París 2024 es un evento que trasciende a las fronteras, las ideologías y las geopolíticas, para unir a personas de todas las culturas, orígenes, género y diversidad funcional, situando a lo mejor del ser humano a disposición del deporte.

La bandera blanca de los juegos olímpicos, con el entrelazado de sus cinco aros de colores, representan a todos los continentes y culturas. La simbología psicológica aporta al imaginario colectivo los valores que definen el movimiento olímpico, apreciando en el rojo la pasión, la energía y la aventura. En el amarillo, la alegría, la diversión y el optimismo positivo. El verde es el crecimiento, el equilibrio y la armonía. El azul nos muestra el regocijo del éxito, la calma, la seguridad y la confianza. En el negro la madurez, el misterio y la elegancia.


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El olimpismo es la frescura, la pureza, la ilusión y la participación óptima, como conceptos fundamentales, que hacen que el juego deportivo del Olimpismo incluya la magia, el optimismo, la globalidad, la humildad, la sencillez y la grandeza se unan para la solidaridad, los derechos y la superación.

El Olimpismo promueve valores que hacen mejor al ser humano:


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La igualdad y la inclusividad. Son valores fundamentales del olimpismo. Además, los Juegos Olímpicos de París 2024 son los primeros en lograr la paridad total, reconociendo a las mujeres que comenzaron a participar en los Juegos en esa misma ciudad en 1900. Entre algunas pruebas inclusivas, las hípicas son un ejemplo brillante de igualdad entre Hombres y Mujeres que compiten en identidad de condiciones en todas las pruebas. 

La Excelencia. Los Juegos Olímpicos representan la búsqueda incansable de la excelencia. Cada atleta, independientemente de su disciplina, se esfuerza por alcanzar su máximo potencial. Los participantes y sus magníficos compañeros de equipo demuestran su mejor versión en dedicación, técnica y pasión necesaria para triunfar. Encendiéndose los deportistas en las sutilizas de la precisión y la distancia, en la fina comunicación para la coordinación grupal, en la aceptación mutua y en la entrega, dándolo todo por sí y el deporte.

La amistad. En la villa olímpica y las instalaciones deportivas, se puede ver la camaradería entre los competidores. Los deportistas comparten consejos, celebran victorias y consuelan derrotas. La amistad trasciende las rivalidades y nacionalidades, lo que recuerda que, más allá de la competición, se forma parte de la comunidad global del movimiento olímpico.

El respeto a los contrincantes, competidores, adversarios, velan de sus compañeros con amabilidad y gratitud. Este respeto se extiende a todos los participantes, independientemente de su género, origen étnico o habilidades, en la consideración del Otro no como un enemigo a batir, sino como un adversario, rival o competidor que tiene los mismos valores, necesidades y sueños.

La capacidad de superación. Los deportistas seleccionados, posiblemente han superado lesiones, adversidades personales y un esfuerzo ingente para alcanzar el éxito en las competiciones de clasificación para los juegos, por lo que lo viven con la mayor de las alegrías posibles, por ser algo tan excepcional y único. 

La responsabilidad individual. El autocuidado, la atención personal, los rigurosos hábitos que se prescriben y mantienen estos jóvenes voluntariamente, que les lleva a su bienestar físico y mental, es maravilloso y excelente, nunca suficientemente valorado.

Solidaridad y cooperación. Tanto en deportes individuales como grupales, en las olimpiadas casi todos forman Equipos nacionales, que trabajan juntos para alcanzar objetivos comunes, compartiendo conocimientos y experiencias.

Orden y disciplina. Rutinas rigurosas de entrenamiento y preparación física y mental. Así como cumplimiento de reglas y normativas, están por encima de cualquier placer o tendencia a vivir otros aspectos lúdicos o turísticos.

Perfeccionismo. Búsqueda constante de la excelencia en las técnicas de entrenamiento físicas, psicológicas u de presentación en pista. Las Olimpiadas son una oportunidad para el crecimiento personal y de aprendizaje, y, sobre todo, un modo de encontrar el propio camino y el estilo personal.

Armonía cuerpo y mente. Enfoque en el bienestar tanto físico como mental. Con prácticas de meditación, yoga y ejercicios de atención, concentración, mentalización, gestión la motivación, de pensamientos y emociones.

Educación y deporte limpio. La formación académica en centros, escuelas o club, se complementa con el aprendizaje de habilidades de respeto a las reglas y jueces, promoviendo el desarrollo integral. El deporte es una magnífica plataforma para mejorar en otras áreas de la vida y ser mejor persona. Los principios de la educación, del desarrollo y cultura de la paz, se presentan como excelentes modelos de actuación.

Alegría del esfuerzo. Disfrute y satisfacción que los deportistas experimentan al superar desafíos y alcanzar metas olímpicas. Son 16 días para la competencia y la alegría por dar la mejor versión, aceptando con naturalidad y respeto al mejor.

Buen ejemplo y principio ético. Actitudes ejemplares dentro y fuera de la pista, promoviendo valores como el juego limpio, agradecimiento, integridad y deportividad.

Solidaridad y paz. Participación en iniciativas solidarias y programas de apoyo a comunidades menos privilegiadas, fomentando la paz. Los deportistas, por su influencia social, están comprometidos con mensajes por la paz y la justicia universal o particular de sus países o de cualquier lugar donde la vida este en juego por intereses contra los derechos humanos.

Modestia. Reconocimiento del esfuerzo propio y del equipo sin caer en la vanidad, mostrando humildad ante el éxito, variable imprescindible para saber ganar.

Adaptabilidad. Previamente y durante los juegos se dan circunstancias personales, familiares, de equipo y noticias que pueden indudablemente afectar seriamente la preparación técnica. Los deportistas se entrenan para desarrollar habilidades psicológicas para ajustarse a las diferentes situaciones en la competición, a los cambios climáticos o a los imprevistos en la pista o campos de juego.

Los deportistas se apoyan y entrenan en los valores positivos de la Psicología para el imprescindible manejo del estrés, la ansiedad, la motivación, la frustración, la concentración y la mentalización.

Los psicólogos de los equipos con su gestión profesionalizada favorecen la optimización del rendimiento deportivo y el bienestar emocional. Es una figura imprescindible para equilibrar las peculiaridades caracterológicas de los miembros de los equipos.

Los psicólogos trabajan con el equipo técnico para crear estrategias claras y efectivas en el juego de los errores y aciertos, en la definición de objetivos, en unificar valoraciones y sinergias para favorecer la autoestima. Los técnicos pueden alejarse de la creencia que en las amenazas o acciones donde se visualicen las consecuencias de los fracasos pueden favorecen el éxito. Error terrible.

 

La coordinación psicológica se enfoca para que las corresponsabilidades favorezcan expectativas de crecimiento deportivo, personal y grupal. Ello sin perder de vista que la gestión inadecuada puede llevar a la afectación psicológica del deportista, que en la mayoría de los casos son muy jóvenes y de escasa experiencia en estos niveles competitivos.

Saber ganar y perder. Aceptación equilibrada de la victoria y la derrota, mostrando gratitud en la victoria y aprendizaje en la derrota.

El triunfo va más allá de las medallas. El triunfo no solo se mide en medallas de oro, plata y bronce. Se encuentra en el crecimiento personal, en la superación de obstáculos y en la construcción de un mundo más justo y compasivo. Que los jóvenes que deseen ser y valorarse encuentren en el olimpismo un faro de esperanza y un camino hacia la grandeza interior, psicológica, social y deportiva.

Los Juegos Olímpicos de París 2024 puede ser el acontecimiento del año, dada su repercusión histórica y mediática, que inspire a todos a ser mejores, a soñar en grande y a celebrar la diversidad que une. Estos valores pueden convertirse en ideales para las nuevas generaciones para que se inspiren en su camino hacia la excelencia y la verdad.

 

El Dr. Manuel Acosta Contreras es Catedrático de Psicología de la Educación (Universidad de Huelva).

2 comentarios en «París con luz universal: los valores del Olimpismo»

  1. Magnífico resumen de los valores que el Olimpia mi quiso fomentar en sus dos épocas, la griega y la moderna. En un momento en que el deporte profesional de alta competición se está comercializando en exceso, el Olimpia o va contra corriente. Una muestra: por que en fútbol no van las grandes figuras? Porque el negocio está en la Champion o en los Mundiales

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