La luz de Consuelo Wilke ya da vida desde el Cielo

La entrañable boticaria del barrio de El Polvorín nos deja el recuerdo de una mujer excepcional

Consuelo Wilke, una vida en El Polvorín

RFB. El segundo cruce de umbral más importante de la vida, tras nacer, ya ha llegado en la de Consuelo Wilke. A primeras horas de ayer fallecía, en su casa de Punta Umbría, envolviendo de tristeza el paisaje de una Huelva de la que ella era -es- una de sus más destacadas naturales. El destino ha sido generoso, sin embargo. Ha permitido que Consuelo haya compartido con sus familiares, amigos y vecinos nada menos que noventa y dos años de amor, generosidad, simpatía y amabilidad.

La huella que deja esta gran mujer es la que todos desearíamos quedara a nuestro paso terrenal. Nunca un mal gesto, siempre una mano tendida, la querida boticaria del Barrio de El Polvorín de Huelva seguirá siempre presente en ese espacio privilegiado de la memoria, el de las buenas sensaciones, que todos tenemos en el puzzle vital de nuestro corazón. Empatía, paciencia y agradecimiento, valores entre muchos otros que han reinado a través de nuestra amiga en siete décadas de servicio farmacéutico.


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Ella era una fiel exponente de la grandeza de la sencillez. Lo propio de la gente inteligente, de las personas verdaderamente sabias. A pie de su farmacia compartía vastos conocimientos con un trato amabilísimo, fruto a la vez de su exquisita educación y de una condición personal extraordinaria. Por eso recibió en el Gran Teatro, entre otros reconocimientos, hace algo menos de un año el premio Buena Gente de Huelva. Casi no habría más que hablar, dado el significado del título del homenaje.

La huella a la que hacíamos referencia tiene un exponente destacado en sus hijos, Consuelo, Manolo y Gustavo. Gente buena que honran a la buena condición de sus padres, prolongando en el tiempo esas vibraciones que siempre dejaron sus progenitores en los que tuvieron, tuvimos, la fortuna de conocer. Y hablamos de muchas personas testigos de ello, particularmente en el devenir de setenta años de esta entrañable farmacia de barrio. Si hubiese un juicio final Consuelo sacaría la matrícula de honor más importante de la carrera de su existencia. Estará, con esa alegría que la caracterizaba, disfrutando de nuevo de su marido, Manolo, que se anticipó en este paso hace dos décadas y al que tanto echaba de menos.


Puerto de Huelva

El barrio de El Polvorín y la ría de Punta Umbría no serán ya lo mismo sin la presencia física de Consuelo Wilke, pero sin duda ella sigue allí. Gracias por todo, Consuelo.

 

Consuelo Wilke, vida.

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