RFB. Si, Alfonso Aramburu vive, como ayer, antes de ayer, hace un mes y tantos años que su presencia ha dado luz y color a esta ciudad, esta provincia de la que se puede jactar que resulta profeta en su tierra. La jungla de las RRSS genera a veces malas pasadas y en las últimas horas ha difundido el bulo de que el querido artista había fallecido. Esta mañana he hablado con él por teléfono un par de veces y comprobado que, como de costumbre, se ha tomado la cosa con buen humor. «No te hablo desde el cielo» -decía-.
Que alegría que Alfonso siga con nosotros. Su biografía terrenal continúa, por tanto, escribiéndose. Bien es verdad que de salud anda ‘jodido‘ -como el dice- y por eso es más difícil verlo en la calle. Tuvo un percance en el que se le produjeron determinadas lesiones que le limitan físicamente, pero hoy le escuché la misma voz de siempre, esa que nos infunde a todos los demás ánimo y positivismo. Para nada una voz de ultratumba, si no todo lo contrario.
Aramburu es un onubense excepcional, auténtico, cabal y generoso. Este último calificativo de forma superlativa. Cientos, miles de vecinos de esta ciudad han disfrutado y disfrutan con todas las vertientes de su genialidad. Ese carboncillo que antes de que te des cuenta configura una obra de arte en una servilleta o en uno de los folios que usualmente ha llevado encima para dar rienda improvisada a su inspiración vital, es un clásico ya de nuestras propias vidas. A aquella bolsa imaginaria de monedas de oro de la que nos contaba hace décadas aún le quedan unidades para seguir disfrutando del bien más preciado.
El molde de Alfonso Aramburu se rompió al nacer, está claro, y su presencia nos ha permitido sorprendernos con el arte pero, sobre todo, con su especial condición personal. Entre tantos premios, medallas y predilecciones recibidas yo me quedo con el que recibió como Buena Gente de Huelva. Me parece que ningún título lo define mejor de forma integral. No creo que podamos conocer a nadie en esta ciudad que le ponga un pero, que no sonría y exprese admiración al citarlo o nombrarlo.
Aparte de esas buenas vibraciones que siempre ha generado su presencia, Alfonso es un tío con un ingenio único. Muchas frases e ideas concisas pero rotundas sobre la Huelva que tanto lo identifica, con el mayor sentido común pergeñadas de buena fe, ha dejado y deja Aramburu en nuestras memorias, y momentos de alegría al llegar y contarnos alguna buena noticia con esa paz que le caracteriza.
Que el cielo espere, Alfonso. Te queremos aquí.
2 comentarios en «Para Alfonso Aramburu el cielo puede esperar»
En Higuera de la Sierra te queremos y admiramos como persona y como artista.
El Hogar Virgen del Prado te debe mucho. Gracias amigo Alfonso.
Pues sí, a su bolsa de monedas aún le quedan existencias. Gracias, en su nombre y el de toda la familia.