José Manuel Alfaro./ Sección de ficción ‘Cuaderno de Muleman’. Lo que se ha vivido en Cumbres de Enmedio no se volverá a vivir en mucho tiempo. Con esa palabra describen los que asistieron a la fiesta de graduación de primaria más grande jamás vista en la provincia, un acto que rompió todas las expectativas y que fue más allá del emotivo acto de graduación en el que participaron los maestros y maestras que acompañaron al alumnado en toda esta etapa, los padres y madres, compañeros, representantes políticos, exalumnos y un mago que amenizó el acto con un espectáculo de ilusionismo que hizo desaparecer a un niño dejando boquiabiertos a todos los asistentes.
No faltaron durante el acto los discursos de cada uno de los intervinientes, las menciones especiales a los mejores expedientes académicos, las flores, los regalos a los maestros, la lengua trabada, las lágrimas, las reivindicaciones por una educación pública de calidad, el video de siete minutos con fotos en las que el protagonista salía comiéndose los mocos en su etapa infantil, disfrazado en el primer ciclo, en una guerra de agua en el segundo ciclo, para terminar con un sinfín de fotos de la inolvidable excursión de cuatro días y tres noches a Marbella, en la que disfruto de la playa, una fiesta ibicenca nocturna o la visita a un conocido parque de animales.
Un acto que concluyo con el regalo de un jamón único por todos estos años de esfuerzo y sacrificio en los que los padres y maestros ha vivido momentos dulces como el día que aprendió a leer y escribir y momentos más complicados cuando cometía alguna falta de falta de ortografía o herraba en alguna operación matemática. Acto en el que se le pudo escuchar a él expresar con el corazón todo ese agradecimiento por hacerle sentir en el colegio que era único, como si se tratara del último niño de una generación arrasada por una pandemia que había terminado con todos los niños y niñas del mundo, cual un fenómeno de despoblación brutal se tratara.
Después de este acto protocolario, todo el mundo se trasladó hasta un conocido restaurante de la zona para vivir una cena en la que no faltó nadie de Cumbres de Enmedio y en la que se pudo disfrutar de la mejor gastronomía de la zona y un disc-jockey que desato la locura entre todos los asistentes, pero sobre todo entre el alumno que se graduó que tomo la pista de baile, quitándose la camisa y coreando cada una de las canciones que este conocido pinchadiscos de la zona fue colocando una tras otra, hasta lograr contagiar a la muchedumbre que su sumió en el éxtasis de una fiesta que hizo bailar un tango al alcalde y al cura, llevados en volandas supongo, por el vino peleón que rego una cena en al que no falto el queso, la caña de lomo, las gambas blancas, el revuelto de chorizo, la carrillera en salsa con patatas panaderas y de postre una tartaleta bañada en chocolate rellena de helado de vainilla con garrapiñadas de avellana y Conguitos.
La graduación no termino hasta que el sol salió por el este, la gente se fue yendo a trabajar a los mataderos la zona donde les esperaban sus cuchillos recién afilados y el resto de los invitados recogían las mesas llenas de platos de chacina que habían sobrado, vasos con hielos derretidos, cuencos llenos de cascaras de pipas y pistachos, mientras la música seguía sonando y el único niño de primaría que se había graduado ese año seguía bailando como si no hubiera un mañana en Cumbres de Enmedio.