CFC. Llamarse Bella, ¿cuántas conocemos? Se acercan los días de una celebración muy especial en la provincia de Huelva, la Romería en honor a la Virgen de la Bella. Devoción a raudales para un pueblo cuyos vecinos en muchos casos bendicen a las niñas que nacen con un nombre con doble origen: latino y hebreo. ‘Bella’ es muy popular en nuestra provincia, más que en el resto de la península. Mientras que en las otras provincias españolas ninguna alcanza tener 160 ‘Bellas’, en Huelva hay 568. Esta cantidad corresponde a aquellas mujeres que lo tienen como nombre simple, porque en nuestra tierra son nada menos que 1.892 féminas cuyo nombre compuesto contiene Bella en primera o segunda posición. Por ejemplo María Bella y Ana Bella son los más frecuentes respectivamente después de Bella.
Como señalábamos, hay quienes aseguran que este nombre tiene dos orígenes: el hebreo, cuyo significado es “aquello que trae muy buen augurio”, y el latino, que vendría siendo “aquella que es portadora de belleza”.
Un 1,5 por ciento de las personas cuyo nombre contiene Bella en Huelva han nacido el 15 de agosto, y el siguiente porcentaje más alto se concentra entre la primera y segunda semana de mayo. Estas fechas coinciden con dos días en los que se rinde homenaje a la patrona de Lepe, la Virgen de la Bella, oficialmente Nuestra Señora de la Bella Coronada. La romería (segundo fin de semana de Mayo) y la salida procesional el día de su festividad (15 de agosto).
Por este motivo no es de extrañar que el mayor número de mujeres de esas 568 llamadas Bella, esté concentrado en este municipio, siendo un total de 257. Los enclaves con los números más altos después de Lepe son la capital onubense, con 83, e Isla Cristina con 55.
La Imagen de la Virgen por la que muchas mujeres de Huelva saben lo que se siente al llamarse Bella se trata de una obra anónima del siglo XIV. Preside la capilla sacramental de la Iglesia de Santo Domingo de Guzmán.
La historia de esta imagen está relacionada con los frailes franciscanos, siendo uno de ellos quien escribió la leyenda sobre el hallazgo. Se trata del fraile Fernando de San José, residente del Convento de Santa María La Bella (que llamaron así tras la aparición de la imagen mariana), en el año 1673.
Y aquí el fragmento donde lo describe:
Nueve años estuvo el depósito intacto. Un ermitaño, hombre de la Tercera Orden franciscana, pidió al P. Guardián con tales instancias y de tal forma que le diera permiso para abrirla, que se lo concedieron en presencia de la Comunidad.
Llamarse de nombre Bella.