J.A. de M. No todo son buenas noticias, está claro, y hay algunas especialmente tristes, como esta que publicamos del derribo que está a punto de culminar en la casa que albergaba el antiguo Bar Express.
Veníamos por la Avenida de Italia desde El Punto y nos sorprendió el ‘colón‘ de coches parados hacía la antigua Estación, más o menos desde la altura de las callecitas que conectan la avenida con la Plaza Niña. Estaban en caravana y avanzaban lento.
Cuando llegamos al cruce con la calle Alfonso XII descubrimos la razón de esa ralentización del tráfico. Una monstruosa pala excavadora ocupaba media calle asentado con soberbia sus soportes en el asfalto para mover su brazo articulado rompiendo sin compasión la fachada de esa bonita casa que ocupaba el número 56. Era, es la esquina entre la calle Miguel Redondo y la avenida.
Nos encontramos con el derribo del antiguo Bar Express, y más antiguo Bar Jardín -nos apunta el experto en la historia de Bares de Huelva, Domingo Martín- y que mucho antes pudo ser una tienda de ultramarinos.
Es verdad que hacía mucho tiempo que unas penosas banderolas -para nosotros y para los que sientan algo por el patrimonio histórico onubense– anunciaban una nueva e inmisericorde promoción inmobiliaria.
En solo unas horas se ha demolido un edificio que aparentemente estaba en buen estado y que deja detrás casi un siglo de historia de esta capital.
Esta sumaría, sumará, otra horrible e impersonal torre como las que ya dominan, de forma absoluta, la antigua arteria con caché -antaño-, con sabor a la bonita ciudad provinciana que era Huelva antes de la lamentable dinámica de autodestrucción que empezó a mediados de los setenta del siglo pasado.
Cincuenta años bien aprovechados para cargarse un enclave urbano que, aún en su modestia, tenía su atractiva personalidad. Una casa antigua más en el centro ¿histórico?, una más, esta que hoy se derriba. Debería ponernos la cara colorada por tanta desafección, por tanta ausencia de emociones y de amor propio.
Que triste escenario y, admitámoslo, con tantas complicidades.
Bar Express, Huelva.