La localidad de los Marines aporta un voluntario para el proyecto Telepathy

cuaderno de muleman
Procesador cerebral

José Manuel Alfaro/ Sección de ficción Cuaderno de Muleman. Hace unos días se conoció la noticia en la localidad de los Marines, de la implantación con éxito del primer chip cerebral en un ser humano. Un hito que no ha llegado exento de controversia por las acusaciones a la empresa de Elon Musk de la agencia Reuters, en la que un reportaje en diciembre de 2022, demostraba que Neuralink estaba involucrada en ensayos en el que murieron alrededor de 1.500 animales, incluyendo ovejas, monos y cerdos. Daños que podrían llamarse colaterales, en un avance, del que solo tenemos hasta el momento un titular de periódico y del que no se conoce ningún estudio avalado por los supuestos científicos que estarán adscritos a este proyecto.

Aunque nadie duda de que este avance puede servir para mejorar la calidad de vida de muchos seres humanos, en personas con daños neurológicos que afectan a su movilidad o alguna funcionalidad orgánica, como pueden ser víctimas de accidentes de tráfico con daños medulares o personas que han sufrido un accidente cerebrovascular que ha afectado a áreas esenciales de su cerebro. Lo que de momento se ha demostrado es, que estos avances se han producido en gran medida, gracias a un voluntario de la única localidad de la provincia, en este caso de los Marines, que ha participado en este proyecto científico.


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Neurolink
Neurolink.

El hombre, con este avance, abre una nueva puerta de la que no se conoce su alcance, pero que podría contribuir de alguna forma a cambiar al ser humano. Un avance que podría no solo suplir las funcionalidades físicas de los daños de las áreas del cerebro responsables de funcionas tan esenciales como caminar, escuchar, ver, oler, inducir la generación de adrenalina u otra hormona del cuerpo esencial para el funcionamiento de cuerpo o porque no, hacer que una erección fuera infinita o provocar un orgasmo en cualquier momento. Porque más allá de esta funcionalidad neurofisiológica, esta implantación podría hacer posible un paso que iría más allá de la implantación de un simple neurochip que tuviera programado una instrucciones capaces de incidir directamente en las funcionalidades orgánicas el cerebro, sino que podría hacer posible la creación de un interfaz maquina hombre capaz de permitir la comunicación entre el cerebro y un dispositivo móvil capaz de controlar desde él, cualquier funcionalidad neurofisiológica implicada en procesos orgánicos esenciales. Procesos como eliminar la sensación de hambre en personas obesas o imaginarte que estás en la Fiesta del Voto de los Marines de la Virgen de Gracia que sale en procesión por hacer posible que erradicara una epidemia de en el S.XVII, podrían ser posibles gracias a una funcionalidad que sustituiría nuestra capacidad de imaginar por una interfaz maquina hombre capaz de generar imágenes y emociones desde el propio sofá de tu casa. Un sistema a la carta de experiencias que haría posible que no tuviéramos que desplazarnos a ningún lugar para conocer y sentir algo.

Virgen de la Gracia Los Marines
Virgen de la Gracia Los Marines.

Pero si hay algo que este cerdo ibérico de los Marines, que ha participado en este estudio ha aportado a este proyecto, no es solo la posibilidad de que podamos intervenir en procesos neurofisiológicos y emocionales, sino que este chip que nos implantemos pueda intervenir en nuestra conducta, para hacernos mejores seres humanos y también para sacar lo peor de nosotros, abriendo por fin la puerta a una verdadera reprogramación de los seres humanos, más allá de la televisión, la información que visualizamos y que escuchamos en los teléfonos móviles, en la calle o el uso de la redes sociales. Sino a partir de un simple dispositivo como puede ser un chip, que lo mismo puede hacer que abraces a tu hija cuando acaba de suspender un examen, que pegarle un tiro al vecino porque no te gusta la música que oye.


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Puede que aún solo veamos este avance en el horizonte, pero lo que ya hemos visto es que el cerdo ibérico que participo en los ensayos, murió pensando que después de implantarle el chip podría vivir para ver y sentir que retozaba sobre el fango de una dehesa de los Marines.

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