JA.deM. Cualquier día, en cualquier momento del año, es oportuno poner en nuestro camino cotidiano algo tan onubense como es el marisco. Placeres en clave sabor que forman parte inseparable de nuestra identidad. Gambas, langostinos, cigalas y una exquisita lista de otras variedades satisfacen la vista pero, sobre todo, el paladar. Y llegando las fiestas navideñas parece que esas vibraciones se multiplican.
Nos acercamos a la Ciudad del Marisco de Huelva y encontramos a Oliver Raggio González con su equipo ultimando los preparativos de una jornada que ya despierta la intensidad propia de esta época especial del año. Clientes particulares llegarán en pocos minutos y en paralelo se trabajan pedidos de restaurantes, cáterings y otras firmas de Huelva y el exterior que tienen depositada su confianza en Pescados y Mariscos Tartessos Mar, la comercializadora que regenta nuestro protagonista, situada como referente en el sector tras más de tres lustros de atención al público.
En el ciclo anual de actividad de Tartessos Mar estos días tienen especial intensidad. Atrás quedan un par de meses de preparación para lo que felizmente llega, el reencuentro con muchos clientes estacionales que, como el turrón, vuelven en Navidad. Tras este periodo clave, pasado el Año Nuevo, Oliver y su gente tendrán un breve respiro hasta más o menos el mes de marzo, que empieza otra vez a crecer esta actividad que proporciona tanta satisfacción, tanto disfrute.
Oliver se provee de marisco fresco y también de congelado vivo. Su carta de productos es muy extensa y variada. En común tienen estos un concepto irrenunciable: la calidad. Y entiende, así nos lo manifiesta, que es una de las claves de su éxito. «La seguridad que ofrezco, nunca me ha gustado engañar a nadie, y la prueba está en este material«.
Dice esto nuestro interlocutor y nos muestra un langostino espectacular que forma parte de una bandeja que está a punto de cocer. Los ‘bigotes’ del ‘bicho’, larguísimos, están perfectos, sin merma alguna. Nos señala la cola y el brillo de sus colores, asombroso. Esa seguridad tiene garantía. Oliver siempre responde en el hipotético caso de que algún cliente pudiera no quedar contento.
La calidad como bandera tiene para este industrial el complemento, para su reputación comercial, en «la dedicación que me ven, en mi amor por el marisco. Es mi pasión, me encanta«. Hablamos y varias veces Silvia, una amable y estrecha colaboradora, le interrumpe preguntándole por este o aquel pedido.
En estos momentos manipulan, como hemos visto, un más que apetecible langostino de trasmallo. La gamba es, no obstante y al gusto personal de Oliver, la reina del marisco. Otro argumento que apuntala la fidelidad de los clientes de esta casa del marisco es el equilibrio de los precios.
Trabajan con un margen razonable y constante, de modo que los precios no fluctúan como en muchos casos pasa en este sector. No hay sorpresas y el intervalo de precios venta al público, por ejemplo en las gambas, se sitúa entre los 17 y 45 euros por kilo. «La variación en los precios -nos comenta Oliver- solo se debe al tamaño, dado que la calidad es la misma para todas las categorías«.
Muchos son los onubenses que se acercan en estas fechas -y en otras del año- al establecimiento de Tartessos Mar en la Ciudad del Marisco. A ellos se suma la gran cantidad de consumidores de fuera de nuestra provincia que utilizan la vía de pedidos web que permite, en tan solo 24 horas, situar en cualquier mesa de España las bondades de estos productos únicos que, con tanto mimo, prepara Oliver como forma de vida.
Porque ese buen hacer se ha labrado con voluntad y experiencia. Su padre tenía una comercializadora de pulpos. En las vacaciones de la escuela Oliver le acompañaba y fue calando en él un ambiente del que nunca pudo separarse. Con 14 años opta por trabajar, empezando con su tío, Manolín Muñoz, uno de los grandes del ramo.
Nos cuenta que «él fue un maestro extraordinario, me enseñó un montón de cosas. Mi mentalidad siempre fue crear mi propio negocio, no quedarme de trabajador por cuenta ajena. Mi ambición era aprender para montar mi propia empresa». Algo que hizo en 2006, ocupando el módulo 75 en las antiguas instalaciones del Muelle de Levante.
Nos transmite su felicidad por lo que hace, nada le gusta más que ello. Y nosotros pensamos que eso lo percibe el cliente a través de la excelencia de sus productos y una esmerada atención. No hemos podido resistirnos y le pedimos a Silvia que nos prepare una caja de esos langostinos tan espectaculares que ha cocido Oliver mientras hablábamos.
Oliver Raggio, Tartessos Mar, Ciudad del Marisco Huelva.
1 comentario en «La clave de Oliver, el amor al marisco»
Oliver,soy compañero y amigo de Pepelu, hoy sábado hemos recogido 4kg de gambas para celebrar nuestra jubilación, gracias,espectaculares y más buenas aún