Redacción. El tradicional triduo y una misa en honor a Santa María de Niebla recordarán a esta joven nieblera hasta el próximo viernes.
La Ilustre Hermandad de la Santísima Virgen del Pino y de los Santos Mártires Walabonso y María, Patronos y Protectores de la ciudad, es la encargada de organizar un año más los cultos en honor de la venerada imagen en la capilla ubicada en los viejos arrabales de la población, justamente donde cuenta la tradición que nacieron los dos hermanos. Tras la culminación del triduo, este viernes, fecha en la que se conmemora el martirio de la joven iliplense, se ha programado para las 19:00 horas la solemne Función Principal, poniéndose fin una año más al homenaje anual que les rinden sus paisanos en pleno siglo XXI.
Desde el año 851 Santa María de Niebla forma parte del grupo del denominado grupo de “Mártires de Córdoba”, por ser en aquellas tierras donde los dos hermanos fueron ajusticiados junto a otros defensores de la fe cristiana como Santa Flora o Pablo de San Zoilo. Como “Mártires de Córdoba” se conoce a un grupo de cristianos mozárabes, cerca de medio centenar, que optaron por el martirio voluntario o bien fueron ejecutados por apostasía al haber incumplido la ley islámica durante los emiratos de Abderramán II y Mohamed I en el Emirato de Córdoba entre los años 850 y 859.
1172 años han pasado de aquel martirio y los iliplenses continúan recordando aquel sufrimiento y sacrificio de la paisana rindiendo cultos a la joven que fue condenada por blasfemia a Mahoma ante el tribunal que la juzgó en el año 851. El sacrifico ocurrió a orillas del río Guadalquivir y fue considerado por el cristianismo de la época como ejemplo de gran valentía y de resistencia en un mundo cada vez más difícil para ellos.
Adentrándonos aún más en la historia, según dejó escrito San Eulogio, el padre de los mártires Santa María de Niebla y Walabonso se casó con una mujer árabe y la convirtió al cristianismo. Como no podía estar seguro en la localidad de Niebla, buscó refugio en otros lugares hasta llegar a Froniano, aldea de la sierra de Córdoba, con su esposa y sus dos hijos; había cometido dos violaciones de la ley islámica: se había casado con una musulmana, siendo cristiano, matrimonio prohibido por el Corán; en segundo lugar, había inducido a su mujer a apostatar. Los padres murieron de muerte natural, sin recibir el castigo legal. María y Walabonso fueron acusados y ejecutados por cometer una blasfemia contra el Islam.
