Esta ciudad debería pedir a gritos un monumento a Alonso Sánchez de Huelva

María Rocío C. La primera pregunta que me haría, antes de hablar de un monumento, sería si los 141.852 onubenses de la capital saben quién era Alonso Sánchez de Huelva. Me temo que, particularmente entre los jóvenes, la respuesta sería descorazonadora. Compruébenlo, pregunten a los chicos y chicas de sus familias, a ver cuantos lo conocen.

Ese es el punto de partida. El patrimonio histórico, material e inmaterial, de esta ciudad, de esta provincia, es muy difícil de conservar, de preservar y promocionar si de entrada el desconocimiento es lo que se estila. Y peor que ello, el desinterés por ese conocimiento.

Muchos, no obstante, saben que Alonso Sánchez ocupa ese espacio en el protagonismo de la historia -y de la leyenda según también bastantes opiniones- del ‘prenauta‘, de aquel que suministró a Colón, antes de fallecer, información privilegiada que dio sentido a la obstinación del almirante genovés por atravesar el atlántico -partiendo de estas tierras y con gente de aquí, básicamente- hacia poniente y encontrar ese nuevo continente para cambiar el curso de la historia del mundo occidental.

Las dudas sobre su existencia se enfrentan a una lógica y a la tradición oral que fue recogida en escritos de notables cronistas muy próximos a la época en la que pudo vivir este marino de Huelva. Desde pequeña, antaño, recuerdo que había una casa muy vieja en la esquina de la Plaza de la Soledad que todos señalaban como la casa de Alonso Sánchez. ‘Algo tiene el agua cuando la bendicen‘ si en aquellos años setenta y ochenta, en el imaginario colectivo de la ciudad, ese lugar se identificaba a nivel popular como la antigua morada del pre-descubridor.

Más allá de la disquisición, el rol representativo en la historia de Alonso Sánchez es indudable. Se corresponde con la de un marino audaz, con habilidades y conocimientos avanzados de navegación que le permitían hacer largas y aventuradas travesías, fuese hacía el Norte, hacia el Este o hacía el Sur, particularmente. Era el prototipo de muchísimos marinos de estas costas, como Martín Alonso Pinzón y sus hermanos, al igual que los Niño y otros célebres navegantes.

Los grandes viajes del siglo XV solían tener una mayoría de las tripulaciones con origen en este litoral. Alonso Sánchez representa a todos ellos. Y en Huelva hay una deuda al respecto de su reconocimiento en la imagen urbana. Para no quedarnos cortos tenemos dos Colones. Uno bien situado a mi modesto juicio, el de la Punta del Cebo, y otro, según esta misma opinión, muy forzado en la Plaza de las Monjas. Pero bueno, el caso es que tenemos reconocido a Colón. ¿Y a Alonso Sánchez? Nada… espera, si, hay una estatua en el Parque de los Monos. Bonita composición de León Ortega, desde luego, pero tan modesta que parece que la ciudad está sentenciando a gritos la inexistencia histórica del valiente navegante.

Un poco de amor propio en esta antigua villa sería suficiente para reivindicar tal figura, aún admitiendo su dualidad histórico-legendaria. Y no comprendo como los regidores, que han estado continuamente con ocurrencias y experimentos en una búsqueda un poco patética de la identidad de esta ciudad, no han sido capaces de ver en Alonso Sánchez de Huelva un argumento de peso para encontrar una de las singularidades que pueda destacarla de otros lugares.

Para reforzar la veracidad histórica del marino onubense hay un dato bastante revelador. El propio hecho de ser denominado ‘de Huelva’. Me explico, hay muchos estudiosos e investigadores, de España y el extranjero, que dan por cierto, en base a fundamentadas argumentaciones, la existencia de un piloto anónimo que proporcionó la información clave a Colón antes de que este fuese a ofrecerse a las coronas para abordar la aventura.

Pero no hay, excepto en el caso de Alonso Sánchez, ninguna concreción en cuanto a lugar de procedencia de esta figura del piloto anónimo. Unos hablan de Alonso Sánchez de Huelva y otros hablan del misterioso piloto anónimo, sin concretar su origen. No hay más. Entonces ¿Por qué no va ser verdad lo de Alonso Sánchez? ¿Por qué, en el hipotético caso de que fuera una invención para perjudicar a Colón en sus pleitos, los ‘inventores’ no eligieron una villa o ciudad de más relieve?

Y voy a la respuesta en relación a la cuestión del titular de este artículo de opinión. Para mi es que somos -o nos comportamos- bastante catetos y pecamos de cierto complejo de inferioridad, sin estar justificado para nada. En 1909 el Ayuntamiento se propuso colocar en la Plaza del Bacalao, la de la Palmera, la de Quintero Báez, un monumento a Alonso Sánchez de Huelva. Desde luego si lo hubiese hecho, en ese lugar tan neurálgico, mucha más gente de Huelva conocería la figura de este personaje, y estaríamos más familiarizados con él que teniendo esa pequeña estatua en el Parque.

Ese era el propósito del Ayuntamiento, e incluso se abrieron suscripciones populares para sufragar el monumento. Pero, lamentablemente, la idea se abandonó porque el célebre entonces Marcelino Menéndez Pelayo se expresó públicamente en la incredulidad sobre el personaje. Este es nuestro sino, que bien podría cambiar. Ya estamos tardando en erigir un monumento a Alonso Sánchez de Huelva.

Un beso al cielo a Nicolás Capelo, autor de la foto que encabeza el artículo.

Alonso Sánchez, Huelva, Monumento.