José Manuel Alfaro/ Sección de ficción ‘Cuaderno de Muleman’. Se cumplen 2209 años desde que en el 186 a.C., las autoridades de Roma lanzaron una brutal persecución contra las fiestas de los adeptos del dios Baco, la última bacanal, acusándolos de cometer actos inmorales y de brujería durante sus ritos nocturnos, una prohibición de la que no se libró la localidad de Manzanilla. Unas fiestas que, en esos tiempos romanos de la Ostur de Manzanilla, se bebía y comía sin control, la gente desinhibida hacía todo clase de actos en algunos casos poco pudorosos y en las que todo era un exceso de lujo y de ostentación en los que se producían todo tipo de prácticas y fantasías sexuales entre los que participaban.
Unas fiestas en las que empezaron a sospecharse que en ellas también se producían conspiraciones políticas y crímenes a altos cargos del Imperio, unas circunstancias que terminaron con la prohibición de las bacanales en el 186 A.C. en esa roma de Ostur situada en el Cerro de El Castillo a 9 Km. de Manzanilla próxima a la vía romana que desde Ilipla se dirigía a Iptucci y donde hoy se pueden ver restos de edificios, pavimentos, sillares y otros materiales arqueológicos y en donde se han encontrado gran cantidad de monedas con la leyenda OSTVR, incluso Semis y Cuadrantes, gracias en gran parte al status municipii que alcanzó Manzanilla presumiblemente en la época Flavia en la que hubo una concesión generalizada del ius latii por el emperador Vespasiano.
2209 años después de esta última bacanal celebrada en Manzanilla, la localidad manzanillera prepara la recuperación de estas bacanales en la próxima Real Feria del Valle que se celebra desde principios del siglo XVIII por privilegio del rey Felipe Ven honor de Ntra. Sra. Del Valle, patrona de la localidad del 18 al 21 de junio en el impresionante recinto ferial donde se encuentra la ermita de la patrona y donde se buscará la actualización de unas fiestas que nunca se debieron de perder.
Aunque aún faltan detalles por concretar de este nuevo formato de fiesta o bacanal que estaría completamente alejada de la ambientación de las ferias actuales en las que el objetivo de muchos jóvenes es beber refrescos con destilados de garrafón hasta llegar al borde del coma etílico, drogarse y babosear hasta el amanecer como si no hubiera un mañana arrastrados por la mediatización de las redes sociales. Unas bacanales en las que se promovería el consumo responsable, la convivencia, la no segregación sexual o racial, el respeto y la amista y todo bajo el manto de una cultura de la gastronomía de la tierra, la música y el baile, más allá del amanecer.
Manzanilla o Ostur se prepara para este nueva era de las bacanales que se celebraran en la próxima Real Feria del Valle, con las que se quiere rememorar su pasado romano y en la que se podrá ver 2209 años pasear por el recinto ferial a todos los manzanilleros y manzanilleras vestidos como romanos, con sus túnicas, sus estolas, sus mantos, su paenulas y pallas, un espectáculo único en el mundo que podrán disfrutar también todos los que se acerquen a las nuevas bacanales de Ostur.