Ángel Sande, extender la alegría de vivir a los demás

Ángel Sande. / Foto: Edith-HBN.

RFB. Un feliz libro abierto es Ángel Sande Vázquez, nominado a los premios Buena Gente de Huelva. Un libro abierto donde prevalecen conceptos como el compromiso, la responsabilidad, la familia, los jóvenes… la vida. Un perfil onubense con una autenticidad total, forjada en un intenso recorrido. Una existencia nutrida de la mejor esencia de nuestra tierra, de nuestra gente, y que se inició en el entrañable barrio del Matadero.

Porque nació en la calle Aviador Ramón Franco, en una casa de las antiguas de ese barrio, con varios vecinos y un patio común. Era la casa de su abuela materna. «Mi abuelo paterno vivía dos calles más arriba, en la calle Saltes, y allí transcurrieron mis dos primeros años de vida. Por cierto, la casa de mi abuelo de la calle Saltes aún sigue existiendo, reformada, es ahora un centro de rehabilitación. Tengo recuerdos entrañables de las etapas en las que vivimos allí«.


Festival de Cine de Huelva

Una suerte la de Ángel Sande en este sentido pensamos, no muy común lamentablemente en esta Huelva tan autodestructiva, al poder disfrutar viendo en pie esa casa, como un recuerdo tangible de su pasado, de sus vivencias y las de sus mayores.

Y otra suerte, esta mucho más importante obviamente, es que puede besar cada día a sus dos padres, Ángel y Loli -91 y 85 años-. Él de Muros, La Coruña, y ella de Huelva. Una combinación bastante común, marido gallego y mujer onubense, vinculada al mundo de la pesca. Porque su abuelo Paterno, Juan, se dedicaba a la carpintería de barcos. Y buscando trabajo había recalado en Huelva, trayéndose a la familia desde Muros e instalándose inicialmente en la marinera calle Tendaleras.


Puerto de Huelva

«Mi padre con 14 años comenzó a trabajar con mi abuelo y así se forjó su profesión y futuro profesional en el mundo de la carpintería naval. Mi madre vendía helados, y gracias a un amigo común, a los helados y a la juventud se conocieron y formaron la familia Sande con cuatro hijos, mis tres hermanos y yo«.

Gente sencilla, trabajadora y entregada a la familia. Ángel padre, tras un conato de emigración a Holanda volvió, y en la pequeña casetilla que tenía Juan Sande próxima a la Glorieta Norte, junto con su hermano, inició el desarrollo de una carpintería naval. Esta ha sido referencia en el sector pesquero de Huelva. Carpintería Naval Ángel Sande ha contribuido, con sus puertas de arrastre, aislamientos y puentes de mando, a aquella recordada época en que la flota onubense era líder, estaba en la cúspide.

Los cuatro hijos de Ángel y Loli siguieron diferentes caminos, formación universitaria en ingeniería y en docencia. «Los cuatro vivimos en Huelva -señala- y Juan el mayor se dedica al mundo de la fotografía y la gestión cultural, yo soy el segundo y me he dedicado toda mi vida a la docencia. Mari que se ha dedicado al negocio de la alimentación y distribución, y Mariló también es docente. Como yo digo, estos son los hermanitos Sande«.

En ese marco tan felizmente familiar, Ángel Sande ha creado la suya propia, con su mujer, Carmen, y sus dos hijas, Virginia y Paloma. Ahora esa bendición y el regalo de vida se acrecienta con su nieta Sofía. Carmen se dedicó a las finanzas, formando parte del equipo del economista Manuel Flores Caballero, y sus hijas son, las dos, psicólogas clínicas. Virginia especializada en Atención Temprana y Paloma Especializada en Neuropsicología. Las dos trabajan en Sevilla.

Infancia y adolescencia

Nos habla Ángel Sande de su infancia y suponemos que a todo el que lea esto y que ronde las seis décadas le hará trasladarse fácilmente en el tiempo. Sus padres cambiaron varias veces de domicilio, de modo que pisó y jugó en distintos espacios de aquella entrañable ciudad de la Huelva de los sesenta y setenta.

«Después del Matadero -nos cuenta-, mis padres adquirieron un piso en Pérez Cubillas, allí estuve desde los 2 hasta los 8 años, la vida en la plazoleta, las tardes de juegos, los avisos desde la ventana del piso de mi madre para recogerme o merendar, la primera comunión en la iglesia del Rocío, que me la adelantaron un año para poder aprovechar el traje de mi hermano, de almirante.  Los bocadillos de pan con aceite quitándole la miga y volviéndola a poner de tapón. Todo muy entrañable y de otra época. Los primeros cursos en la academia Virgen del Rocío.

Después se cambiaron a un piso en la plaza de Houston, desde los 8 hasta los 10 años, en ese periodo estuve escolarizado en la academia Pio XII. Y, por último, se mudaron a una casa en la Cinta, justo detrás del convento de las monjas de clausura. Era cuando allí solo estaban construidos los llamados pisos de la caja rural y la orden alta. Lo demás eran olivos y campos por todos lados, un paraíso para pasar la niñez y adolescencia. Allí estuve desde los 10 años hasta los 24 que me casé«.

La Cinta fue un punto de inflexión en la vida de Ángel. Hasta entonces formaba parte de clases colectivas donde los niños de distintas edades y cursos compartían aula. «Cuando nos mudamos a La Cinta, mis padres decidieron apuntarme en el Colegio Salesiano. Un cambio drástico, todo un mundo para un niño de 10 años, otro mundo totalmente diferente de lo que yo estaba acostumbrado. Después del colegio Salesiano pasé al instituto Rábida, que por cierto fuimos la primera promoción que lo estrenó después de la primera gran reforma que le hicieron«.

Un poco más mayor, los entrañables recuerdos de la niñez para Ángel se intensifican. «Paseos en bici interminables por los campos de olivos -añade-, el camino de la Cinta al colegio Salesiano se hacía larguísimo, había que subir hasta la orden alta, donde ahora está el centro de salud de la Orden, y coger la antigua carretera del cementerio. Nubes de mosquitos al atardecer, helicópteros fumigando, baños épicos en la piscina de la antigua Ciudad Deportiva del Movimiento y los primeros socios del Club Juji Japón, recibiendo las clases de José González Japón, cuando tenía sus instalaciones en la calle Rico.

La lista de clase desde 5º de EGB hasta COU: Navarro Luna, Sánchez Díaz, Sánchez Urbano y Sande Vázquez, cuando las clases eran de hasta 45 alumnos, cosa impensable en la actualidad. Después ya vinieron las pandillas con los hermanos Molina y Pepe Ortega, los guateques en la casa de Paco Novalio y con la mayoría de edad la novia, mi actual mujer. Y la experiencia del COU, primer curso que nos pusieron mixto, con mis amigos Paco Albéndiz (ya fallecido) y Pepe Arenas, lo pasábamos en grande».

En lo deportivo Ángel Sande fue subcampeón de Huelva de Judo en su categoría, con 14 años. Y posteriormente formó parte del equipo de baloncesto del Veracruz cuando subió a tercera división.

Trayectoria vital

Hablamos de su trayectoria vital, de los caminos elegidos. Nos dice que «las cosas a veces pasan y parecen que son espontáneas, pero pasan por tener un significado, que se descubre con el paso del tiempo y no en el mismo momento. Mi paso por el colegio Salesiano como estudiante pasó desapercibido. Pero fue un acercamiento a un estilo de vida y una manera de entender el mundo que cobra sentido con el paso de los años.

Estuve cuatro años como alumno en el colegio Salesiano, en la etapa de instituto no tomé más contacto con ellos. A partir de mi gusto por la práctica deportiva, conecté con el Centro Juvenil Salesiano que se encontraba en la Calle San José, en la actual plazoleta del Lino, en los bajos comerciales donde se encuentra la joyería Pilares. En esas dos entreplantas del edificio estaba ubicado el Centro Juvenil, con actividades de todo tipo. Un movimiento muy activo y los domingos mucho deporte en las instalaciones del propio colegio Salesiano. Creo que aquella experiencia marcó mi vida para siempre, de ser destinatario participando en las ligas de los domingos, a ser animador y dinamizador de las actividades para destinatarios.

Esta experiencia fue la que marcó la toma de decisiones en mi vida, quería trabajar con y por las personas, especialmente por los jóvenes. Esa experiencia fue determinante a la hora de elegir estudios. Me decanté por el mundo de la educación y estudié magisterio por la especialidad de Ciencias y posteriormente me licencié en psicopedagogía.

Nos unimos un grupo de gente muy comprometida y apasionada por el trabajo con los jóvenes al estilo Salesiano. Comprometidos con los que más lo necesitan, desde el campo del voluntariado y la animación, inquietos, activos.

Trasladamos le experiencia del centro juvenil a la barriada Hispanidad donde constituimos el Centro Juvenil Pinardi, en los actuales locales de la asociación de vecinos, en los altos de la biblioteca municipal. La experiencia de la asociación juvenil sigue con mucha fuerza en la Casa Salesiana de Huelva con la actual Asociación Juvenil Carabela.

Descubrimos que el sistema educativo siempre dejaba al margen a una población de jóvenes importante y participé de las primeras experiencias con Valdocco. Allí estuve ocho años dedicado a la formación de jóvenes que saltaban del sistema educativo.

Y después de esta experiencia pasé a formar parte del colegio Salesiano como docente con los jóvenes de formación profesional, hasta la actualidad.

Llevo 37 años dedicado a la educación, ocho en Valdocco y 29 en el colegio Salesiano. Voy a cumplir 61, y cada nuevo curso se presenta como un reto apasionante«.

Ahora Ángel Sande es el director seglar del colegio y entiende que el azar no es la clave. «Puedo decir que mi entrada en el colegio con 10 años no fue gratuita, como San juan Bosco (fundador de los Salesianos) decía a sus chavales y allegados ‘Iremos a medias’. Con el tiempo creo que formo parte de una gran aventura y una gran familia que es la familia salesiana«.

Buenas gentes de su vida

Ser buena gente no lo vemos como una actitud aislada y de generación espontánea. Aquí tienen que haber actuado personas en el camino de uno para ir marcando un proceder. Ángel Sande opina al respecto que «la personalidad se forja en el seno de la familia, las primeras personas que contribuyen a definir la personalidad son los miembros de tu familia. El tesón, el trabajo incansable, la importancia de la familia, la sencillez y humildad como estilo de vida son las aportaciones recibidas en el seno de mi familia.

Con Carmen, mi mujer, hemos forjado una familia entrañable, he recibido de ella confianza, apoyo incondicional ante todos los proyectos y adversidades, cariño, seguridad.

Y por supuesto, tengo que nombrar a las personas con las que he compartido la pasión por la educación y por los jóvenes.

En primer lugar, los Salesianos, que, desde Paco Vázquez hasta el actual titular de la casa Salesiana de Huelva Jorge Juan Reyes, han ido aportando elementos vitales. Sería muy largo nombrarlos a todos, pero sí que tienen una cosa en común que son las aportaciones que hacen a las personas que compartimos inquietudes y proyectos con ellos. Son personas consagradas, comprometidas con el proyecto de Don Bosco de ‘Salvación de los Jóvenes’. Creen en la capacidad de transformación del mundo, de la sociedad y de las personas a través de la educación, que dan testimonio del estilo salesiano. Trabajo y entrega, en definitiva son hombres de Dios que dan lo mejor de sí mismos.

Y en segundo lugar situaría a tantos compañeros y compañeras de trabajo, que se han dejado seducir y entusiasmar por el proyecto Salesiano. En la interacción del día a día han forjado la sensibilidad, el corazón y los valores ante la vida. En la primera etapa de Valdocco el grupo promotor y fundador. Y en la etapa del colegio Salesiano el equipo educativo de Formación Profesional, con especial mención al Equipo de Orientación y a los maestros de taller.

Y no podía olvidarme de los ‘maestros’ de toda la vida, que muchos reconocerán: D Jesús, D. José María Limón, D. Juan Martínez, D. Vicente, D. Tomás (Con las inolvidables jornadas de pesca en el Rompido), D. Manuel Barrera, D. Juan Labrador, D. Juan Tirado, D. Juan Escobar, D. Juan López, D. José Sánchez, Señorita Maricarmen, y tantos otros y otras.

Para Ángel Sande los valores fundamentales son el optimismo, la alegría, el compromiso con la construcción de un mundo mejor, el compromiso con las personas en especial con los más desfavorecidos, el respeto, la igualdad, la solidaridad, el sentido comunitario, la sencillez y la humildad.

La Educación

Su visión es sistémica respecto a la Educación. Un sistema que no relega a la escuela esa educación, si no que incorpora muy diversos ámbitos en ese objetivo irrenunciable para la sociedad.

Dada la importancia esencial de la misma Sande entiende que debería de contar con los mayores recursos, cosa que no resulta así. «Tenemos que formar a los futuros ciudadanos, hacer que sean personas competentes en muchas facetas. Tenemos que cumplir unos diseños prefijados por la administración, todos los planes de mejora y prevención pasan por la escuela. Todas estas cuestiones son deber irrenunciable de la Escuela. Y ahí es donde los docentes nos tenemos que hacer fuertes y expertos. Debemos aportar todos los elementos formales para ganarse el corazón de cada uno de los niños y niñas, de todos los jóvenes.

Es la ‘revolución de los corazones’, es la constancia y perseverancia en aportar elementos de crecimiento, vivencia de valores y maduración personal, aunque los frutos no se vean de inmediato. Cuando me encuentro con antiguos alumnos o alumnas, no recuerdan lo que aprendieron, recuerdan las experiencias vitales, recuerdan las anécdotas y recuerdan la conexión que durante un periodo de su vida tuvieron con sus maestros y profesores«.

Su actividad profesional le ha dado muchas satisfacciones. Nos cuenta una de las muchas anécdotas que le hacen concluir que «los pequeños milagros en educación se dan a diario, que los sueños no son imposibles. Los sueños se hacen posibles«.

«Un día iba de paseo por el molino, por la calle Macías Belmonte. De repente, un camión hormigonera toco dos veces la bocina, cosa que me resultó chocante y molesta. Se para a mi altura y se baja el conductor. Era “El Pato”, y me dice, con los dos brazos señalando a la hormigonera: ¡¡Sande, mira!!!, con una cara de orgullo e ilusión enormes. Y volvió al camión. Quería expresar que había conseguido algo muy importante en su vida, alegría ilusión, agradecimiento. No os quiero contar la que nos dio en su época José Manuel (El pato)«.

Ilusiones

«Pues en este momento de mi vida, miro para atrás y doy gracias a la vida y gracias a Dios por todo lo vivido y tanta gente con la que he compartido vivencias. Miro hacia delante y vivo con mucha ilusión y expectativas la finalización de mi etapa como profesional. En cuatro años me jubilo, y sin que falte la salud para todos, seguir viviendo la vida con ganas, con intensidad, buscando nuevas experiencias y nuevas formas de seguir aportando ilusiones a los demás«.

 

 

 

Reportaje gráfico: Edith-HBN.

Ángel Sande, nominado Premios Buena Gente de Huelva. Fundación Cajasol, Huelva Buenas Noticias.

1 comentario en «Ángel Sande, extender la alegría de vivir a los demás»

  1. Hoy me sentía un poco nostálgico, y me puse a buscar información sobre el Centro Juvenil Salesiano de Huelva, de hecho abrí hace muchos años un «muro» en facebook para ver si se animaban a unirse personas que hubieran formado parte del Centro, yo recuerdo a un conocido del Centro, que se apellidaba Sande, evidentemente, hace tantos años que la verdad no estoy seguro si puedes ser tú. Creo que a quien yo conocía, tuvo una novia, o igual hasta os casásteis que se llamaba Merchi, que era amiga mía, de la infancia, pues tanto su familia como la mía tenían muchísima amistad. De hecho creo que aún conservo fotos de ella y mía vestidos de comunión, el día del Corpus. Yo hace años que no vivo en Huelva, por lo que he perdido bastante el contacto con la ciudad, y tan solo recuerdo que un amigo del Centro Juvenil Salesiano trabajaba en la Notaría que estaba creo que en la Calle Marina, cerca de la Plaza de las Monjas.

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