JA.de M. La Huelva de las eternas potencialidades tiene un lunar importante en el ámbito náutico deportivo. Y este lunar simplemente se define por la mayor de las paradojas. Por una parte se cuenta en esta provincia con el puerto deportivo con más amarres de toda la costa atlántica española tanto la sur como la norte. Es el Puerto de Mazagón. 835 amarres y unas dimensiones no comparables, a su favor, con ninguna instalación de este tipo en toda la citada costa.
Un acceso desde el mar envidiable. Muchos otros puertos deportivos tienen inconvenientes de calado, de estrechas o no suficientemente resguardadas bocanas, que provocan incomodidades e inseguridad a los visitantes que llegan por el mar. No es el caso de Mazagón, si no todo lo contrario.
En la mayoría de otras entradas a puerto hay que ir mirando la sonda y acercarse o alejarse de determinadas balizas para no correr el riesgo de ‘pinchar’ en el fondo. Aquí no. Esas claves que suelen ser conocidas por los asiduos de cada lugar en el caso de Mazagón no son necesarias para los que llegan ocasionalmente. Boyas verdes a estribor y rojas a babor, luces del espigón de la bocana que no requiere una atención especial, y para dentro. Luego, dentro, unos espacios de atraque generosos para todas las esloras.
La posición de Mazagón en las cartas náuticas no puede ser mejor. En medio de todo, equidistante a la costa portuguesa y la bahía gaditana, y un lugar de descanso espectacular para los navegantes a vela -que suelen tardan más en las travesías- o sencillamente para aquellos que no se alejan de la franja de las doce millas de tierra.
Por eso, sin ningún tipo de promoción o publicidad ya de entrada llegan frecuentes navegantes ‘guiris’ en sus veleros, pasan un par o tres días y siguen adelante. Los atractivos del entorno son, además, incomparables. Sales andando del mismo puerto hacia levante y tienes una playa infinita que se pierde en la lejanía camino de Doñana y la desembocadura del Guadalquivir. Y luego todos los tesoros patrimoniales de nuestra provincia, que dan el juego que uno quiera obtener, válido para el más exigente de los visitantes.
Entonces, sin entrar en la calidad de los servicios puramente portuarios que se prestan, si técnicamente el puerto es inmejorable, si su posición geográfica es ideal, y si el entorno es espectacular ¿por qué el Puerto de Mazagón siempre da la sensación de que languidece, como que se mantiene en un parcial letargo desde el mismo momento que se puso en funcionamiento, nada menos que hace treinta años?
Lo lógico, y de ahí la paradoja, es que fuera base invernal de muchas más embarcaciones. También que tuviera aún más tráfico de tránsito y, sobre todo, que fuese un foco de atracción social, como son la mayoría de los puertos deportivos de esas dimensiones que existen en otras costas, como las de Andalucía Oriental o Levantina.
No se explica, por ejemplo, que los lunes de agosto -y mucho menos en el resto de meses del año- no haya a pie de paseo colindante con los atraques absolutamente ningún establecimiento hostelero abierto. Ni que no exista ninguna tienda de ropa o comercio de moda o complementos. ¿Dónde está el ambiente de un puerto deportivo de la categoría que debería ser este por sus enormes instalaciones? Es sencillamente sorprendente. ¿Qué es lo que falla?
1 comentario en «El Puerto de Mazagón, ese diamante en bruto que sigue esperando»
Lo que falla no es ni el puerto, ni la provincia de Huelva, es el destino Mazagón, abandonado por los municipios de Palos y Moguer, convirtiendolo en un destino cutre al más no poder, con el único atractivo de un gran playa, pero como otras tantas de nuestra provincia, donde los pueblos hacen más honor a sus puertos deportivos. Ojalá haya un giro en Mazagón. Solo hay que ver el entorno del puerto o de la playas de las dunas, el búnker o el propio «centro» del pueblo»
Me encantaría que cambiase de verdad. Por qué le deseo todo lo mejor. Pero actualmente es asi