Desandando el 3 de Agosto

Adolfo Morales. En 2014, investigadores de la Universidad de Huelva, liderados por Juan Campos, descubren la ubicación de lo que se vienen en denominar Puerto Histórico de Palos, lugar desde el que salieron a la aventura del descubrimiento, las famosas carabelas. Una ensenada en las aguas del Tinto, al abrigo de vientos y mareas, y que hoy está compactada por tierra y vegetación.

La noticia, produjo un gran regocijo local, nacional e internacional, por cuanto facilita el conocimiento a la historia contemporánea de aquellos días.

Posteriormente trabajos de excavación sobre una parcela de aproximadamente 800 m2, dan con una alota, hornos para fabricar ladrillos y tejas (con los que luego se construyó la iglesia de San Jorge, y otros hornos para la producción de cerámica para el uso doméstico, vasijas y grandes contenedores para el transporte. También hornos de alimentos donde se hacía pan o se cocinaban animales. Pero el edificio central del puerto es la alota (bodegón, fonda, almacén y aduana).

Juan Campos y su equipo ya desde los años 90 investigaba esta localización hasta dar felizmente con los restos del yacimiento.

A lo largo de estos años y siempre dependientes de la sensibilidad de políticos y administradores, este lugar histórico ha vivido diferentes momentos, pero ninguno más allá de una restauración preventiva ante el nivel freático y la salinidad del entorno. Más allá nada más.

Este 3 de agosto de 2023, decidí acercarme a este sitio histórico y relevante, del que se nos llena la boca de agua, pero que hoy sigue siendo un lugar por acometer con seriedad trabajos de defensa y puesta en valor. Nada nuevo bajo el sol.

Conocí el lugar hace años, durante los trabajos de restauración llevados a cabo, al menos estos, consolidaron los ladrillos y aunque la salinidad vuelve irremediablemente a hacerse dueña de las superficies, el aspecto no es nada malo y parece que lo prevención efectuada sirvió para contener su destrucción.

Hay que volver a los trabajos de defensa y protección, y obviamente de puesta en valor.

Es una vergüenza asistir constantemente, al espectáculo del abandono del patrimonio, este enclave en cualquier otro sitio sería el orgullo local.

Sin ruido, sin charangas, sin nadie al sol, visité la excavación y celebré este 3 de agosto, recordando aquel otro de 1492.