Jaime de Vicente: «soy ferviente aprendiz de emociones»

Jaime de Vicente. / Foto: Adolfo Morales.

“No dividí mi vida en días, sino mis días en vidas”                                                       Juan Ramón Jiménez.

Adolfo Morales. Este madrileño de parlamento amable, siempre respetuoso y constructivo, vio la luz allá por 1942. Conversar con Jaime es siempre un viaje a través de una extraordinaria memoria, en donde se retienen decenas y decenas de momentos memorables, nombres, situaciones y recuerdos entrañables.

Sin titubeo alguno, es una de las grandes columnas que sostienen el alma del Otoño Cultural Iberoamericano, un proyecto en el que obviamente, siempre estuvo acompañado, pero del que sin duda es uno de sus mentores vitales y gran parte del su estructura formal y organizativa.

Gracias a la Asociación Cultural Iberoamericana, la ciudad disfruta de una programación cultural, sustentada en fondos importantes pero modestos procedentes de la Administración e instituciones privadas, que cada año surte de una alternativa que complementa aún más a la oferta y dinamización municipal o privada.



Conversamos amigablemente, ya nos conocemos hace tiempo, y el poso de la amistad es una obviedad que facilita el encuentro, del que sobre todo me interesa la esencia que vive dentro del interlocutor.

-Jaime, ¿Qué es Arte para ti?, ¿Cómo lo vives, con cuál de ellos te identificas más?

Soy de ciencias como se solía decir, no tengo formación humanística, soy un lector constante, si bien disperso, con centros de interés cambiantes. Me emociona la capacidad que la literatura puede proveer, y son la ficción y el ensayo mis preferidos. Últimamente más el ensayo.

-No hace mucho he releído Las Afinidades Selectivas de Goethe, que me ha parecido fresco y actual, eso de la química que une a las personas. Por supuesto Patria de Fernando Aramburu, o ya muy recientemente Irse de Casa de Carmen Martín Gaite. Pero soy ferviente aprendiz de emociones, que las busca y las encuentra en todas las manifestaciones artísticas.

-La capacidad de sorpresa no acaba nunca. Todos los artistas viven en un vaivén de sentimientos y sensaciones que da personalidad a sus producciones, el artista pretensioso produce igualmente, pero carece de sentimientos reales y eso es percibido indudablemente, yo que estoy a ese otro lado, como espectador lo que busco es aprender y sobre todo emocionarme.

-Ahora que está tan en boca de todos la IA, esta otra inteligencia emocional a la que sólo pueden acceder los humanos y que es capaz de generar tantas magnificas manifestaciones muy a pesar de la IA, no tiene sustituto. Al hilo de esto que hablamos en cuanto a la pulsión creativa,me viene a la cabeza la obra Seis personajes en busca de autor de Pirandello, en el que los personajes se apoderan de la obra, sin emoción no hay comunicación.

-Todos conocemos este derroche de energía que despliegas y que conlleva la preparación y coordinación de decenas y decenas de eventos, que conforman la habitual propuesta del Otoño Cultural Iberoamericano, ¿A qué obedece este sin par consumo de fuerzas y de dónde nace esta vinculación con Iberoamérica?

-La cultura relacionada con Iberoamérica probablemente tiene que ver con que mi madre naciera en Argentina, hija de emigrantes españoles, esta circunstancia ocupa una parte sustancial y tal vez sea ese hecho, ese sentimiento de conexión que cuando llegué a Huelva por motivos profesionales de la mano de José Luís García Palacios, recobra vitalidad e identidad, por esas vinculaciones locales con América, con las fechas determinantes de la historia como el 3 de agosto o el 12 de octubre, esa vocación Iberoamericana de Huelva fue el revulsivo que puso el foco en aquella orilla del Atlántico.

-Vine a Huelva a organizar los servicios agrarios de Caja Rural, y el hecho que posteriormente la institución se expandiera a otros ámbitos, incluso la posterior creación de la Fundación y que me pusiera José Luís al frente de ella, o la apertura del Centro Cultural de la Caja Rural.

-Es un momento en el que la entidad se abre a otros espacios, y así en 2008 surge el Otoño Cultural Iberoamericano con la compañía y la energía de un extraordinario compañero de viaje como fue Uberto Stabile, precursor sin duda de este proyecto. Desde entonces hasta hoy, el periplo no ha podido ser más enriquecedor para todos, la próxima edición será la 16, y haremos en números redondos un acumulado de más de 600 eventos.

-El Tiempo será una pregunta común en todas estas conversaciones le explico, al hilo de este concepto, le pregunto ¿Qué es el tiempo para ti Jaime?

-Sobre el tiempo, a mis 81 años cumplidos, quizá el concepto de Tiempo haya cambiado según atraviesas los diferentes estadios de la vida. Es un bien escaso, es un instrumento, un regalo que se hace mayor cuanto mayor te vas haciendo. Es importante llenar cada día de contenido y significado.

-Como escribiera Jorge Amado, miembro de la Academia Brasileña de Letras, en un relato de memorias en el que cuenta la visita a un cementerio alemán, al deparar en algunas inscripciones de lapidas donde se daba la incongruencia entre las fechas constatadas, en las que se diferenciaba el tiempo vivido y el tiempo real biológico que se hacía constar en ellas, a diferencia de esta anécdota, mi sensación en estos últimos años, me hacen pensar y sentir que estoy aprovechando bien el tiempo.

-Mi familia, por suerte, una gran familia cercana y conectada, o simplemente salir a la puerta de mi casa y respirar la naturaleza son una suerte, junto a la posibilidad de seguir apostando por sentir la emoción, por la difusión de la cultura en compañía de tantos buenos amigos, entre otras cosas hermosas.

-El OCIb me ha dado la oportunidad de conocer a extraordinarias personas en números absolutos, y algún que otro desacierto desventurado, es verdad que por lo que sea, por quitarme el sueño, o la imperturbabilidad que me acompaña, he dedicado más tiempo del que debiera a estos desencuentros, algo que hacemos innecesariamente todos.

– ¿Te queda algo por hacer, hay algún proyecto en ciernes, un hito más que alcanzar?

-Como sabes el OCIb tiene vocación expansiva, y es Portugal ahora una frontera que sortear y consolidar colaboraciones que ya comienzan a reportar experiencias en ambos territorios, pero el Puente de Cultura entre las dos orillas del Atlántico, guardan también proyectos que no se pueden adelantar porque aún están en conversaciones o también la anhelada Bienal de Escultura Liberada de 2024, marcan o marcarán puertos de primera categoría emulando a esos aguerridos ciclistas.

-Finalmente, ¿Cuándo tú te canses, porque las ganas te abandonen, o las fuerzas, va a pasar lo mismo que a Latitudes?

-La desaparición de Latitudes es un drama, he hablado con José Luís Ruíz y le he mostrado mi pesar, es posible que parte de su drama sea que no estaban al igual que nosotros profesionalizados, es decir se conseguían fondos para mover los eventos, pero no para mantener a un director ejecutivo como obviamente ocurre en otras asociaciones o fundaciones de mayor arraigo y presupuesto.

-Una de las líneas que tenemos a corto y medio plazo es el relevo en las funciones ejecutivas y también en las representativas. En el OCIb son muchas personas las que colaboran o han colaborado eficazmente a lo largo de estos años, unos desde la Asociación como miembros, otros desde fuera y todos prácticamente trabajaron de modo altruista, aunque obviamente la dedicación y el tiempo hay que pagarlos, la cultura hay que reconocerla y satisfacer la profesionalidad tanto a artistas como a otro tipo de colaboraciones esenciales. Otra cuestión es y no menor la capacidad económica disponible.

-Hay que ir dando el testigo, y ojalá a la vuelta de un año podamos hablar de avances en ese sentido. No entiendo ni entenderé cómo la Administración u otra entidad privada, no reaccionó para mantener y dar continuidad a un proyecto culturalmente tan intenso y dinamizador, como fue o es Latitudes.

-Las Asociaciones como las nuestras, no entran en colisión con ninguna programación, somos un complemento con presupuestos muy limitados, pero con una gran disposición para ofrecer muchas otras actividades con sabor a hermanamiento y fusión entre pueblos, Huelva es bien conocida en Iberoamérica también gracias a este granito de arena que el Otoño Cultural Iberoamericano provee edición a edición, en este maravilloso intercambio de culturas, que nos enriquece a todos.

La despedida no por obvia, es su constante capital, se disponía a acudir a otra cita, siempre relacionada con posibles colaboraciones, artistas, entidades, etc…


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