Dora: «decir maricón es una distinción, como homenaje a tanto sufrimiento gratuito»

Dora Guillot. /Fotos: Adolfo Morales.

“No dividí mi vida en días, sino mis días en vidas”                                                         Juan Ramón Jiménez.

Adolfo Morales. Siempre que veo a Dora, envuelta en ese halo de femenina presencia, apacible y plástica en sus andares, segura de sí misma, me complace y es para mí motivo de satisfacción tanta normalización a pesar de tanta curiosidad ajena.

No era la intención, pero hablar aún hoy sobre transexualidad sigue siendo un tema polémico, confuso, abierto a la especulación, en el que probablemente no se escuche a los/las directamente protagonistas, y en el que tal vez tengamos poco que añadir al respecto los demás. Una vez más la historia la pretenden escribir otros, que no tienen ya bastante con ellos mismos.

 

-¿Quién es Dora?



Dora en femenino, “palabra de mujer” como dice Mónica Naranjo. Soy de Huelva, nací apenas hace 28 años en la clínica de Los Naranjos, y vivo desde entonces en Isla Chica. Es mi nombre ahora, no lo he cambiado aún en el DNI, lo tengo pendiente, más que nada es pura pereza.

-La naturaleza que no es ni más ni menos caprichosa, a veces juega al despiste, olvidando lo estrecho que somos los humanos a la hora de clasificar cada cosa, y cuando sucede que vives en un cuerpo diferente a tu naturaleza, salta la chispa ¿Te has sentido mujer desde siempre?

-Para mí verme guapa era ya sinónimo de sentirme mujer, con eso me bastaba, aunque mi infancia no fue especialmente restrictiva en ambientes familiares, siempre hice lo que me salía del coño. Gustos, aficiones o juguetes, no tuvieron problema en eso, pero el ser mujer lo veía y lo sigo viendo como algo utópico, por esa significación tan sublime que conlleva el término, pero me conformo con lo que me dejen.

-Siempre he tenido mucha libertad, yo jugada con todo y nunca me dijeron esto es de niño. Además, los ejemplos de feminidad en mi casa fueron muy libres. Por decir mi bisabuela o mi abuela, eran mujeres que no se movían en ese entorno de peluquerías o de coquetería al uso. Por el contrario, se podría decir que eran menos urbanas y más relacionadas con el mundo de la naturaleza, digamos que tenían otro tipo de intereses más prioritarios.

 

-¿El resto del mundo, se antojó incomodo?

Si, me hacían bullying. Imagínate en un colegio de niños, yo una niña, era una constante burla o provocación. Si es verdad que me libraba un poco de todo eso, porque era una buena estudiante, y sacaba todo muy bien y eso me hizo encontrar un lugar. Me rodeaba de los profesores, de los adultos, obviamente tenía mis amigos también, tampoco era una marginada, pero entre los niños de mi edad sentía que no encajaba. Ser LGTB me hacía perceptiblemente diferente.

-A la vuelta del tiempo, la proyección es que aquel mundo no tenía nada que ver conmigo, las distancias culturales o educacionales son menores, pero no han desaparecido del todo. La apreciación de la posible resistencia exterior depende de mi estado de ánimo.

-Es verdad que los dos últimos años ha habido un avance notorio, en los que la hostilidad, salvo excepciones ha disminuido, aunque siempre te cruzas con miradas, con codazos, ser Trans condiciona a los otros, a algunos, desde ir a comprar el pan o hacer cualquier cosa. Pero yo encuentro en eso algo positivo, es una especie de filtro de autoexclusión, y finalmente en tu vida siempre queda quién tiene que estar. Soy amable, educada, pero nada me pasa inadvertido.

– ¿El activismo feminista os ha arropado, habéis ganado en cobertura social?

-El feminismo mal entendido me parece atroz, los dos últimos años lo que ha pasado con las radicales, con la transexualidad, o la CES, y tantas otras cosas, han sido nefastos. Me parece que dentro de 15 años van a tener que pedir comprensión y disculpas por tantos errores… se les ha ido de las manos, es verdad que tampoco creo que sean tantas, pero hacen mucho ruido, incluso me he sentido incomoda en la manifestación del día de la Mujer, y te preguntas si no me quieren aquí, que se supone que me tienen que querer, para eso me quedo en mi casa. El feminismo ha venido muy bien, pero se podría hacer mejor.

-¿A qué aspiras como ciudadano?

-¿Aspiraciones? ninguna, quedarme como estoy. No genero grandes anhelos porque junto a estos van las frustraciones y requiere un esfuerzo que hoy no me seduce. Sueño con seguir bien, con no sufrir más, que no salgan cosas que me estresen, vivir feliz. Me gusta la vida, salir, estar con mis amigos.

-En la Sala La Mínima de Sevilla, expones junto a otros colegas, en tu caso un conjunto coral donde un busto de cerámica es la pieza principal, que contiene una inscripción en el pecho “shemale”, sin duda eres un artista comprometido, ¿Cómo llevas este terreno?

-Pinto, hago cerámica, escribo y me encanta sobre todo lo audiovisual. Si, me siento artista, pero la vida de los artistas no me gusta nada, me parece super aburrida, hay mucho elitismo, mucho clasismo, tienes que renunciar a muchas cosas. Esa lucha de egos, yo soy mejor que tú, me aburre, porque en el fondo los artistas de verdad son humildes.

-Me gusta escribir, notar la poesía en los bares, encontrarla a través de la gente reventada, que ha sufrido… hay mucha gente que no vive y sí comunica, y eso aburre. Con la gente que hace mucho ruido hay que tener cuidado, los verdaderos genios son gente humilde.

-Comencé haciendo mis pinitos en lo audiovisual con mis amigas. Soy en el fondo una privilegiada, me rodeo de gente muy interesante, muy rica culturalmente hablando, me siento libre y no tengo que asumir nada. Soy yo misma y esa es mi aspiración cuando hago cosas, que todo sea muy natural. El corto último que se ha visto en Huelva, Sevilla y Madrid no está colgado en ninguna plataforma aún, hasta que deje de pertenecer a la Escuela de Cine y sea solo mío.

-El primero fue Mujer, mi Madre, que es una frase de La Veneno y que dirigió un amigo mío que se llama Víctor, dónde yo sólo fui la imagen. Ya entonces aquella experiencia me ilusionó, me lo pasé super guay, es verdad me gusta mucho, y este último trabajo se llama El Paso Transcendental con una codirección compartida con mi profesora de la Escuela de Cine.

-El cine, los cortos me gustan mucho, pero soy muy espontánea no soy muy de programarme y estructurar, pero si de pronto siento la necesidad de decir algo, me pongo manos a la obra.

-Me encanta el cine español de los 80, 90, de Almodóvar, Quique San Francisco, Maribel Verdú, ese cine cutre, tierno, amable, un cine único. La última que he visto es Amantes de la Verdú, que ya ves tiene sus años, con Jorge Sanz

-¿Le han hecho a Dora las circunstancias ser o parecer extremista?

-Aunque cada vez soporto más cosas, antes estaba más necesitada de apoyo para el desarrollo de mi personalidad, pero como ya lo he conseguido, te diría que me molestan pocas cosas, un mundo más a mi medida.

-Nuestra sociedad, no puede desasirse de un pasado reciente, en el que lo más rancio de la mente vigiló y ordenó nuestro modo de vida. Aquel oscuro tiempo del fascismo desnaturalizó al ser humano en víctimas de una vida postiza, en la que mostrar en sociedad una cara y en privado otra diferente. Se crearon monstruos de donde no había más que formas diferentes de vivir.

 

 

 

 

 

-Por entonces la sociedad en todos los niveles, catalogaba a personas con una sexualidad diferente como maricones, siendo esto un insulto aberrante, que marcó la vida de muchas personas que mostraron en público su personalidad en este sentido, así perdura aún hoy que la palabra maricón arrastre ese tabú.

-Hablamos del drama de aquellos “maricones” y transexuales de la postguerra que tuvieron la mala suerte de terminar en la cárcel de Huelva. Muchos de ellos murieron desatendidos sin medicinas ni higiene. Muchos años después, la ciudad se rinde y homenajea a aquellos otros proscritos como fueron La Moni o la Lechuga, a quienes tanto se les usurpó y con ellos la palabra maricón asociada al insulto logró las más altas cotas de la inmoralidad.

-Por eso ahora decir maricón no hay que manifestarlo como un insulto sino como una distinción, como un homenaje a tanto sufrimiento gratuito. A mí la palabra gay se me queda corta.

-He observado que casi eres un friki del Mundo Rosa.

-El tema Rosa me parece una narrativa genial, hay mucho teatro. Me encanta Sálvame, no lo vivo como un tabú. El tema rosa y yo tenemos mucho en común. Mucha gente nos ve como diciendo no deberían estar aquí. Aunque alguno se escandalice con lo que voy a decir, me pregunto, ¿que tienen de diferentes Rosa Benito divorciada de un drama Lorquiano? muy poco, es drama humano, narrativa. En mi Mundo Rosa hay mucho arte y mucha narrativa.

-¿Te gustaría que el colectivo LGTB viviese en una normalización tan absoluta que dejéis de llamar la atención y pasarais desapercibidas?

-Esa estridencia no está en nosotras, está en los demás, para nosotras es algo común.

-¿Qué cosas sobran en el colectivo LGTB, si sobre algo?

-Sobra el machismo. Yo he sido una época gay, hombre gay, ahora ya soy transexual. He sociabilizado como hombre gay y siempre se persigue el ideal de hombre rudo, masculino, sin pluma, al final todo el mundo quiere lo mismo.

-El universo gay hace cinco años estaba muy contaminado del binarismo. A mí me asfixió. Me enamoré perdidamente a los 16 años y luego llegó la ruptura. Mi duelo duró mucho tiempo, luego me he encaprichado de alguien, pero enamorarme solo una vez de momento. Se pasa mal, pero no todo es amor. Durante mucho tiempo padecí ansiedad más intensa por la presión y la distorsión de la gente hacia mí, así que la psicóloga fue mi gurú durante años, ya obviamente menos.

-El Tiempo como concepto, ¿Qué representa para Dora?

-Nada, hay personas que viven en 2023 y otros al mismo tiempo en 1985. El tiempo son estados de ánimo, mañana voy a cumplir 29 años y me siento mejor que cuando tenia 25. ¿A los anillos de un planeta le importa el tiempo? Pues no. En lo social me importa como a todo el mundo con sentido común. Que no avance el fascismo con el odio adherido, el cambio climático, y sobre todo el sufrimiento, me preocupa que la gente sea feliz. Yo siempre quiero que gane el bueno. Hay sitio para todos.

Gracias DORA, ha sido un placer escucharte y saludarte como siempre.

 

Dora Guillot, conversaciones en terreno común. Adolfo Morales.


Puerto de Huelva

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