José Manuel Alfaro/Cuaderno de Muleman. Prometeo no solo engaño a Zeus, el padre de los dioses y los hombres, cuando este realizó el sacrificio de un gran buey que dividió en dos partes y en una de ellas puso la piel, la carne y las vísceras, que ocultó en el vientre del buey y en la otra puso los huesos pero los cubrió de apetitosa grasa y que fue la mitad que Zeus eligió y que indignado por este engaño prohibió el fuego a los hombres, hasta que Prometeo decidió robarlo del monte Olimpo devolviéndolo a los hombres en un tallo de una cañaheja consiguiendo de esta forma que la humanidad pudiera volver a utilizarlo.
Mucho se ha especulado desde entonces sobre la localización de uno de los lugares donde Prometeo había depositado parte de este fuego después de robarlo, hasta que un estudio internacional ha presupuesto, que después de que Prometeo cogiera el fuego del carro Helios o de la forja de Hefesto Prometeo escondió parte en Zalamea la Real en el yacimiento de El Pozuelo. Un complejo prehistórico descubierto y excavado por Carlos Cerdán en 1946 con una de las construcciones megalíticas onubenses mejor documentadas.
Un yacimiento que pertenece a la Edad del Cobre, cuyo ritual funerario estaba caracterizado por el levantamiento de dólmenes con corredor de una o varias cámaras dobles, triples o quíntuples, con diferentes trazados y tamaños, compuesto por once sepulcros que datan entre el 3000 y el 2500 a. C. y que sería una de las primeras arquitecturas prehistóricas de la provincia y las más antiguas de la fachada atlántica y ahora uno de los lugares elegidos por Prometeo donde dejó el fuego de los dioses.
De confirmarse esta teoría estaríamos ante el descubrimiento que corroboraría además de que este fuego no solo fue utilizado para realizar labores funerarias o cocinar, sino que fue el factor decisivo sobre el que se construyó toda una industria minera de la zona que ha estado indisolublemente unida a la historia de la provincia hasta nuestros días. De aquí habría partido el fuego a todos los lugares de la zona en los que las que este elemento esencial de la naturaleza forma parte de las manifestaciones culturales, como fiestas y romerías y lamentablemente este fuego habría sido también utilizado para provocar el primer incendio intencionado de la zona por el 5000 a. C.
Tras este hallazgo las investigaciones se centran en conocer que fue lo que apago el fuego de Prometeo en el yacimiento de El Pozuelo y si este se podría recuperar de alguna forma para trasladarlo al futuro museo de Zalamea donde sería confinado y exhibido de forma segura como parte del contenido museístico, convirtiéndose en la piedra angular de un museo que podría ser el único lugar del mundo donde la gente podría admirar el fuego que Prometeo le robó a Zeus y que convertiría a Zalamea la Real en capital mundial del fuego eterno de los dioses.