María Bahamonde. Hace unos días, escuchaba un podcast en Spotify con el nombre de “Economía para novatos” en el que una estudiante de Economía contaba su experiencia cuando alguien le preguntaba qué estudiaba. Las respuestas nunca solían ir encaminadas a mostrar interés o admiración, ya que bueno, no es igual de sugestivo estudiar física nuclear y ser físico o estudiar derecho y ser abogado.
Claro, porque ¿quiénes estudiamos economía que somos? ¿economistas?, ¿economistas aunque trabajemos en un despacho de abogados?, ¿economistas aunque trabajemos en el departamento administrativo de una empresa? No sé, parece extraño.
La primera cuestión a resolver es la siguiente: ¿Qué es estudiar economía? Como suele decirse, la economía es la ciencia de la escasez y la elección, ya que se centra en analizar como satisfacer unas necesidades ilimitadas, propias del inconformista ser humano, con unos recursos limitados. Al existir esta diferencia entre lo que deseamos y aquello que tenemos para calmar esos deseos, es necesario administrar, elegir y priorizar, empezando por cubrir aquellas necesidades básicas.
Los economistas estudian la mejor forma de realizar la asignación de estos recursos, analizando e interpretando la información de la que disponen, pero al tratarse de una ciencia social también investigan acerca de comportamientos específicos de los seres humanos, como su forma de actuar ante la subida de precio de ciertos bienes y servicios o las consecuencias de la inflación, algo muy de actualidad, para las acciones del día a día. Así, la economía es bastante más importante es nuestras vidas de lo que pensábamos.
Si nos paramos a pensar, para ser ciudadanos y ciudadanas que entiendan las acciones que se toman en ámbitos tan importantes como el político, es necesario entender cuestiones económicas, al igual que para realizar acciones del día a día: pedir financiación a través de préstamos o créditos, administrar nuestra nómina para poder vivir de la mejor manera posible con el dinero que tenemos, o incluso, realizar inversiones si tenemos ciertos ahorros. Sí esto es así, ¿por qué no estudiar economía de la misma forma que lo hacemos con las matemáticas o con la literatura?
Mientras que la nueva Ley de Educación (LOMLOE) ha quitado importancia al estudio de la economía en los institutos a nivel nacional, dejando tres materias de modalidad en Bachillerato y dos optativas en la ESO, a nivel autonómico, Andalucía ha decidido incorporar dos optativas más en la ESO y tres optativas en Bachillerato. Así que, jóvenes de Huelva no perdáis esta oportunidad, si queréis tener poder de decisión en el futuro y decidir en base a unos conocimientos adecuados, estudiad economía.