Manuel Mora. Soy padre de una niña de 4 años. Soy uno de esos padres nacidos en el baby-boom de los años 70 después de la caída de la dictadura en España. Nacimos y crecimos libres en un país que empezaba a disfrutar de libertad de ideas y pensamientos después de varias décadas de represión.
Estos días he tenido conocimiento de un hecho triste, que al parecer se viene produciendo desde hace algunos años. El 19 de marzo se celebra en nuestro país el día del padre y el primer domingo de mayo se celebra el día de la madre. En el colegio público donde acude mi hija, esos días se han dejado de celebrar.
Más allá de cuestiones ideológicas o religiosas, el día de la madre es una festividad que
se celebra en gran parte del mundo y que tiene su origen en la antigua Grecia donde se
le rendían honores a las madres de los dioses griegos. Los romanos siguieron la tradición
y muchos pueblos y culturas a lo largo de la historia la han mantenido hasta nuestros
días.
El día del padre en cambio, es más reciente. Fue precisamente una maestra, Manuela
Vicente Ferrero en un colegio público, quien en 1948 decidió celebrar por primera vez
el día del padre con sus alumnas. Es especialmente triste que, en un colegio público, con libertad de ideas y opiniones, respetables todas, se celebre el día de Halloween, el día de la Constitución, el día de Andalucía, el día de la Paz, el día del medio ambiente, etc. etc., y que un día tan señalado y especial para los niños como es el día de su papa o de su mama, no se le preste la más mínima atención.
El día del padre o de la madre, representan el respeto y la admiración por nuestros
padres, esos que con tanto esfuerzo nos sacaron adelante. Yo, al igual que tú que lees
estas líneas, lo hemos celebrado año tras año en los colegios en nuestra infancia y la
emoción que yo sentía al darle a mi padre una figurita de barro o un dibujo hecho con
todo el cariño e ilusión de un niño, son recuerdos que aún perduran.
Ese respeto y cariño que sentíamos aquellos niños hacia nuestros padres, y hacia
nuestros maestros, hoy ancianos o ya fallecidos, eran algo más que simple educación.
Eran los valores que trasmitía la escuela, el respeto, el compañerismo, la amistad, el
esfuerzo, … Esa educación, desgraciadamente se ha ido perdiendo en la escuela
tradicional, entre otros motivos por estúpidas normas y costumbres que una minoría
han ido imponiendo a la gran mayoría de personas que piensan como yo.
Yo respeto todos los tipos de familias y de modos de vida. En este país, afortunadamente,
cada cual es libre de llevar el estilo de vida que quiera, cosa que no pudieron disfrutar
nuestros padres. Pero tampoco es de recibo que tengamos que estar sometidos a las
decisiones y nuevas normas de unos pocos.
Celebrar el día del padre o de la madre, no tengo que explicárselo a mi hija ya que, para
ella, igual que lo fue para nosotros, sus padres son lo más especial. En cambio, explicarle
a un niño de 4 años que es la Constitución Española, que representa la autonomía de
Andalucía, los problemas actuales con el medio ambiente o las atrocidades que algunos
barbaros ejercen contra sus parejas, es tarea poco más que absurda.
¿Qué valores aportan estas celebraciones a un niño? ¿Cuál será la próxima celebración
que nos impondrá el colegio? ¿Quizás el día del orgullo? Creo que todas las familias merecen un respeto, las familias monoparentales, homoparentales, biparentales, multiparentales, etc. etc. Pero también creo que todos debemos tener respeto por la familia tradicional, que hoy en día sigue siendo mayoría.
Si seguimos perdiendo esos valores en la escuela, estamos perdiendo una parte muy
importante de la educación de nuestros hijos. Aquella escuela anticuada, sin recursos,
sin especialistas, sin técnicos, pero con personas dedicadas y preocupadas por nuestra
educación en todos los sentidos, incluidos los valores personales, nos ayudó mucho a
esta generación que hoy vemos aterrados las noticas sobre los problemas en los colegios
con los niños. De aquella escuela tenemos los resultados y de la actual los estamos
viendo con angustia cada día en las noticias.
Celebrar la faceta trabajadora de la mujer, la faceta que han representado las mujeres
en la ciencia a lo largo de la historia, o recordar con un día a todas aquellas mujeres que
han sufrido violencia, está muy bien, pero no reconocer a las mujeres y hombres que
sobre todo y por encima de todo han sido madres y padres y han estado dedicados a
su familia, me parece una falta de ética y valores de estos maestros, que quizás por
miedo o por imperativo de unos pocos no son capaces de valorar lo que ellos en su día
SI hicieron con sus padres.
Sin valores la educación no es plena.
Manuel Mora