Alonso Sánchez, el de Huelva, sigue esperando

JdB. Pongámonos en la piel de un visitante a nuestra ciudad. Imaginemos que por las razones que sean termina llegando al parque del Muelle -el de las Palomas, el más atrás ‘de los monos’- y entra desde la plaza XII de Octubre. Quizá caiga en la cuenta que a la derecha hay una estatua que representa a un navegante con lo que se supone una carta náutica en la mano izquierda y la derecha asida a una vieja rueda de timón.

Estatua de Alonso Sánchez en el Parque del Muelle. / Foto: HBN.

Puede que movido por la curiosidad se acerque y lea la leyenda que aparece en el pedestal. Un escudo de Huelva y una inscripción que dice «Al marino Alonso Sánchez de Huelva, Predescubridor del Nuevo Mundo». ¿Y ese quién es? probablemente se pregunte. Si ostenta tal título muy poco considerado debe estar cuando su monumento se encuentra en un plano tan secundario de la urbe -pensará-.


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Y si luego se pone a bichear para saber más de la cuestión podrá comprobar que todo tiene su explicación. Alonso Sánchez está a medio camino. A medio camino de la leyenda y la historia. Y esto no debería ser así. Habría que inclinarse por una cosa u otra. Como leyenda no tendría mucho sentido la estatua en el parque, y como figura histórica sin duda resultaría más que desmerecida.

Alonso Sánchez de Huelva, que si existió estará a la espera de un justo reconocimiento, ha tenido la mala suerte de que su figura se acredita a través de referencias bibliográficas que, a su vez, se basan en la tradición oral. Aunque los muchos autores ‘alonsistas’ suelen tener bastante reputación, no es suficiente. Dado que no hay ninguna prueba documental directa, resulta relativamente sencillo intentar desmontar la teoría basándose en que su figura pudo ser creada para debilitar al protagonista de los pleitos colombinos, el Gran Almirante Genovés.


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La expedición de Colón llevaba una ruta predefinida.

Muy débil este sustento historiográfico de Alonso Sánchez frente a la notoriedad contrastada de Colón, a quién supuestamente regaló información que fue el sustento y argumento para que el universal descubridor proyectase y ejecutase ese viaje trascendental en la historia moderna de la humanidad.

Pero es indudable que la existencia de Alonso Sánchez de Huelva tiene mucho sentido. Los defensores de lo relatado en sus publicaciones por cronistas y escritores del siglo XVI, relativamente cerca de la fecha del Descubrimiento, Gonzalo Fernández de Oviedo, Francisco López de Gomara y Fray Bartolomé de las Casas, entre otros, hablan de la existencia de ese ‘piloto anónimo’ informante de Colón. El Inca Garcilaso -de una generación inmediatamente posterior de los anteriores- confirma que es Alonso Sánchez de Huelva. No hay que olvidar, en el relieve de esta afirmación, que Garcilaso está considerado el padre de las letras del continente americano.

Digna estatua pero muy modesta y situada en un lugar de escasa afluencia./ Foto: HBN.

Y a esta fuente básica y creíble en términos de la reputación del autor, compartida por otros cronistas próximos que le sucedieron en el tiempo, se le suma el hecho incuestionable de la obstinación de Colón por esa ruta y su seguridad de que allí estaban ‘Las Indias’. Las Capitulaciones de Santa Fe, obviamente previas al Descubrimiento, hacían referencia a las tierras ‘que se han descubierto’.

Y en este punto habría que preguntarse si Alonso Sánchez fuese de Cádiz, Málaga o Sevilla, por poner ejemplos próximos, la estatua sería tan modesta -con todos nuestros respetos a su genial escultor, León Ortega- y estaría tan escondida. Para más ‘inri’ lo hemos castigado poniendo su nombre al adefesio impersonal -disculpas para aquellos que les guste, si los hay- que se hizo enfrente del Parque de la Esperanza.

Una lástima que la anterior corporación municipal desaprovechara la oportunidad, y en vez de poner un Alonso Sánchez como Dios manda situase un Colón ‘B’ en la plaza de las Monjas. Ya teníamos -tenemos- un Colón de categoría -el de la Punta del Cebo-, y nos faltaba -nos falta- promocionar y situar a Alonso Sánchez en un lugar más preeminente. ¿Si no somos nosotros quién lo va a hacer?

Entre que muchos onubenses -posiblemente la mayoría, sobre todo de los jóvenes- no tienen ni idea de quién fue -o pudo ser- Alonso Sánchez de Huelva, y que su estatua está ahí escondida en los confines de la vaciante, el tiempo va jugando en contra de la memoria de aquel navegante que supuestamente fue el original ‘culpable’, precursor, en semejante acontecimiento histórico.

Hay, como decimos, dos posturas. Dar crédito a aquellos cronistas del XVI y posteriores historiadores -españoles y extranjeros- que dan por buenas aquellas referencias, y considerar a Alonso Sánchez como un personaje histórico. O la contraria, entender que estamos ante una figura legendaria.

Pues bien, en ambos casos con coherencia cabría situar a Alonso Sánchez de Huelva en posición más destacada. Si lo consideramos figura histórica huelga el argumentario. Y si pensamos que es leyenda habrá que tener en cuenta que representa una época, un lugar -Huelva-, y una gente -marinos de este enclave- que se caracterizaban por su audacia y sabiduría náutica. ¿Por qué si no en ese caso Garcilaso atribuiría en su supuesta invención la condición de huelvano al predescubridor? Pues eso.

 

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