JdeB. Los coches de nuestra vida, símbolos de las distintas épocas que hemos ido conociendo, solemos recordarlos con emoción y nostalgia. Han sido testigos de momentos felices y a veces amargos, pero han ido con nosotros. Aquellos míticos de nuestro primer uso de razón, en las distintas décadas según la edad que tengamos ahora.
Esos coches de los setenta y ochenta donde se popularizó su propiedad por el común de la gente recuerdan unos años de expectativas, tiempos en los que parecía que horizonte planteaba menos incertidumbres.
¿En qué familia no ha habido un ‘seita‘, automóvil sin duda más popular de los años 60 y setenta del siglo pasado? Los padres o abuelos de los actuales automovilistas en su progresión en cuanto a tenencia de vehículo es casi seguro que pasaron por ese primer y extendido utilitario.
El seiscientos de alguna forma, aunque a un nivel exponencial en cuanto a matriculación de unidades, cogía en el mercado el testigo de un pequeño utilitario que estuvo fabricándose hasta 1961, el renault 4CV, conocido en España como el cuatro-cuatro. Un coche con seiscientos kilos de peso y una velocidad máxima de 90 Kms./h.
Por aquella época, principios de los sesenta, también había otro vehículo bastante popular en España y por tanto en Huelva, aunque de un escalón superior en categoría al seita y el cuatro-cuatro.
Era el Gordini, forma simplificada con el que se llamaba al modelo Dauphine de Renault, de mayor tamaño y cilindrada que los anteriores.
Una relación de los coches de nuestra vida en esta época sin contar con el Citröen 2 caballos resultaría más que incompleta. Este vehículo ligero comenzó a producirse en 1948 y estuvo en el mercado de vehículos nuevos hasta nada menos que 1990. Tuvo un ‘hermano’ de la misma marca, con una fisonomía y prestaciones similares en el Dyane.
En estos sesenta y setenta había coches de gama superior y otros de lujo o alta gama. Entre los coches de gama superior se encontraba el seat 1500 y luego los seat 124 y 1430. Automóviles estos ya distanciados en cuanto a dimensiones y prestaciones del rey de lo popular, el seiscientos. Había, así mismo, un modelo que era ligeramente más cotizado que el seiscientos. Hablamos del seat 850.
La firma española con licencia italiana competía fundamentalmente en el mercado ibérico con las francesas Renault y Citröen.
Renault produjo unos modelos que tuvieron una presencia fundamental en las carreteras y calles españolas. Nos referimos al mítico Renault 5 y los Renault 6, Renault 8, Renault 10 y el popularísimo Renault 12. Luego llegaron el 9, 11 y 18, como destacados de la marca ya en los ochenta.
Las calles de Huelva en los setenta veían también discurrir al seat 127, y otros derivados como el 133 y su sucesor el ‘fura’. Así mismo los Simca 1000 o los coquetos ‘Minis‘. Pero entre estos pequeños utilitarios, que contaban con importantes flotas en la urbe, a veces podíamos ver pasar a los impresionantes Dodge 3700 GT, o los Mercedes 300 D. Estos no estaban al alcance de cualquiera, lamentablemente.
Los vehículos de uso doméstico se conjugaban en ocasiones con perfiles más proclives a la carga, como el popular R-4 de Renault, un coche muy de campo que estuvo fabricándose más de 30 años desde 1961. Con esta naturaleza pero más urbanita salió en 1980, con tres puertas, el Seat Panda.
En 1972 la marca norteamericana Ford da el salto a Europa para el mercado de los utilitarios y empieza a fabricar, en España y para todo el mundo, otro mítico, el Ford Fiesta. En nuestra provincia empezó a comercializarlo un clásico del sector de concesionarios, Huelva Automoción. Rápidamente empezó a verse con facilidad por las calles de Huelva.
Hay muchos coches que han protagonizado nuestras vidas, muchas imágenes y viajes asociados a estos vehículos que casi se les daba sitio en la esfera familiar. Solía ser un pedazo de la casa de uno que podía desplazarse. Un espacio de risas, emociones, diversión que te permitía en exclusiva situarse en otro lugar.
Los coches de nuestra vida.