Redacción. Unión de niños y ancianos. Muchas son las actividades solidarias que se desarrollan en estas fechas, intentando que el espíritu navideño se imponga en un mundo marcado por el egoísmo. Incluso algunas de estas citas altruistas se anuncian a bombo y platillo y se difunden por redes y medios de comunicación social.
A veces sin embargo, el verdadero espíritu navideño pasa desapercibido, como lo hizo el niño de Belén, naciendo en un portal escondido de un pueblo alejado de la gran urbe de la época. Es el Espíritu de aquellos que todavía no se ha contaminado de la propaganda, y que hacen las cosas porque sí, porque les sale del alma y del corazón.
Es lo que ha ocurrido en Beas, al que muchos conocen por su afamado Belén Viviente, pero no tanto por la riqueza de sus gentes Un grupo de alumnos de 5 y 6 curso del único colegio del pueblo, el CEIP Juan Ramón Jiménez, y un grupo de niños de catequesis de comunión en representación de todos ellos, se han aliado para llevar la felicidad de la Navidad con mayúsculas, a los ancianos del centro de mayores Nuestra Señora de Clarines.
En tiempo récord han elaborado mas de 100 felicitaciones Navideñas que sus compañeros de comunión se han encargado de llevar a los residentes. Fue en el transcurso de la merienda de navidad que cada año celebra el centro, pero que después de la pandemia celebran solo los mayores sin presencia de sus familiares.
Para los ancianos están fechas resultan verdaderamente tristes, puesto que la distancia, a veces la lejanía, y otras veces la enfermedad o el olvido hacen que se sientan solos y a veces abandonados de sus seres queridos. Cuando los mayores han recibido los christmas de manos de los niños se ha producido un momento maravilloso: La sonrisa se ha vuelto carcajada, los ojos llorosos se han iluminado, y las caras de niños y mayores se han llenado de luz y de alegría. Los ancianos se aferraban a sus tarjetas de felicitación como si fuera su mayor trofeo, no había manera de que la soltaran, ni siquiera para degustar los exquisitos buñuelos con que les obsequiaron en la merienda.
De pronto, el espíritu Navideño inundó el salón de celebraciones “Ruedo de Beas” donde tuvo lugar la entrañable estampa. La directora de la residencia lo expresaba así: «Gracias por el regalo de Navidad que habéis llevado a nuestros mayores, por el rato tan bonito que
le habéis hecho pasar. Gracias por esos crismas que todos llevan bien guardados, que les han llenado de ilusión , algunos para enseñárselos a sus hijos y otros para mirar y recordar que aunque no tienen familiares a los que enseñar, hay unos niños a los que les pueden importar».