C.M. La periodista onubense Carmen Valiente Segarra, de 31 años y que está residiendo actualmente en Ecuador, lidera una acción solidaria para dotar de recursos a los niños de la zona de la Amazonía.
Como ella misma nos cuenta: «Aquí en Ecuador estoy recogiendo tanto ropita nueva o usada en buen estado, calzado, juguetes y donaciones económicas para comprar cositas nuevas, ya que la situación en la Amazonía es complicada ahora mismo. Para los que estáis fuera, si queréis ayudar, lo podéis hacer donando la cantidad que os venga bien (cualquier donación se agradece) y con ese dinero me encargaré de comprar ropita, zapatos, material escolar, libros, etc. Lo que alcance según cuánto se recaude».
Sobre todo, busca recaudar ropa, zapatos y material escolar. Pero a sus paisanos de Huelva y a gente desde España u otros países, les solicita dinero que será canjeado allí por los enseres que necesita. Para ello facilita este número para operaciones bizum (678012602).
Para conocer mejor esta campaña a favor de los niños de la Amazonía ecuatoriana, hablamos con la onubense Carmen Valiente.
– ¿Por qué estás en Ecuador? ¿Qué haces allí?
– Llegué a Ecuador por primera vez en julio de 2021. Vine con un proyecto de cooperación internacional en colaboración con la Universidad de Sevilla y la Asociación de Comunidades Indígenas de Arajuno (ACIA) que consistía en dirigir un curso de redacción y locución enfocado a crear un informativo en la emisora local y, de este modo, fortalecer la comunicación comunitaria, ya que hay comunidades indígenas en las que la emisora Radio Jatari es la única forma de comunicación con el exterior. Fue allí, en Arajuno, ubicado en el corazón de la Amazonía ecuatoriana, donde viví durante casi 6 meses. El tiempo que pasé en ese lugar me marcó e hizo que quisiera darle un nuevo enfoque a mi vida profesional y, aunque me sigue interesando el periodismo social, quise vincularme más con la cooperación y aquí estoy de nuevo. Regresé a finales de septiembre para participar en otro proyecto, esta vez ayudando en materia de comunicación a la Fundación Omar Mosquera, que se dedica a hacer brigadas médicas principalmente en comunidades indígenas, ya que a menudo tienen más dificultades para acceder al sistema sanitario por diversas cuestiones.
– ¿Dónde te encuentras concretamente? ¿Cómo es la vida allí?
– Aunque la fundación tiene base en la ciudad andina de Riobamba, yo cambio de ubicación constantemente. Por ejemplo, en las últimas semanas volví a Arajuno, donde viví el año pasado, para ayudar a organizar una brigada médica en las escuelas de allí.
En Ecuador la vida cambia mucho según donde vives y si perteneces a la población indígena o mestiza (como se llama aquí a las personas cuyos antepasados pertenecen a varias etnias). La vida de la población mestiza puede considerarse similar a la nuestra hasta cierto punto, pero la vida de los pueblos originarios es diferente en varios aspectos. La cultura, las costumbres y la cosmovisión son distintas, aunque no son para nada como solemos imaginarles. Visten con ropa normal, tienen móvil y usan las redes sociales frecuentemente, pero es una población discriminada, ya que aún a día de hoy existe mucho racismo hacia ella. En todo esto, hay que considerar que según los últimos datos publicados por INEC, el 43% de la población de Ecuador vive en situación de pobreza (tienen ingresos inferiores a 87 dólares mensuales) y el 23% en situación de pobreza extrema (tienen ingresos inferiores a 49 dólares mensuales) y gran parte de esos porcentajes los engrosa la población indígena, por lo que la vida se endurece a la hora de afrontar algunas cuestiones. Por ejemplo, las personas que he conocido en la Amazonía tienen un estilo de vida bastante autosuficiente que admiro profundamente, pero en el momento en el que el dinero es necesario la situación tiende a complicarse y esos momentos cada vez son más frecuentes debido al deterioro y la contaminación que la naturaleza de la que viven está sufriendo a través de actividades extractivistas como la minería o las explotaciones petroleras.
– ¿Cuál es tu labor con los niños?
– En realidad yo no trabajo con niños directamente, pero la gente de aquí es tan hospitalaria que siempre te invita a su casa, a compartir momentos, celebraciones, comidas… Comparten lo que tengan, ya sea mucho o poco. Entonces, he tenido la oportunidad de conocer a familias completas y ver cómo es su día a día. Supongo que por ser de otro país a los niños y niñas que he conocido aquí les llama la atención jugar y hablar conmigo y de este modo, junto a las conversaciones que he mantenido con sus padres y madres y lo que he visto en cada hogar, he ido detectando necesidades. Algunas de ellas me impactaron e hicieron que quisiera ayudar de algún modo y por eso lancé esta campaña, pero ojalá pudiera ayudar muchísimo más y a mayor escala.
– ¿Qué crees que necesitan?
– Hay necesidades muy diversas. Al preguntar a padres y madres qué es lo que más necesitaban para sus hijos e hijas me comentaban cosas básicas como la lista de material escolar que les piden en la escuela, ropa, calzado o, también, juguetes. Por otro lado, necesitan contar con una alimentación más equilibrada, porque en el plato abundan las fuentes de hidratos de carbono como el arroz o la yuca, pero escasean las verduras, ya que en la Amazonía no se cultivan y, al venir de otros puntos del país, los precios se encarecen. Otra cuestión muy necesaria, de mayor magnitud, es contar con agua potable, ya que debido a la falta de la misma la parasitosis es una de las enfermedades más comunes en la infancia. Por otro lado, Ecuador actualmente está sufriendo un gran desabastecimiento de medicamentos en su sistema sanitario público. Es algo que veo en las brigadas médicas y en lo que la Fundación Omar Mosquera ayuda al facilitar medicamentos gratuitos, como por ejemplo desparasitantes, pero el alcance que tenemos no es suficiente.
– ¿Hasta dónde quieres llegar con tu ayuda?
– Esto es algo que he empezado a título personal y de lo que, en un primer momento, pensaba hablarle únicamente a amistades, familiares y la fundación con la que trabajo, pero gracias al boca a boca más personas han decidido colaborar y me ha llevado a pensar que algo más grande es posible. De algún modo para que esto pueda convertirse en una ayuda mucho mayor, estable y duradera. Hay mucho en lo que ayudar y proyectos muy bonitos y necesarios que podrían llevarse a cabo en la Amazonía si se lograse contar con entidades que los apoyasen. Proyectos que van desde el saneamiento del agua, el fortalecimiento de la cultura o la salud, hasta el apoyo a emprendimientos sostenibles que ayudan a proteger la selva y preservar las costumbres y los saberes ancestrales a la vez que fortalecen la economía local.
– Envía un mensaje a los onubenses
– En Ecuador veo constantemente cómo los pueblos originarios defienden la naturaleza de forma incansable frente a aquellos que la atacan y, ante esa destrucción, no puedo evitar ver similitudes con situaciones que están ocurriendo actualmente y otras que llevan tiempo sucediendo en los alrededores de nuestra ciudad. Les animo a contagiarse de esa fuerza para proteger la tierra que, generación tras generación, nos ha estado alimentando y rodeándonos de una belleza única.