José Manuel Alfaro/ Sección de ficción ‘El Cuaderno de Muleman’. Todo el mundo conoce a la castañera del cuento, esa viejecita que en otoño, cuando los frutos de los castaños se recogían del suelo de los castañares, sacaba su horno y su olla a la calle y vendía castañas asadas calentitas. Tana, como se llamaba la castañera, no solo vendía castañas asadas, sino que también las regalaba y contaba historias a los niños y niñas al abrigo del fuego.
Por si nadie se ha leído este cuento, hay que decir que no todos fueron días felices en la vida de esta castañera a la que el día de todos los Santos, otra castañera le robo las castañas porque envidiaba la amabilidad y ternura de aquella viejecita a la que todos los niños y niñas querían. El cuento termina con el castigo a la ladrona quemándose con las castañas que robo y a Tana con un nuevo saco de castañas que los niños y niñas le compraron para que les siguiera contando cuentos al calor de su fuego y al olor de este rico fruto del otoño.
Pues esa castañera del cuento, nada tiene que ver con la que podría visitar la localidad de Castaño del Robledo en los próximos días, para impulsar una huelga revolucionaria contra los ladrones de castañas que durante estas semanas roban almacenes y saltan los cercados para sustraer este bello fruto del otoño y que es parte fundamental de la economía de una comarca que dedica muchos de sus esfuerzos a conservar estos bonitos bosques de castaños todo el año y además forman parte de uno de los paisajes más bellos y singulares de la Sierra.
La nueva Tana, como se le conoce, habría mantenido una reunión con una de las cooperativas castañeras más importantes de la zona y que aglutina a gran parte de los agricultores de la provincia, de un sector que observa impotente todos los años como se producen hurtos de grandes cantidades de castañas en almacenes así como cientos de pequeños robos de turistas que los fines de semana se adentran en los castañares o aparcan los coches junto a los bosques de castaños con el objetivo de sustraerlas de los campos.
Unos sucesos con los que se ha propuesto acabar esta vieja castañera revolucionaria que estaría organizando una huelga para estos días y que tendría como objetivo cerrar todos los puestos de castañas asadas de la provincia, lo que podría provocar un desabastecimiento de castañas asadas sin precedentes, desapareciendo así la bonita estampa que nos proporciona el fuego y el humo de ese castañero o castañera en ese paisaje del otoño de los pueblos y ciudades de esta provincia.
En este cuaderno nos hemos puesto en contacto con la “Castañera revolucionaria” y ha contestado a algunas de nuestras preguntas en la que deja ver que los robos solo es la punta de la castaña enterrada de un sector, que lleva años pidiendo una revolución que garantice su sostenibilidad.
¿Qué queda de la vieja castañera?
De la vieja castañera queda lo mejor, esas ganas de vivir, de poner su conocimiento sobre las castañas asadas al servicio de la humanidad, de seguir contando historias a los niños y niñas. Pero de la vieja castañera de pañuelo en la cabeza, de traje oscuro y arrugas en la piel ya no queda nada, porque me he teñido el pelo, no me quedan arrugas y he renovado mi armario.
La nueva castañera es una revolucionaria, eso no quiere decir que no lo fuera antes, pero he pasado de ser una mujer emprendedora volcada en mis propios intereses a buscar soluciones en la colectividad de un sector que necesita estar más unido que nunca. El sector necesita una voz común que luche por la supervivencia de los bosques de castaños, los agricultores que los cuidan y las castañeras que pueblan los rincones de muchos pueblos y ciudades.
¿Cuáles son los principales problemas de los castañares?
La administración lleva muchos años poniendo el foco del problema en los robos de las castañas. Esto realmente, si hubiera una castaña enterrada en la tierra sería la punta que asomaría fuera. Claro que es un problema para los castañeros, los robos en los almacenes como el de los turistas que llenan los fines de semana los bosques de castaños.
Pero también lo es el coste del mantenimiento de unas explotaciones durante todo el año que son imposibles sufragar solo con los rendimientos generados por el fruto. Y eso sin hablar del envejecimiento de los castaños y el abandono de muchos de las fincas en las que no se produce el esperado relevo generacional. Si queremos ir a la Sierra y seguir viendo esos bosques de castaños, ese verdor en primavera y el color del otoño, necesitamos ayuda y colaboración.
¿Qué acciones se van a llevar?
Para que la gente conozca la realidad es necesario llevar acciones que impacten, y con ello no estoy hablando de comernos los gusanos de las castañas en los informativos y en directo. Estamos hablando de medidas como el desabastecimiento de los supermercados, el cierre de puestos de castañeros y castañeras.
Tenemos que hacer ver a la sociedad que el otoño no comienza hasta que no vemos las primeras castañas en el supermercado y no olemos el humo que salen de las chimeneas de los castañeros. Solo así conseguiremos hacer ver a la gente que sin castañas no hay castaños y sin castaños no hay Sierra.
¿Pará cuando está organizada la huelga de castañeros?
En los próximos días queremos decidir la fecha en la que podríamos paralizar todos los puestos de castañas de la provincia, solo así la gente podrá ver lo esenciales que somos, incluso muchas personas se han olvidado que hubo un tiempo en los que para cenar no había otro alimento que no fuera un puñado de castañas asadas y que había niños que tenían tanto frío en sus casas que el único calor que conocía era el del fuego de las castañeras.
¿Qué sería la provincia sin castaños?
Posiblemente, el otoño sea la estación de los contrastes, no solo en el color de las hojas o del cielo, también en lo emocional, es una estación en la que somos una montaña rusa y los castaños nos recuerdan que es el otoño. Ahora imagínense ir a la Sierra, hacer un senderismo o simplemente cruzar el pueblo de Castaño del Robledo y no ver ni uno solo de esos impresionantes castaños que en otoño tapizan los suelos de colores y en primavera el cielo de verde. Pues eso se lo debemos a los castaños, al trabajo de los agricultores que cuidan de ellos todo el año, los mismos que recogen su fruto en otoño para hacer posible que los castañeros y castañeras llene de otoño los pueblos y ciudades de esta provincia.
¿Existe la castaña asada perfecta?
Claro que sí, yo como castañera te podría decir que el corte, el tipo de olla, la temperatura del fuego, incluso el carbón que se utiliza para el mismo, la sal, el tiempo de asada son factores muy importantes, pero si hay algo que todos los castañeros y castañeras sobre el secreto de la castaña asada perfecta es sin una buena castaña no haya nada.