JAM. El dueño del popular y acreditadísimo Tupi va poco menos que a «tirar esta noche la casa por la ventana». Apenas si significa rumbo el obsequiar a una clientela tan enorme como la que tiene con una copa del celebrado Coñac Oxigenado. Esto es lo que va a hacer esta noche Camacho con todos los clientes que acudan al Tupi y tomen el estupendo café que allí se sirve. El café costará lo de siempre y apenas se haya consumido el rico contenido del vaso o la taza el camarero le presentará una exquisitísima copa del Coñac Oxigenado, regalo de la casa.
Esta ‘noticia’, así expresada, fue real. Con un matiz, corresponde a 92 años antes de este final de verano en el que hoy discurrimos de 2022. En aquellos términos la publicaba el periódico local ‘La Provincia’, entremezclando información y publicidad. Y ya nos gustaría que fuese actual, pues constituiría señal de que el legendario El Tupi seguiría con las puertas abiertas en ese bello edificio que cruzaba las calles Alfonso XII y Berdigón.
Ese 11 de agosto de 1928 era sábado, como hoy, y suponemos que el reclamo tendría éxito en un establecimiento que ya de por sí, como la antigua noticia indicaba, contaba con una importante y fiel clientela.
Como el Bar el Tupi cerró en la primavera de 1982 puede ser recordado por onubenses próximos a los sesenta para arriba. Allí en épocas próximas -ya en su etapa de decadencia- se entremezclaban jóvenes que iban a tomar mistela o mosto de Bonares para iniciar la salida vespertina con esas personas mayores típicas de tabernas antiguas. Entonces no había botellón.
Cruzabas el umbral del Tupi y te trasladabas muchos años atrás. Un viaje en el tiempo por unas pocas pesetas. Una verdadera lástima esa pérdida, como la de muchos otros establecimientos con solera de nuestra ciudad. En Sevilla, Cádiz o Córdoba, por poner ejemplos de proximidad, hay muchos bares y tabernas antiguas que se mantienen viv@s y a los que se visita para, al margen de degustar lo que allí ofrezcan, tener el placer de ‘tocar’ y ‘sentir’ el pasado entre paredes que lo protegen como símbolo de identidad.
El café bar El tupi de Huelva era un lugar del centro muy típico para citarse, para quedar. Inició su andadura en 1913. Lo creó el bonariego Manuel Camacho Borrero. Este emprendedor lo situó en un plano de prestigio dentro de la hostelería onubense. En 1917 fue el primer establecimiento de nuestra ciudad que utilizó una máquina registradora, una National.
El bonito edificio estaba catalogado de interés -de poco sirvió, como de costumbre en Huelva-. La razón es que contaba con un importante cierre de decoración de tallos y relieves vegetales en ménsulas y enmarcados, del estilo arquitectónico francés de Segundo Imperio y el Modernismo.
Avanzado el tiempo fue el primer bar de la zona en poner un televisor para disfrute de sus clientes. Acudían a ver retransmisiones de partidos de futbol, corridas de toros o algún otro espectáculo.
El cierre en 1982 tuvo posterior continuidad en la inmisericorde piqueta, que empezó a derribarlo el 5 de noviembre de 1984. Una pérdida más para Huelva, quedando ya solo para la memoria de los distinguidos enclaves desaparecidos en esta ciudad.
Hoy nos queda una aproximación edilicia al célebre café bar El Tupi de Huelva. Es el edificio que está un poco más abajo en Berdigón, el del Estanco, que tiene los mismos cerramientos y decoración en fachada. Suponemos que formarían parte de un conjunto.
Larga vida a ese superviviente y un brindis por el Tupi.
1 comentario en «Esta noche en el bar El Tupi de Huelva»
Ambos edificios fueron proyectados por el arquitecto sevillano .
Aníbal González