RFB. La alarma definitiva, tras múltiples avisos, ha sonado hoy en Huelva con uno de sus edificios más representativos, la ‘Estación de Sevilla’. Símbolo de una época y de unos personajes. De una aspiración de comunicarse con el exterior, que en su día satisfacía contemplándose como un signo de modernidad y desarrollo.
El aparatoso incendio de esta madrugada ha provocado el derrumbe de la cubierta central. Afortunadamente la estructura permanece, incluidas las vigas metálicas principales, y los dos cuerpos de los extremos parecen intactos. Ahora caben dos caminos institucionales, dejar que lo que queda acabe por perderse o plantear con valentía e imaginación una respuesta rápida a una demanda que se ha extendido socialmente en nuestra capital.
El aspecto del entorno es, desde luego, deplorable. ‘Territorio comanche’ dominado por los okupas. Un ámbito escénico que propicia desenlaces como el tristemente sucedido.
La inauguración de la línea Sevilla-Huelva y, consiguientemente, la de la estación término de Huelva constituyó uno de los principales acontecimientos en la capital onubense de las últimas décadas del siglo XIX.
Tuvo lugar la apertura de la línea y la estación el 15 de marzo de 1880. Se culminaba un largo proceso iniciado cuando la Diputación Provincial declaraba de utilidad pública, el 6 de enero de 1867, el primer proyecto. Tenía origen en la iniciativa del diputado Constantino Ardanaz, en el contexto de un nuevo Plan de ferrocarriles para España, allá por 1864 que es, por tanto, cuando por primera vez se habla de la línea férrea Sevilla-Huelva.
El edificio tal como hoy nos lo encontramos data de 1888. Previamente, en 1880, se había construido su estructura base que se desarrollaría en los años siguientes hasta la configuración definitiva.
La compañía estableció en aquella primavera de 1880 tres servicios diarios a Sevilla y viceversa. Salían desde Huelva uno a las 5:15 -tren correo-, otro a las 8:10 -mercancías-, y el último de cada jornada a las 15:30 -tren mixto-. El viaje duraba 4 horas veinticinco minutos para el tren correo; 5 horas veinticinco minutos para el mixto; y nueve horas cuarenta y cinco minutos para el de mercancías.
El impulsor de la línea -como de tantas otras cosas en Huelva- fue el polifacético empresario alemán, afincado en nuestra ciudad, Guillermo Sundheim. Por deseo personal de este y de acuerdo con la compañía de ferrocarriles de Madrid a Zaragoza y Alicante (M.Z.A.), las estaciones de la línea fueron diseñadas en un estilo neomudejar, de moda en aquella época.
El responsable del diseño y la ejecución de estas estaciones, incluida la de Huelva, fue el ingeniero Jaime Font y Escolá. En el contrato de construcción firmado con la compañía se le imponía una cláusula que decía: la disposición y adornos de los edificios no será de menor importancia que los adoptados para otras líneas de la compañía, y además no deben emplearse enlucidos de revoques sino materiales al descubierto, en las fachadas exteriores de los edificios de todas clases, salvo en las estaciones de cuarta y quinta clase, y casillas de guarda.
Esa política de la MZA encaja con lo que hoy podríamos entender como imagen de marca o corporativa. La opción de diseñar las estaciones de la línea -la de Huelva y el resto- con un componente estético, artístico, nos deja un legado muy valioso. Hay que considerar, en ese sentido, que en la mayoría de las líneas españolas las estaciones, sobre todo las de paso, se ejecutaban con un enfoque estrictamente funcional.
El edificio más notable de esta línea era la estación de Huelva. Se denominó entre los vecinos Estación de Sevilla una vez construida su homónima de la línea de Zafra a Huelva (1886), para distinguirlas. Coexistió también en sus inicios con la del Ferrocarril de Río Tinto (1876), situada enfrente de ella. Su diseñador Jaime Font falleció cinco meses más tarde de su inauguración, el citado 15 de marzo de 1880. De este autor es también el imponente faro de Chipiona, y en su carrera así mismo consta la dirección del Puerto de Sevilla.
Como lo que se había inaugurado no estaba aún configurado como estación de pasajeros, el proyecto de Font tuvo que terminarlo el joven ingeniero afincado en Huelva -a partir de ese año de 1880 con sus padres- Pedro Nolasco de Soto y Colón. Soto sería posteriormente el director de explotación de la línea ferroviaria Zafra a Huelva.
1 comentario en «La Estación de Sevilla, una joya de Huelva que hoy con el incendio ha hecho sonar su alarma definitiva»
Una pena comprobar una vez más como todo aquello que nos identifica se va perdiendo por dejadez. Las propias autoridades con el tiempo darán respuesta a todas las dudas que ahora nos asaltan sobre la intencionabilidad o no del incendio. Huelva sigue siendo la cenicienta mal tratada a pesar de tanta palabrería barata para justificar la indiferencia política que nos azota desde siempre.