Redacción. Desde contribuir a sanar huesos rotos a corregir anomalías en el funcionamiento del corazón. La mecanobiología es un ámbito investigador multidisciplinar que pone el conocimiento de la ingeniería mecánica al servicio de la práctica clínica. Facultativos e ingenieros se forman estos días en el curso Mecanobiología: una visión de problemas clínicos abordados por ingenieros, en colaboración con la Universidad de Huelva y que acoge esta semana la sede de Santa María de La Rábida como parte de sus cursos de verano.
A pesar de ser una disciplina aún en pañales, esta sinergia entre ciencia y medicina ha demostrado ser capaz de ofrecer soluciones que habrían sido inalcanzables, y alumbra ya casos de éxito. El profesorado de este curso, dirigido por el ingeniero y profesor José Antonio Sanz, catedrático de la Universidad de Sevilla, responde a su naturaleza multidisciplinar. A los ingenieros, como los doctores Esther Reina, Juan Mora, Manuel Doblaré y Francisco Javier Martínez, de las universidades de Huelva, Sevilla o Zaragoza, se añaden médicos profesionales de la práctica clínica: los doctores Miguel Ángel Giráldez e Israel Valverde, del Hospital Universitario Virgen del Rocío (Sevilla). La intersección entre estas voces autorizadas permite a los asistentes conocer de primera mano el potencial de la mecanobiología.
En opinión del doctor Juan Mora, profesor de la Universidad de Huelva y uno de los ponentes del curso, esta alianza puede desbloquear nuevos enfoques y aplicaciones prácticas. “La colaboración entre médicos e ingenieros puede ayudar en la planificación de cirugías, por ejemplo, o aplicar cálculos típicos de la ingeniería para evaluar cómo se comporta una prótesis de cadera en el cuerpo humano”, describe.
El enfoque se apoya en que el cuerpo humano basa muchas de sus funciones y procesos — tanto en organismos sanos como en aquellos aquejados de muchas dolencias — en una variedad de principios y factores mecánicos conocidos por la ingeniería. La mecanobiología, explican los responsables del curso, aplica este conocimiento al ámbito clínico. Un enfoque que abre nuevas vías terapéuticas y proporciona resultados antes inimaginables.
A lo largo de cuatro jornadas los participantes de este curso se están acercando a este campo de investigación naciente que ya ha demostrado la capacidad de desbloquear importantes avances científicos. La primera sesión ha supuesto una toma de contacto con la metodología mecanobiológica, su papel en el tejido orgánico duro y su intersección con la traumatología clínica. Hasta el próximo jueves profundizan en diversos aspectos teóricos y prácticos, desde su aplicación a las enfermedades óseas, como la osteoporosis o el mieloma múltiple, o contra cardiopatías congénitas. También se formarán en simulación de mecánica celular y las principales tecnologías emergentes para la investigación de esta disciplina.
Las ciencias de la salud son una de las grandes apuestas de la UNIA para sus Cursos de Verano 2022. La sede de La Rábida celebra también la próxima semana el curso La Salud en el ámbito escolar y local. Además, la sede de Baeza acoge en agosto sus propios cursos en torno a temas relevantes para la salud, como la resistencia antimicrobiana, las alertas alimentarias o la salud emocional de los jóvenes.
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