J.A. de Mora. Arribó a Huelva el pasado 22 y esta tarde soltaba amarras en el Muelle de Levante el ‘Sea Cloud‘. Esbelta nave dedicada a cruceros especiales transporta 47 privilegiados pasajeros atendidos por una tripulación de 54 marinos.
Una escala, esta de 2022 y tras el parón crucerista de la pandemia, que ha permitido a sus viajeros disfrutar de nuestros lugares, gastronomía y gentes. Ya tuvimos la oportunidad de ver al Sea Cloud amarrado en el puerto de Huelva en 2019, y esperamos que continúe su presencia en futuras travesías a la capital onubense.
El lujoso buque, construido en 1931, tiene una intensa historia que ya de por sí produce sensaciones especiales en los que navegan en él. Inicialmente fue el ‘Hussar‘, causando impresión en el mundo por ser el velero particular más grande botado hasta entonces.
Fue un encargo del matrimonio norteamericano de Edwuar F. Hutton y Marjorie Merriweather. El uno de los empresarios más ricos de Walt Streety ella multimillonaria heredera y también empresaria de éxito. Los astilleros Krupp de la ciudad alemana de Kiel desarrollaron el proyecto de los ingenieros americanos Gibbs & Cox.
El barco estaba muy identificado con la mujer, que personalmente decoró sus interiores. El matrimonio navegó mucho en el velero, a veces por mero ocio pero también por relaciones públicas y sociales. Cuando se divorciaron Hutton le cedió a Marjorie la nave. Ella se volvió a casar y su nuevo marido, diplomático, también hizo junto a ella un importante uso de la fantástica embarcación.
Llegó la guerra mundial y el ‘Sea Cloud’ fue transformado temporalmente -se le quitó la arboladura- e incorporado a la marina estadounidense. Finalizada esta volvió a su estado original y de nuevo a contribuir a la felicidad de Marjorie.
Se consideraba entonces el yate más grande y hermoso de América. Al llegar a los 78 años la singular navegante vivió una nueva crisis matrimonial que desembocó en su tercer divorcio.
Entonces decidió poner a la venta su barco, dado que no podía mantener el elevado coste, creciente, de su tripulación de 72 personas.
Uno de los invitados que había frecuentado la nave terminó adquiriéndolo. Era el funesto dictador dominicano Rafael Leónidas Trujillo. Cuando este fue asesinado en 1961 su familia y allegados trataron de huir a Europa, infructuosamente, con el cadáver y grandes sumas de dinero en metálico en el ‘Sea Cloud’, que entonces se llamaba ‘Angelita’.
El nuevo gobierno de la República Dominicana ordenó la vuelta del buque cuando estaba ya próximo a Canarias.
De nuevo en el país caribeño el barco fue renombrado ‘Patria‘. Al cabo de cinco años fue vendido a una empresa norteamericana, con sede en Panamá. Quería destinarlo, por primera vez, a la realización de cruceros. Con el nuevo nombre de ‘Antarna‘, fue restaurado en Nápoles y se inició una etapa convulsa para el velero, con problemas financieros de sus armadores y disputas sobre la titularidad. Quedó atracado y fue deteriorándose durante ocho años. Pero la historia en ese punto tuvo un feliz desenlace, al fijarse en él unos navieros alemanes que lo trajeron de nuevo a Kiel para iniciar su restauración definitiva en 1979.
Recuperó su nombre anterior ‘Sea Cloud’ y hoy satisface las expectativas más exigentes en cuanto a lujo y comodidad, para unos cruceristas que quieren vivir una experiencia única de navegación, como la que les ha traído a Huelva. Forma parte de una flota de tres espectaculares veleros a la que da nombre, la Sea Cloud Cruises, que abandera también al ‘Sea Cloud II’ y al ‘Sea Cloud Spirit’.
Llegó a Huelva desde Lisboa y se dirige a Motril, donde está previsto que llegué el 26 de madrugada.