HBN/ Fermín Cabanillas. Federico Pérez, Juanma Fariña, Blas Miguel Hernández y Joaquín Conde salieron el pasado jueves rumbo a la frontera de Ucrania con dos furgonetas llenas de ayuda humanitaria y con la idea de traer a los refugiados que pudieran. Finalmente, consiguieron rescatar de la guerra a 11 personas, cuatro adultos y siete niños, de entre año y medio y 14 años.
De ellos, cuatro se quedarán en la provincia de Huelva: Una mujer de 40 años, una de 38 y dos niños de 9 y 13. Los demás refugiados se han quedado en otros puntos de Andalucía, varios de ellos en Sevilla, antes de la llegada a Huelva de madrugada. Los valientes onubenses está exhaustos por el largo viaje, muy desconocido por lo que incluso se han perdido, y por la tensión y los nervios. Pero sin duda muy orgullosos y contentos por haber podido ofrecerles a estos refugiados una segunda oportunidad.
Casi 45 horas de viaje con sus contratiempos y anécdotas para llegar a la frontera entre Polonia y Ucrania, culminando con éxito la primera parte de su misión. Sin duda, nos cuentan que lo más duro fue llegar al campamento de refugiados en Polonia. Aunque está muy bien organizado, se puede ver la desesperación y la tristeza y fue muy duro para los onubenses presenciarlo.
Sobre las 10.30 de la mañana del sábado llegaron con sus dos furgonetas (la española y la andaluza como las ha bautizado Fede). Cumplieron su misión y, al llegar, descargaron toda la ayuda humanitaria que traían desde Huelva, aportada por muchos onubenses.
Aunque en un primer momento la idea era traer a un hombre y seis niños, según han informado a la delegación onubense ya han encontrado un hogar, y son otras las personas que huyen del horror de Ucrania las que monten en las furgonetas camino de Huelva.
Un viaje organizado por estos valientes pero que ha podido llevarse a cabo por la solidaridad de muchos onubenses que han aportado su granito de arena al drama de la guerra, consiguiendo recaudar más de 3000€. Esto permitió que viajaran dos furgonetas, duplicando el espacio para traer más refugiados y aportar una mayor ayuda humanitaria. Actos de solidaridad como este nos recuerdan no hay distancia que separe corazones, y que unidos podemos con todo.
