Antonio Delgado Pinto. Cuatro mercados de abastos con historia. Paseamos por calles y plazas y, en nuestro día a día de tareas y de prisas, a veces edificios, perspectivas y detalles nos pasan desapercibidos. La idea de apreciar y poner en valor la arquitectura de nuestra ciudad y de los pueblos de la provincia, poniendo el punto de vista en algunos rincones, elementos arquitectónicos o fragmentos de edificios, es el objetivo de esta nueva serie de textos y fotografías.
Hace tres años, este mismo periódico publicaba un artículo sobre diez mercados de abasto de la provincia, en él se repasaban edificios de gran importancia arquitectónica, histórica, etnográfica y estética. Por eso he elegido para esta ocasión cuatro mercados diferentes, quizás menos conocidos, aunque no por ello menos interesantes. Todos ellos fueron construidos en un periodo aproximado de cincuenta años, entre finales del siglo XIX y el ecuador del XX. Cuatro mercados de abastos con historia:
PLAZA DE ABASTOS DE SAN FRANCISCO EN ALOSNO, 1895
‘Plaza de abastos San Francisco, construida en 1895, siendo alcalde don Antonio A. Machado Limón’ reza una placa de piedra dentro del edificio. Por tanto, podemos considerarla como una de las más antiguas de la provincia.
Desde el aire se aprecia perfectamente su forma de trapecio irregular y su patio central cubierto casi por completo por un tejado rectangular a dos aguas, justamente en el hueco que deja el techo periférico, bajo el que se ubican los puestos de venta.
Viendo la fecha de su construcción, se entiende la gran conexión de este edificio con el despegue de la mejor etapa de la minería en la cercana pedanía de Tharsis.
MERCADO DE ABASTOS DE SAN ROQUE EN GIBRALEÓN, 1926
Su construcción coincidió con la de otros importantes edificios olontenses como el cementerio y el Matadero Municipal. Se inauguró en 1926 siendo alcalde Manuel Maestre Balbuena. En su diseño no es difícil encontrar similitudes constructivas con los edificios de la época, especialmente con algunos de los que formaron parte de la Exposición Iberoamericana de 1929.
Su fachada a la Plaza de España, aunque menos imponente que la de la calle Andalucía, tiene la marca indeleble de los proyectos del gran arquitecto José María Pérez Carasa.
PLAZA DE ABASTOS DE MANZANILLA, 1929
Este mercado municipal fue construido en 1929 sobre los restos arquitectónicos del antiguo pósito y fonda. Al igual que el edificio anterior, el estilo constructivo de esta plaza de abastos es testigo de su tiempo. Tanto el tratamiento de los huecos de las fachadas como el uso de azulejos remiten a muchas de las construcciones de esa época. Su tejado a cuatro aguas cubre una construcción en forma de trapecio irregular con dos únicas fachadas visibles, la principal de ellas a la emblemática Plaza de Andalucía, donde además se levanta el Ayuntamiento y el Morabito, una curiosa fuente que sirve de conexión visual entre ambos edificios municipales.
MERCADO DE ABASTOS DE SAN SEBASTIÁN EN HUELVA, 1957
La década de los años cincuenta del pasado siglo significó un importante avance en los límites de una ciudad que hasta ese momento llegaba hasta El Punto, si exceptuamos el Barrio Reina Victoria, el Velódromo y esa isla construida llamada precisamente Isla Chica.
El Instituto Nacional de la Vivienda transformó la Huerta Mena en una pequeña ciudad que conectaba la urbe con la mencionada Isla Chica y el recién edificado Estadio Municipal. Los arquitectos Herrero Ayllón, Anadón Frutos, Sedano Arce, Rodríguez Cordero y Morales Lupiáñez hicieron realidad este ambicioso proyecto con más de seiscientas viviendas, un colegio y este mercado de San Sebastián, llamado originariamente del Caudillo, que se inauguró en 1957, siendo alcalde de la ciudad Lozano Cuerda.
Al observar con detenimiento las fotos antiguas que se conservan del edificio, no es difícil darse cuenta de cómo las sucesivas actuaciones sobre las dos fachadas han ido acabando con el depurado diseño de la construcción original.
Cuatro mercados de abastos con historia.