La Unidad del Dolor del Juan Ramón Jiménez atiende más de 14.000 consultas en sus dos años

Redacción. La Unidad del Dolor del Hospital Universitario Juan Ramón Jiménez ha atendido más de 14.000 consultas médicas y de enfermería en sus dos primeros años de funcionamiento. Desde su puesta en marcha en noviembre de 2019, los onubenses han podido acceder a estas prestaciones en Huelva y mejorar su calidad de vida.

La Unidad del Dolor está especializada en el manejo y tratamiento de cuadros dolorosos complejos. En ella, un equipo multidisciplinar formado por médicos de Anestesia, Rehabilitación y Medicina de Familia, junto con personal de Enfermería, aplican técnicas intervencionistas a pacientes que padecen dolor crónico resistente a tratamientos previos, en los que otras opciones terapéuticas convencionales no han tenido una adecuada respuesta.


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La cartera de servicios de este dispositivo en el centro hospitalario se ha ido ampliando progresivamente, contando con procedimientos complejos, como son, la radiofrecuencia para modular la transmisión nerviosa a nivel periférico y central, así como técnicas de medicina regenerativa como la administración de plasma rico en plaquetas, aplicada en determinadas patologías tendinosas y articulares.

Asimismo, está previsto ampliar la oferta de prestaciones en colaboración con el servicio de Neurocirugía del hospital con técnicas más complejas que precisan ser realizadas en quirófano, como la colocación de neuroestimuladores para modular la transmisión nerviosa tanto a nivel periférico como a nivel medular, con el objetivo de ofrecer a la población de la provincia una unidad multidisciplinar de alto nivel.


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Estos procedimientos de mayor complejidad se suman a otros aplicados con más frecuencia en la Unidad. Es el caso de las infiltraciones y bloqueos musculares, articulares y de nervios, bloqueos caudales y epidurales del sistema nerviosos central y bloqueos simpáticos, entre otros. Las patologías atendidas con más asiduidad son el dolor de espalda -fundamentalmente lumbalgias y cervicalgias-, de rodilla y de hombro, siempre que tratamientos previos no hayan conseguido una mejoría del dolor.

Junto a ello, el equipo de Enfermería realiza la colocación de parches de capsaicina para mejorar el dolor neuropático periférico, colabora en la realización de las distintas técnicas, realiza seguimiento telefónico del paciente y le instruye asimismo sobre la importancia de seguir pautas dietéticas y de ejercicio físico como complemento al tratamiento, si es el caso.

Las propuestas de derivaciones de pacientes a la Unidad del Dolor por los médicos referentes de Atención Primaria o por los especialistas llegan directamente a través de la plataforma de teleconsulta. Para esta derivación deben cumplirse siempre unos criterios, que incluyen un estudio previo de la causa del dolor y un tratamiento inicial que no haya dado resultado.

A partir de ese momento, los facultativos de la Unidad valoran la situación clínica del paciente en una primera consulta no presencial (virtual) accediendo a su historia clínica digital, en la que estudian la patología y se determina si es adecuada una técnica intervencionista.

En ese caso, el paciente es citado para la consulta presencial y la realización de la técnica necesaria, todo ello en acto único, es decir, se les atiende y aplica el tratamiento en el mismo día, con las ventajas que ello supone al evitar continuas visitas para el establecimiento de diagnóstico y aplicación de las distintas técnicas.

De esta forma, sólo vuelven al centro hospitalario para consultas de revisión o en los casos en que sea necesario la realización de más técnicas. En ocasiones, la cita será telefónica para reajustar tratamientos o solicitar nuevas pruebas complementarias si fuera necesario.

Además, la derivación a través de la plataforma de teleconsulta permite también una comunicación directa con el médico que atiende al paciente en su centro de salud aportando pautas de tratamiento o indicaciones.

En España, diferentes estudios estiman que la prevalencia del dolor crónico si sitúa en torno al 17%, lo que supone que 1 de cada 6 personas padece dolor. Su tratamiento constituye una parte fundamental del trabajo del médico de Atención Primaria y del hospitalario, a fin de aliviarlo, disminuir los efectos adversos sobre la funcionalidad, mejorar el bienestar social y psicológico del paciente y aumentar su calidad de vida.

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