José Manuel Alfaro. Este domingo, se ha conocido que en los próximos meses una importante empresa podría instalarse en Chucena. Una empresa internacional de trabajo temporal, especializada en la búsqueda y formación de trabajadores dispuestos a hacer trabajos gratis. Una nueva relación laboral de nueva generación, que pretende revolucionar el mercado de trabajo de este siglo. Una industria la del trabajo gratis, que sigue creciendo sin parar en sectores clásicos como el cultural, que hasta la fecha había sido uno de los más productivos, con ingentes cantidades de producción cultural y que lograban saciar el hambre de mucha gente que disfrutaba del talento de innumerables artistas, mientras un público sediento de espectáculo bebía cervezas en la terraza del bar. Un modelo, en el que la industria cultural asimilaba esta gratuidad como normal, porque de alguna forma sus agentes lo veían como una forma de capitalizar parte de su aprendizaje y su entrenamiento. Una industria la del trabajo gratis, que está creciendo en muchos
sectores de manera exponencial, especialmente en los vinculados a las compras en internet, sustentado por grandes plataformas a las que se van incorporando nuevos agentes que terminan asumiendo funciones gratis en pro de la competitividad de estas plataformas de compra online. Entre los nuevos empleados de esta nueva importante empresa internacional, se encuentran uno de los mensajeros, que se han convertido en el fiel reflejo de esta situación, como nos cuenta uno de ellos desde el hospital, después de sufrir un infarto tras intentar doce veces la entrega de un envío sin éxito, tal como nos cuenta desde la habitación 212, desde la que se recupera de una operación a corazón abierto y la amputación de un dedo por parte del pitbull, que tras atacarlo termino salvándole la vida.
¿Cómo se encuentra usted?
Ahora mismo mejor, si no hubiera sido por el maldito perro, ahora mismo estaría enterrado en el cementerio de Chucena. A él debo que un vecino llamara al 112, al mismo tiempo que le debo que ahora mismo tenga un dedo menos. Aunque los daños hubieran sido peores si hubiera seguido arrastrándome cien metros más por la parcela. Cuando salga de aquí iré a darle las gracias al dueño de perro, pero sobre todo a él, a quien le debo haber vuelto a nacer.
¿Era feliz en su nueva empresa?
La verdad es, que al principio cuando me ofrecieron trabajar gratis fui reacio, sobre todo a las condiciones de trabajo. Ofrecían unas condiciones muy buenas, coche y teléfono de la empresa, horario flexible, incluso dietas en algunos restaurantes con los que habían acordado menús a base de productos caducados y sobras de otros
clientes. La diferencia entre otras empresas de transporte en las que había trabajado antes era, que en este caso no iba a tener que poner dinero de mi bolsillo, sino que todos los gastos, incluso el gasoil del coche corría por cuenta de ellos. Pero como en todas las empresas de trabajos gratis, al principio todo te lo pinta de colores pasteles, que si en veinte años sigues con esa proyección te ascenderán a supervisor de almacén, que si tú serás tu propio jefe. Era tal la amabilidad y el respeto con el que me hablaban de las bondades del trabajo, que no puede decir que no, así que pedí la baja voluntaria en la empresa en la que llevaba diez años y pase de la noche al día, de llenar el depósito con mi tarjeta a trabajar en una de las mayores empresas de trabajo temporal y especializadas en trabajo gratis del mundo, estaba más feliz que el José del anuncio de un conocido Marketplace de compras online.
¿Qué le parece eso de trabajar gratis?
Al principio eso de trabajar gratis es bonito, pero cuando se convierte en una rutina cansa, pero supongo, que esto les pasara a todas las personas de esta empresa y en general a todas las personas que trabajan gratis en el mundo. Pero esta empresa es diferente, porque tienen un equipo de psicólogos que son capaces de convencer a una vaca para que ladre en vez de que muja. Así que, a golpe de sesiones de coaching, comidas de empresa, tabaco rumano de contrabando y alguna que otra llamada gratis a casa, los jefes terminaban al final del mes motivándote, para que continuaras otro. Pero la gente tiene un límite, como todo el que es trabajador indefinido de lo gratis, como el poeta, el músico, el guía turístico, la persona que te envuelve los regalos en Navidad o el agricultor que siempre el perejil que regalan en
el supermercado. Y ese límite se llama Atila, un pitbull de 50 kilos que se abalanzó sobre mi después de doce intentos por entregar un paquete que debí hacer desaparecer en el segundo intento de entrega, porque una cosa es que se lo envíen gratis y que yo se le lleve gratis, pero una cosa muy distinta es que un perro me arranque un dedo y esto sí que no tiene precio.
¿Qué hará cuando se recupere?
Lo primero que voy hacer es denunciar al dueño del perro, que para eso en mi empresa tienen un departamento jurídico en el que hay una legión de abogados trabajando gratis. Porque si de algo estoy seguro es que la empresa va hacer todo lo posible para que este cliente pague la factura de mi operación y la reconstrucción con una prótesis mi dedo índice. Nadie debe quedar impune en casos como este. Somos trabajadores que trabajamos gratis y nos merecemos no solo el mayor de los respetos, sino también admiración infinita. Sé que lo que voy a decir puede herir sensibilidades, pero un albañil asalariado, se cae de un andamio en una obra y sale en los informativos y después un trabajador gratis como yo sufre un infarto durante el trabajo y es como si la pluma de un gorrión cayera al suelo. Somos los invisibles de un sistema que no funcionaría sin nosotros, somos dividendos de las empresas, comidas de directivos en restaurantes exclusivos, tarjetas black de consejeros sin escrúpulos, somos horas extras de jefes de mantenimiento, somos los viajes al espacio de presidentes de compañías.
¿Qué hay que hacer para trabajar en esta súper empresa?
Trabajar en este tipo de empresas no es fácil, tienes que ser joven, licenciado y si además has hecho un master mucho mejor. Además, necesitas tener habilidades sociales suficientes como para tener más paciencia que el Dalai Lama. Pero si no tienes nada de esto solo te queda una opción, llevar tantos años como yo trabajando gratis, ser usuario experto de los bancos de alimentos, conocer más a tu trabajadora social que a tu mujer y vivir de las propinas de las entregas de los envíos, solo así, puede vivir decentemente cualquier persona como yo que quiera trabajar gratis.