José Manuel Alfaro. Einstein dijo “la crisis es necesaria para que la humanidad avance. Solo en momentos de crisis surgen las grandes mentes” y estos es precisamente es lo que ha sucedido en Beas. Donde un joven de la localidad ha aprovechado no solo la crisis, sino también la oportunidad generada a partir de la ley de desperdicio alimentario que se aprobó el pasado lunes y que pretende acabar con los más de 31 kg de comida por persona
que terminan en la basura cada año, en un mundo donde más de 800 millones de personas pasan hambre y 1600 millones están desnutridas. Una aplicación móvil por la que ya se ha interesado una de las grandes empresas de software de mundo, que habría hecho una oferta de compra que habría sido difícil de rechazar. Aunque aún no se conocen detalles de esta operación millonaria, lo cierto es que esta sería la enésima aplicación móvil nacida en la provincia, que sucumbe al capital ajeno y termina con otro polo más de desarrollo de talento de la comarca. Aunque es cierto que esta compañía ha hecho público que estudiará la posibilidad de trasladar la oficina que alberque los técnicos que se encarguen del desarrollo y mantenimiento de la aplicación e incluso está estudiando traer algunas de sus filiales a la localidad de Beas. De momento lo que ya es cierto es que el noventa por ciento del capital de esta startup ya no se encuentra en manos del joven beasino que también ha sido aparatado de la dirección de la empresa, que ha recaído en uno de los hombres de confianza del hombre más rico del planeta y que será el encargado de pilotar esta aplicación móvil que no solo permitirá compartir raciones de ensaladilla de gambas en Huelva, sino salchichas en Alemania, rollitos de primavera en China, hamburguesas en EE.UU o carne de lagarto al ajillo en Camerún, como nos cuenta el nuevo CEO que pretende revolucionar el mercado de la segunda oportunidad de la comida, tal como ha hecho ya otras empresas
dedicadas a la venta de objetos o la ropa de segunda mano.
¿Qué es lo que empujo a su empresa a comprar esta aplicación?
Este país es uno de los primeros del mundo en tener una ley de desperdicio alimentario, algo que no existe en mi país. Donde no solo, no está mal visto tirar la comida a la basura, sino todo lo contrario, se premia. Incluso en algunos barrios es obligatorio enseñar las bolsas de basura al vecino con toda la comida sobrante. Mientras en algunos barrios sus habitantes se ven expuestos a condiciones de hambruna y desnutrición a estos opulentos se desplazan todos los días numerosas personas para buscar en los contenedores comida que recuperar y poderse llevar a la boca. Puede que en Beas o incluso en otro pueblo de la provincia no se de esta situación tan extrema, pero aquí si existe un problema en los usuarios de algunos bares y restaurantes, donde se pide más comida de la que verdaderamente vamos a comer. Un problema que va a ayudar a resolver esta aplicación móvil que se presenta como la solución a este problema que hace unos años hubiera sido imposible resolver y todo gracias al talento de un beasino.
¿Dónde estará la sede?
Aún es pronto para decidirlo, ahora lo importante es poner en marcha la aplicación y para ello hemos puesto a trabajar a los mejores equipos de programación de la empresa y que se encuentran en diferentes países. Traer a todos estos informáticos a un mismo lugar sería imposible, pero lo que si sería posible es formar a gente del pueblo y formar un equipo que podría estar en élite mundial de la programación y que podría terminar haciéndose cargo del mantenimiento de esta la aplicación, algo que provocaría la creación de un parque tecnológico en el pueblo que podría atraer además nuevas empresas vinculadas al sector tecnológico primario.
¿Cómo funciona?
El funcionamiento de la aplicación es sencillo. Lo primero que tienes que hacer es instalártela, luego te das de alta, te creas un avatar tras contestar a un cuestionario, en el que marcas tus preferencias gastronómicas, además de dar consentimiento a conocer tu ubicación en todo momento. Hasta aquí se podría decir que es una aplicación normal, si no fuera por la innovación en inteligencia artificial que ha planteado este ciudadano de Beas de tercero de informática y que trabaja en el bar del padre todos los fines de
semana. Una innovación que consiste en saber a partir de una sola foto del plato que comida es. La forma de funcionar es sencilla, una persona se encuentra en el bar, se pide una ración de ensaladilla de gambas y llega un momento en que ve que no se le apetece comer más. Entonces este usuario le hace una foto a lo que le queda por comer y la aplicación, en función del hambre que detecte en los usuarios que se hayan instalado la aplicación, la cercanía y otros factores, localiza aquellos individuos que estarían dispuestos a zamparse lo que le quede de ensaladilla en el plato. Esta aplicación conseguiría por una parte a otra persona que terminaría comiéndose parte desea comida que había sido incapaz de terminarse.
¿Cuál sería su potencial?
El potencial, como en todas las aplicaciones, no depende de si se trata o no a algo útil, también hay que tener en cuenta lo que se podría denominar como el índice de proyección de la App y esta lo tiene porque ahora mismo se trabaja con la idea de compartirlo con personas que no estén cerca, no solo la famoso ensaladilla de gambas de nuestra tierra, sino también otros elementos alimentarios como puede, la parte de atrás del jamón, uno coctel inacabado, un cigarrillo a medias, pasta, pizza, o incluso cabezas de gambas para aquello usuarios a los que no les gusta chupar las cabezas de las gambas. Más allá de que algunos de estos futuros desperdicios alimentarios, lo cierto es que esta aplicación esta llamada a acabar con ese despilfarro de comida de esta sociedad anclada en la opulencia que ha perdido esa necesidad que la gente mayor tiene, que es la de guardar incluso el pan, para una vez duro rallarlo para empanar croquetas o la de comprar fruta por su sabor no por el color o el brillo de su piel.