HBN. En el Día Internacional contra el Cambio Climático, la Comunidad de Regantes Palos de la Frontera ha defendido sus esfuerzos para avanzar hacia un mundo más sostenible, haciendo especial hincapié en la producción de energía verde a través de plantas fotovoltaicas y el control exhaustivo del agua de riego para mantener un bien tan preciado como el agua. Este pulso contra el cambio climático, con cuyos objetivos generales la Comunidad de Regantes se comprometió hace años, se mantendrá activo en las futuras actuaciones de la entidad de riego ya que la lucha contra el cambio climático y el cuidado en general del medio ambiente supone una de las señas de identidad de esta comunidad.
No obstante, la propia actividad del regadío ya es un importante activo contra el cambio climático por la función natural de sumidero de CO2 que tienen las plantas. La agricultura de regadío permite captar una mayor cantidad de CO2 que la de secano por unidad de área foliar, por lo que resulta más eficiente en la lucha contra el cambio climático y en la mitigación del efecto invernadero según un estudio reciente de la Universidad Politécnica de Cartagena (UPTC).
Los cultivos de regadío, por su capacidad fotosintética, retiran CO2 de la atmósfera y reducen la emisión desde el suelo, si se riega de forma adecuada, actuando como sumideros de gases de efecto invernadero. La aportación de agua a los cultivos de regadío aumenta la capacidad de fotosíntesis de las plantas. Es entonces cuando éstas absorben dióxido de carbono a través de unas pequeñas aperturas llamadas estomas localizadas en hojas y en frutos, al mismo tiempo que liberan agua en forma de vapor.
“El regadío promueve una mayor densidad de masa foliar y, por lo tanto, favorece la captación y fijación de dióxido de carbono, y al limitarse las labores del suelo, muy comunes en los cultivos de secano, para favorecer el almacenamiento de agua procedente de la lluvia, se limita (reduce) la emisión de CO2 y N2O a la atmósfera que son gases responsables del calentamiento global”, señala este estudio. Por el contrario, los cultivos de secano requieren una mayor roturación del suelo para aprovechar el agua de lluvia, y esta labor favorece la liberación de CO2 a la atmósfera.
Gracias al uso eficiente de los recursos y a las mediciones con telecontrol tanto del uso del agua como de la energía, desde la CR Palos logran anticiparse a los impactos previsibles del cambio climático, identificando y analizando el nivel de exposición y la vulnerabilidad de las actividades socio-económicas y los ecosistemas, y desarrollando medidas que disminuyan tal exposición y vulnerabilidad.