Antonio Delgado Pinto. Huelva es una gran desconocida para muchos, pero no solo para foráneos, también para los propios onubenses. De Sierra a Costa, pasando por Andévalo, Condado y Campiña, nuestra tierra tiene un sinfín de lugares bellos, a la par que desconocidos para la mayoría.
El onubense Antonio Delgado Pinto nos presenta cada sábado cinco lugares imperdibles de la provincia de Huelva. En esta ocasión, nos recoge monumentos e infraestructuras que datan de finales del Siglo XVIII y comienzos del XIX.
Apunta todos estos rincones que un buen choquero que se precie debe conocer.
IGLESIA DEL CEMENTERIO. El templo inacabado de Castaño del Robledo
La iglesia inacabada de Castaño del Robledo es un caso insólito dentro de las edificaciones religiosas de nuestra provincia. Matías de Figueroa comenzó en 1788 la construcción del que iba a ser uno de los mayores templos del norte de nuestra provincia; sin embargo, motivos económicos paralizaron las obras apenas un lustro después de haber comenzado.
Tras un siglo de abandono, el lugar fue destinado a cementerio del pueblo, función que se prolongó por espacio de casi otro siglo.
Este singular templo, que cuenta con una grandiosa bóveda de cañón y varias capillas laterales comunicadas entre sí, ha sido cedido por la Iglesia al Ayuntamiento y restaurado en parte recientemente.
EL PUENTE PALMAREJO. Puente sumergido bajo el Corumbel
También llamado de Fuentidueña, este puente, tan desconocido como poco documentado, fue construido sobre restos de un puente anterior de origen romano. Duerme bajo las aguas del embalse Corumbel y solo es visible en épocas de gran estiaje, cuando baja el nivel de sus aguas.
Según algunos historiadores, el puente primitivo sería parte de la calzada minera romana que recorría nuestra provincia desde el norte hasta el sur.
TENERÍAS DE ALMONASTER. Curtiduría de piel en nuestra sierra
Las tenerías eran lugares donde se curtían y trabajaban las pieles; solían levantarse en las afueras de los pueblos. Estas que vemos aquí están situadas cerca del puente medieval de las Tenerías y, tal como puede leerse en una inscripción sobre la puerta principal, fueron construidas en el año 1806. Las dependencias de estas tenerías están organizadas en torno a un patio interior, al cual desembocan las naves, los almacenes, la zona de tinajas y el molino.
MOLINOS DEL ODIEL. Arquitectura industrial a orillas del Odiel
Al igual que ocurre en el río Tinto, el curso medio del Odiel está jalonado por molinos harineros construidos durante los siglos XVI, XVII y XVIII. Aunque casi todos han perdido sus partes de madera, muchos de ellos aún conservan sus piedras de moler.
Este que vemos aquí es el molino del Escamocho, uno de los más singulares, tanto por su forma como por sus dimensiones. Su construcción data del siglo XVIII. Posteriormente, en el año 1807, experimentó una reforma, tal como consta en una placa de piedra sobre el propio edificio.
CRUZ DE LOS MILAGROS. Una ermita del siglo XIX en Cartaya
Cuenta la tradición que esta ermita está edificada sobre la Alameda de la Cruz de Malta que existió bajo la dominación árabe. Sin embargo, el edificio que podemos ver actualmente data del año 1820, usándose para el culto religioso hasta los años ochenta del siglo pasado. Yo tuve la fortuna de impartir clases de adultos aquí durante algún tiempo a mediados de dicha década.
Su planta cuadrada acababa hasta hace unos treinta años en una cúpula semiesférica que le daba un cierto toque magrebí. El edificio ha sido restaurado recientemente.
2 comentarios en «La Huelva desconocida. Finales del Siglo XVIII y comienzos del XIX»
La humilde ermita de la Cruz de los Milagros de Cartaya luce hoy radiante gracias al esfuerzo y la ilusión por restaurarla de un grupo de vecinas de la barriada.
Así es, Diego, después de varias décadas abandonada a su suerte, se ha conseguido la restauración de este edificio tan singular.