Lecturas casineras 50. Alejandro Casona: Flor de leyendas

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Miguel Mojarro.

Última «Lectura casinera» de la serie iniciada hace cincuenta capítulos. Es posible que alguien piense que faltan muchos autores y obras importantes, incluso mas importantes que las publicadas. Ninguna objeción.


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Es posible que alguien piense que algunas de las «Lecturas casineras» no deberían estar en una selección de lecturas recomendadas. También es cierto.

Quiero recordar algo que he dicho desde el principio (y si no lo he dicho, lo digo ahora): Las lecturas sugeridas no son una antología de calidad literaria, ni de temas universalmente preferidos, ni de menciones de autores en los manuales de literatura.


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La totalidad de estas Lecturas están presentes en mi biblioteca personal y han sido leídas en algún momento de mi actividad lectora. Por lo tanto, todas son sugeridas desde la experiencia de lector y según un criterio de lectura placentera.

Podría haber un par de centenares de obras que no están y, tal vez, alguna de estas recomendaciones no gusten a muchos. No importa. No quiero ser «pope» de una materia que ya tiene sus doctores. Soy simplemente usuario, lector, «disfrutón» de uno de los placeres mas gratos en la vida.

Lector desde temprana edad. Adicto confeso. Agradecido descarado a Gutenberg, porque su invento propició que en mi vida haya decenas de lecturas fichadas en mi archivador y cientos de libros en mis estanterías.

Algunos dirán que no hay tiempo para todo. No es cierto. Puedo asegurar que en mi vida hay tanto deporte como actividad intelectual. Y sigo activo en ambos vicios.

Hay tiempo para todo … si se quiere. El que diga lo contrario, miente o tiene la pereza como compañera de vida. Mala pareja.

De mi fichero de lecturas ha salido la serie de «Lecturas casineras» y sus comentarios. No ha sido un trabajo excesivo, porque parte de lo que he escrito en esta serie, ya estaba en las fichas que, tras cada lectura de un libro, redacto y guardo en mi fichero, antes de madera y ahora digital (los tiempos aportan instrumentos mas eficaces y versátiles).

Entre esas fichas de cartulina (ajadas ya), hay una que escribí a los 10 años, cuando leí por primera vez el libro que hoy recomendamos. En la misma ficha, hay nuevo comentario hecho a los 17 años. Posteriormente, a los 30, hay otra anotación, de nueva lectura. Hoy, incluimos este artículo como ficha actualizada del libro llamado «Flor de leyendas», de Alejandro Casona. Porque, en tres lecturas a diferentes edades, la sensación ha sido la misma: magnífico, magnífico, magnifico, …

Alejandro Rodríguez Álvarez, conocido como Alejandro Casona, nació en Asturias, en 1903. Hijo de maestros, necesariamente tenía que estudiar esta carrera, durante ese magnífico plan de Magisterio que hubo en esos años. El llamado «Plan Profesional», tristemente abolido.

Y fue Maestro en sus diferentes aspectos, hasta su fallecimiento en 1965. Falleció él, pero no su obra, que permanece como uno de los mejores conjuntos de nuestra literatura contemporánea.

Maestro y propulsor de la cultura teatral en un grupo creado para ello, que en los pueblos realizaba actividades de divulgación escénica.

En su vida hay ejemplos de una calidad teatral envidiable y envidiada, incluso por los más famosos y celebrados autores actuales. Desde «El retablo jovial» a «La sirena varada», hay muchas posibilidades de leer calidad y de ver en la escena obras maestras.

Si alguien dice (o piensa) que el teatro es para verlo y no para leerlo, él mismo se está definiendo. La necedad no necesita pregoneros. Se evidencia sola.

El teatro se edita en libros asequibles y de lujo. Es igual. Cualquiera de ellos sirve para disfrutar antes o después de haber visto a Nuria Espert representar cualquier obra de Casona.

Digo esto, porque es conveniente leer (o ver) algunas obras de este autor antes de tener en las manos el libro que hoy recomendamos. Es bueno conocer los placeres de Casona para valorar adecuadamente «Flor de Leyendas», que no es teatro, sino narrrativa.

Y no es teatro, porque la escena la aportan los distintos lugares en los que transcurren los hechos. Los hechos mas admirados y las leyendas mas asombrosas de todos los tiempos y de todos los lugares.

Aquí es necesario decir algo sobre este libro. Editado en 1933, fue galardonado con el Premio nacional de Literatura en 1932.

Justificamos por qué ponemos en la mesa de lo admirable esta joya de la narrativa española: El ser humano, antes de volverse «modista» (de modas) y títere de los vaivenes de un ocio mal entendido, antes de eso, ha sido siempre amante (no confeso) de los mitos. Todos hemos leído escritos y visto imágenes de historias en las que los protagonistas son héroes, bélicos o intelectuales, en tramas míticas.

Hay tres características que siempre han atraído a lectores de todas las edades, aunque algunos adultos «mayores» se avergüencen y no lo confiesen: Historia, Mitos y Fantasía (así, con mayúsculas). Son las tres patas en que se apoya el interés humano.

Desde la India antigua a China, pasando por Grecia y Etruria, Roma y Egipto, la Edad Media y Mesoamérica, los mitos han llenado la vida y el recuerdo de estas civilizaciones. La sociedad necesita mitos pare justificar su propia pertenencia y agarrarse a un referente que lo guíe (religiones, equipos, asociaciones, …).

Odín, Aquiles, Trajano, Aníbal, El Cid, Almanzor, … Nadal, Gassol y Alonso, son héroes que han generado mitos a su alrededor y han convertido en deseables sus respetivos deportes. Antes, solo algunos jugaban al tenis, al baloncesto o a las carreras. Son héroes que algún día estarán en la historia de nuestra sociedad, como héroes centrales de otros tantos mitos.

En el preliminar de «Flor de leyendas» , se dice (y muy bien dicho):

«…hemos fijado nuestra selección en los tres grandes aspectos que se suceden en la historia espiritual de los pueblos: Lo maravilloso, los héroes y lo alegórico. Casona siempre diseñaba previamente sus reflexiones» (¿Aprenderemos?).

La India (Ramayana y Mahabharata), Medio Oriente (Las mil y una noches), Alemania (Lohengrin, Los Nibelungos), Grecia (Troya), Francia medieval (Roldan), España medieval (El Cid), Suiza (Tell) y Escandinavia (Thor). Esos son los temas recogidos aquí. Esa es la selección que Casona ha hecho del inmenso almacén de leyendas y mitos que han alimentado nuestra historia desde siempre.

Cuando el hombre fue creado o bajó de los árboles en Tanzania, convocó asamblea de principales para fundar el mito inicial. Porque el hombre (la especie) no ha sido capaz (ni es) de andar por la vida sin el apoyo y referente de mitos que amparen su pensamiento. Ahora se usan los «valores», pero es otra perspectiva de los mismo, son la misma familia de referentes de vida, para los que no son capacees de vivir sin ellos.

Aunque alguien lo niegue, también ahora existen mitos que nos justifican y explican. Y que amparan nuestros aciertos y nuestra estupideces. Pero esos mitos, en su mayoría, no han logrado aun la importancia necesaria para estar en la Historia. Todo se andará. El tiempo pone cada cosa en su sitio y los mitos en sus páginas.

Los mitos son esas creencias que han sostenido la vida humana en todos los tiempos. Son y han sido, referente de la vida cultural e histórica, aunque se niegue o no se perciba. Mas bien esto último.

Son los valores originarios de la organización de todas las culturas. Incluso de ésta que vivimos, tan científica, tan ideologizada, tan avanzada y tan digital. Cuando pasen las modas que dominan, quedarán los valores realmente influyentes. Y de ellos la Historia sacará los mitos que lo sustentan. Pero no será este año.

Todos los pueblos han creado sus leyendas o las han heredado, como recurso social, porque toda sociedad y todo individuo necesita tener un referente que simbolice el valor en que se basa su vida. Cuando no hay mitos culturales, se usa el fútbol como sucedáneo. Los fans (fanáticos) del Sevilla, son de la misma especie que los que fueron fanáticos de Midas, Thor, Pelayo o Ulises (Odiseo).

Pues esos mitos, convertidos en leyendas con el paso del tiempo, están en la literatura de la historia, de las religiones y de las pasiones humanas. Algunos de esos mitos, convertidos en leyendas nacionales, han sido recogidos por Alejandro Casona en su libro «Flor de leyendas», pero en un lenguaje para niños, asequible y ameno, sencillo y de lectura descansada.

No se olvide, es literatura escrita para niños (pretexto del autor), pero pensada y escrita por un adulto. Y además docente. Y además el escritor que mejor ha interpretado los sentimientos humanos.

Pero volvamos a lo nuestro. Casona, que sabía esto, decidió escribir para los niños una serie de relatos para que entendieran este hecho social aparentemente complejo (los mitos). Yo creo que lo hizo para que lo entendieran los adultos.

Y le salió «Flor de leyendas». Una de las obras más atractivas, sencillas y didácticas que se han escrito en la literatura española contemporánea. Es el libro mas grande tras el «Testamento» y el «Sancho Panza». No se preocupen, es solamente una opinión muy personal, que no tiene por qué entenderse como dogmática.

En Casona se dan las tres cualidades de la construcción literaria: calidad, estilo y escenificación. Aunque a algunos no les guste leer teatro. O narrativa mítica, en este caso.

Si en cada casa debe haber una librería, en cada librería un par de libros (uno leyéndolo y otro para cuando se acabe el primero), uno de estos libros podría ser «Flor de leyendas». U otro, que el caso es que haya un libro.

Pero si es «Flor de leyendas», felicidades.

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