Lecturas casineras 47. Guillermo López Hipkiss

Miguel Mojarro.

En aquel tiempo … en ese segundo tercio del siglo XX, la gente (casi toda), leía cosas consideradas vulgares, de quiosco y fuera del amparo de la literatura de calidad. Era «otra cosa». Despreciada por los «ilustrados» con estudios, como si fuera un consumo de poca categoría.


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Eran las llamadas novelas «pulp» (novelas de formato barato, popular, a veces por entregas) de quiosco, para jóvenes, … y otras zaradajas despectivas. Había gente que rellenaba su ego mirando por encima del hombro a lectores que no leían a los clásicos ni a los ensayistas de moda.

Por entonces el nivel económico y cultural estaba en mínimos y los tebeos y la novela popular llenaban los ocios de una gran parte de la población. Pero no se olvide que detrás de estos tebeos y novelas de quiosco, llegaron otras lecturas de mas enjundia.


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Muchos de aquellos autores de novelas de este tipo, firmaban con seudónimos o con nombres que no eran los suyos. Hay dos razones de peso:

  • Las novelas de este tipo procedían de Estados Unidos y no parecía buen cartel que las firmara alguien con nombre y apellidos de aquí.
  • Por otra parte, algunos de estos autores (muchos) no podían firmar con su nombre porque las editoriales no querían correr el riesgo de ser censuradas por tener entre sus autores personas «no gratas» ideológicamente.

Surgen así multitud de novelas populares (policiacas, oeste, misterio, espionaje, ciencia ficción, aventuras, …), con autoría de nombres llamativos y con escritura inglesa (pero españoles): John Swindon, L.H. Butler, Rafael Molinero, Bob Lexter, Perry Baston, Amadeo Conde, Carter Mulford, J. Hill, E. Mallory, Ferguson, J. Figueroa, Leland R. Kitchell, Dan Lewis, Tony Spring, … y el que todos leímos en sus novelas del oeste: Silver Kane.

Aquellos autores no eran conocidos por el común de los lectores, en la realidad de su persona. Solamente el seudónimo sonaba, pero se le suponía una persona venida del otro lado de los mares y con categoría contrastada allí.

Pues no. Mira por donde, tras esos nombre de supuestas raíces anglosajonas, estaban personas con sus nombres españoles legítimos, pero ocultados por los dos motivos dichos anteriormente.

Eran, entre otros, José Mallorquí, Marcial Lafuente Estefanía, Pedro Víctor Debrigode, Federico Mediante Noceda, Fidel Prado Duque, Pascual Enguídanos, Guillermo López Hipkiss, Francisco González Ledesma, … y muchos mas, docenas de escritores que trabajaban y vivian gracias a sus colaboraciones y escritos para las editoriales de este tipo de novela popular (Molino, Cliper, …)

No vamos aquí a relacionar estas editoriales y sus autores. Son demasiados y no es el tema de este artículo. Hoy se trata de sacar a la luz la importancia de uno de ellos. Los demás pueden conocerse buscando en Internet o leyendo varios libros que tratan, muy bien por cierto, de la novela popular en España.

Los seudónimos enumerados anteriormente, como ejemplos de otros muchos, son precisamente de algunos de los autores que hoy seleccionamos, no como los mejores, pero sí como los mas conocidos: José Mallorquí, Marcial Lafuente Estefanía, González Ledesma (Silver Kane) y Guillermo López Hipkiss.

No podemos traer aquí a todos ni a una parte de ellos. Muchos son magníficos y sobre sus hombros llevaron el ocio de muchos jóvenes y no jóvenes, que también los veteranos leían (a la luz del carburo o del quinqué), en sus noches y en sus casinos, novelas de este tipo: la novela popular española.

Hoy nos centramos en uno de ellos, pero lo que se diga de él puede extrapolarse, en parte, a otros de su generación de escritores.

De entrada, los mencionados mas arriba, pueden ocupar un sitio de privilegio en nuestra biblioteca, porque su calidad literaria y su capacidad para crear y desarrollar tramas, era extraordinaria.

Algunos los hemos conocido posteriormente con sus nombres reales, incluso ganando algún premio importante de nuestras letras. Valga como ejemplo González Ledesma, Premio Planeta, Silver Kane para algunos, que tiene novelas actuales de magnifico corte. Es conocido medialmente por su nombre real, de la misma forma que antes lo fue por su seudónimo favorito.

Nos quedamos con Guillermo López Hipkiss por muchas razones. Puedo decirlas, pero los que lean sus novelas lo deducirán sin ninguna duda. Pero hay que leerlas. Los que en su día fueron aficionados a los pulp quiosqueros y también los que por edad no conocieron aquella afición a las lecturas populares, el gran hecho social del ocio de los años cuarenta, cincuenta …

Lopez Hipkiss murió muy joven (1902-1957). Demasiado joven. Eso nos privó de disfrutar de las novelas que hubiera escrito en su madurez.

Polifacético en su vida laboral (marino, traductor, escritos, …). Pero su importancia social y literaria está en sus obras como autor, en las que trabajó los géneros policiaco y de aventuras, que eran los temas que coparon aquella nueva Edad de Oro de las letras españolas populares.

Creador de personajes propios y recreación de otros que ya existían en el mundo sudamericano y que él tradujo anteriormente. De todos ellos, tal vez los mas atractivos y conocidos fueran Yuma y El Encapuchado.

No entiendo la causa, pero la industria editorial posterior a su muerte no recogió su obra de novelas populares. Se hizo con otros autores, pero primaron generalmente los intereses del ahora y la inmediatez del beneficio. Hay mucho que agradecer al mundo editorial, pero también hay sombras importantes en su trayectoria. Ésta es una de ellas.

Las editoriales Cliper y Molino son dueñas del recuerdo de las novelas populares españolas de aquellos años cuarenta y cincuenta. Gracias a ellas, escritores magníficos (la mayoría) se dejaron ver en los quioscos para disfrute en nuestro ocio. Había pocas oportunidades de ocio comparándolo con la actualidad, pero aquellos ocios son recuerdo permanente de quienes lo han vivido y disfrutado.

Mucho podemos decir de la novela popular y de López Hipkiss. Pero no cabe aquí tanto. Ya me gustaría … Pero sí podemos dejar datos para el que quiera saber más del tema. No solamente de Hipkiss, sino de toda la aportación magnífica de aquellos autores de las dos décadas prodigiosas de las letras contemporáneas españolas.

Basta con que se «vean» algunos libros «sobre» la novela popular en España, de autores tan conocidos y conocedores como Salvador Vázquez de Parga, Javier Coma, J. F. Colmeiro, Vicente Santiago Mulas, la Editorial Robel, … y algunos más que pueden consultarse en la cosa esa de Internet o preguntando en librerías buenas. Que las hay.

Y si no, que nos pregunten a nosotros y con mucho gusto le informamos de lo que sabemos. Es mas barato. Y fiable.

Pero déjenme decir alguna cosa de Guillermo López Hipkiss, que es nuestro amigo casinero de hoy.

Al que le guste la novela popular española, que la recupere y la busque para leerla de nuevo o para iniciarse en sus placeres.

Al que no le guste … aun, que empiece a saber donde está uno de los mayores placeres de la lectura sosegada en un casino. O en casa. O en la dehesa.

Se puede empezar leyendo a cualquiera de sus autores, pero cuando lleguen a López Hipkiss, recuerden: es uno de los mejores escritores del género, pero sin duda es el de mas calidad literaria.

López Hipkiss debería estar en los manuales de literatura como ejemplo de la calidad que puede haber (y hay) mas allá de los textos extraordinarios de Kierkegaard, Unamuno, Tirso, Sastre, o los Premios Nobel. Cada género en su lugar.

López Hipkiss es magnífico por sus elaboradas tramas, por los temas excitantes y por su extraordinaria calidad literaria.

En la casa donde habito, hay una biblioteca de alrededor de tres mil volúmenes, propios o heredados (desgraciadamente, solo una parte de ella he podido leer, pero todo se andará …). De ellos, no menos de doscientos son de novela popular.

A ver si es verdad que alguien se sube al carro de la lectura.

Grupo Azoteas

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https://casinosdehuelva.com

1 comentario en «Lecturas casineras 47. Guillermo López Hipkiss»

  1. Estoy de acuerdo contigo. Yo con mis 86 años (mañana los cumplo) he sido uno de esos lectores y aunque con poca capacidad de crítica leía esos nombres de autores. De alguno ya sospechaba en mi adolescencia que eran seudónimos de autores españoles… de otros ni me lo punteaba. Como anécdota diré que cuando leí la última de El hombre enmascarado que se desarrollaba en Canarias (lugar que me parecía un homenaje de aquel autor «anglosajón» a mi país) me dejó un regusto de misterio y de añoranza que aún me dura. No conseguí nunca saber como seguía la historia…pensé que no había sido escrita, o había dejado de interesar a la editorial o…¡yo que sé! Probablemente esto que escribo ya no llegue a ti, ni a nadie, pero el hecho de haberlo escrito ya me hace tener la sensación de que está en algún lugar celeste y a alguien, alguna vez, le despertará alguna emoción parecida

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