Cristina Morales. Reinventarse o morir. Esta frase es una realidad que se ha visto más patente que nunca a causa de la pandemia. La imposibilidad de desempeñar algunos perfiles profesionales por el virus ha hecho que muchos hayan tenido que buscar alternativas y emprender nuevos caminos. Entre ellos, el sector cultural ha sido de los más dañados, sobre todo para aquellos relacionados con el cante y las actuaciones en directo. Es por ello que la cantaora almonteña, Macarena de la Torre, reconocida por su potente voz y sus composiciones llenas de sentimiento, no se ha dejado arrastrar por el desasosiego y la incertidumbre de la difícil situación que atraviesa el mundo y ha buscado alternativas para estar presente.
Además de en los escenarios, la onubense tiene fieles seguidores en las redes sociales, sobre todo en Instagram, donde acumula más de 35.000 «followeres», como ella misma dice aludiendo al término anglosajón. Ha usado esta red para seguir presente y además mostrar a sus fans una faceta más cercana y cotidiana de la cantaora, que no solo ha cantado en sus publicaciones, sino que también ha mostrado sus trajes, ha enseñado recetas, ha dado clases de canto en directo y, en definitiva, ha acompañado y entretenido a su particular audiencia.
En lo profesional se vio de la noche a la mañana de tener mucho movimiento, por ser una época de mucho trabajo, a no tener nada por la pandemia. Además sin una fecha de vuelta a la normalidad, ya que todo se paró sin saber cuándo volvería a ponerse en marcha. Por lo tanto, la alternativa ha sido reinventarse y, para ello, han sido muy importantes las redes sociales, sobre todo Instagram. Su gran número de seguidores han sido partícipes de su día a día y también de sus nuevos proyectos. Sus redes han sido una plataforma para entretener a su público, contando su rutina diaria en un momento tan complicado como el confinamiento y el resto de la pandemia. Sus seguidores cada día compartían impresiones con Macarena y ella les enseñaba, desde recetas hasta cómo ponerse un pañuelo para ir a romería, además de curiosidades sobre el mundo de la moda con su amigo el diseñador Cristo Báñez.
Vio una respuesta de su público y aunque no es su profesión y no es un trabajo remunerado como tal, se convirtió en su nueva actividad profesional. De ahí ha surgido su propia marca ‘Flamenkencer’, que mezcla los términos «influencer» y «flamenco» y que no es otra cosa que influenciar desde el flamenco. Esta marca personal se ha visto plasmada en una línea de camisetas que la almonteña ha creado con su propia imagen junto a palabras y expresiones propias de ella y su pueblo. Sin embargo, ‘flamenkencer’ no se queda ahí. Su proyecto más inminente es el lanzamiento de un vino frizzante cuya comercialización va más allá de una mera bebida, y se vende la experiencia de compartir ese ‘sorbito de arte’, como ella mismo ha denominado su vino. «Hemos querido lanzar un mensaje de esperanza, de que todo va pasando y debemos brindar por la salud» nos dice la protagonista del proyecto.
Actualmente, su vida profesional la divide en dos vertientes, por un lado la docencia, ya que De la Torre imparte clases de canto y además, ha creado con la pandemia la opción de darlas online, adaptándose a las circunstancias, que está funcionando muy bien. Y por otro su faceta comercial, con la venta de las camisetas, sus discos y ahora el vino frizzante.
Este jueves 13 de mayo se presenta el vino ‘Flamenkencer, un sorbito de arte’. Con este producto quiere huir de lo meramente comercial y el hecho de vender una bebida alcohólica en sí, pretende transmitir un mensaje, bridar por la salud. Utilizando que precisamente «salud» es la expresión que se usa en España al bridar, se quiere enaltecer el hecho de celebrar que estamos bien a pesar de las circunstancias. Una presentación para la que el equipo de Macarena de la Torre y ella misma andan trabajando desde hace meses, enfocando la idea de marketing y plasmándolo todo en este evento. Será en el Museo del Vino de Almonte, el escenario perfecto, a las 12.00 de la mañana y, como no podía ser de otra manera, adelantamos desde aquí que habrá alguna que otra sorpresa musical.
El concepto ‘Flamenkencer’ no solo le ha aportado nuevas oportunidades laborales, sino que le ha ayudado a difundir un estilo de vida del que siempre ha hecho gala, pero que en estos momentos cobra más sentidos que nunca. Y es que este término significa disfrutar de las pequeñas cosas, «de un café con amigos, una cena especial en casa o simplemente un ratito de guitarra en El Rocío» nos cuenta. Es la consagración de que en los pequeños detalles están las más grandes vivencias, ese es el espíritu de su marca personal, ya que el flamenco también guarda esta esencia, siendo capaz de transportarnos y hacernos sentir.
Una labor en redes que no es fácil pero que se ha visto recompensada con el cariño de sus fans, que han agradecido tenerla presente al no poder acudir a un concierto a verla, y también conocerla mejor y ser partícipe de su intimidad y su día a día.
Ahora parece que, debido a la relajación de las medidas, la previsión del virus y las expectativas de cara al verano en cuanto a vacunación, poco a poco van surgiendo más eventos y actuaciones y que el sector de la cultura y los espectáculos comienza a remontar. Todos los sábados del mes de junio tiene su agenda con actuaciones, además de algunas fechas en mayo y julio. Vuelve con fuerza a los escenarios sin olvidar los proyectos que ha emprendido y que la unen más aún a su público.
Para finalizar, Macarena de la Torre ha querido dejar un mensaje a los onubenses y al mundo entero: «De todo lo negativo tenemos que sacar siempre mensajes positivos. Creo que esta pandemia nos ha hecho, en primer lugar, valorar lo esencial, los pequeños detalles que no se pueden pagar. Nos ha enseñado a valorar lo pequeño, a añorar un simple abrazo a nuestros padres. Nos hemos podido centrar más en lo personal y a valorar la salud y el bienestar por encima de todo, al igual que el cariño de los nuestros. Nos ha enseñado a valorar cosas que van más allá de lo material y que son lo verdaderamente importante, algo que no debe olvidarse».