Redacción. Con una prevalencia estimada en Huelva de un 14.6% de la población, los profesionales del Servicio de Neumología del Hospital Infanta Elena quieren recordar, en el Día Mundial del Asma, la importancia de seguir el tratamiento indicado en todo momento por el facultativo en el caso de pacientes moderados o graves, para evitar la aparición de crisis y las complicaciones derivadas de la misma. El abandono de la medicación en los periodos en los que el paciente se encuentra asintomático, una práctica frecuente entre los afectados, acaba complicando su calidad de vida y el desarrollo de la enfermedad.
Con esta intención y con el deseo de visibilizar una enfermedad que, si bien no se cura, sí se puede controlar permitiendo mantener una vida sin limitaciones, el área de enfermería de la Unidad ha querido destacar la importancia de mantener el tratamiento y de utilizar de forma correcta los inhaladores, que son la forma más eficaz de recibir tratamiento para los pacientes asmáticos. Una vía de medicación que, no solo permite alcanzar un efecto más rápido y potente, sino que también ayuda a reducir los efectos secundarios.
El asma es una enfermedad inflamatoria crónica de las vías respiratorias que cursa con hiperreactividad bronquial y con una obstrucción del flujo aéreo. Esto hace que el paciente presente dificultad para respirar, sibilancias, opresión en el pecho y tos. El buen manejo de esta enfermedad y el cumplimiento terapéutico permiten controlar los síntomas diarios y prevenir las exacerbaciones que llevan a una caída de la función pulmonar.
Las manifestaciones del asma pueden variar mucho de una a otra persona y ninguno de los síntomas es exclusivo de esta enfermedad, por lo que pueden llevar a confusión con otras enfermedades pulmonares, por lo que es necesario una serie de pruebas de función pulmonar que permitan asegurar el diagnóstico. Para ello en el área de Neumología del Hospital Infanta Elena se realizaron más de 1.200 espirometrías en el año 2020 a pesar de encontrarnos en plena pandemia, de las que un tercio corresponderían a asma.
La espirometría es una prueba funcional rápida e indolora que permite medir la cantidad de aire que pueden retener los pulmones de una persona (volumen de aire) y la velocidad de las inhalaciones y las exhalaciones durante la respiración (velocidad del flujo de aire). Si el resultado de la misma es una obstrucción bronquial o si existe una sospecha clínica de asma, se le administrará un medicamento broncodilatador y se repetirá la prueba, permitiendo así comprobar si se confirma el diagnóstico. Además, el servicio ha realizado también otros 30 test de provocación bronquial inespecífico, que es otro de los estudios que se realiza cuando los resultados de la espirometría no son determinantes.
Entre las recomendaciones que los profesionales de la Unidad consideran importantes para los pacientes con asma, destacan, además del cumplimiento terapéutico, evitar el consumo de tabaco y no permitir que otras personas fumen a su alrededor y evitar la exposición a sustancias proinflamatorias de la mucosa bronquial, como lejías, determinados aerosoles químicos, cloro de piscinas y algunos medicamentos. En caso de que el paciente sufra algún tipo de alergia desencadenada por el polvo de casa, epitelios de animales, hongos o pólenes, intentar evitar su proximidad y valorar la administración de un tratamiento específico si lo necesita.
Además, desde la Unidad aconsejan acudir a un centro sanitario por descompensación cuando se produzca algún ataque repentino de asma, la persona no responde a la medicación de rescate, presenta disnea ante esfuerzos mínimos, sufre un empeoramiento de sus síntomas a pesar del tratamiento de su plan de acción o presenta desmayo por esta causa, entre otras manifestaciones. Actuar a tiempo es un elemento esencial para la función pulmonar de los afectados y, en última instancia, la vida.
