RFB. Pilar Blanco Miguel es decana de la Facultad de Trabajo Social en la Universidad de Huelva desde 2016. Profesora del Área de Trabajo Social y Servicios Sociales, tiempo antes pasó a formar parte de ese grupo de docentes e investigadores que suman a la dedicación básica el esfuerzo adicional de ocuparse de cargos de gestión.
Entró a trabajar en la Onubense en 1998 casi por casualidad y, como suele suceder, al final se dió cuenta que era su pasión profesional. Inició su desempeño como decana cuando se iba a celebrar el cincuentenario de la Escuela Universitaria de Trabajo Social. Repite legislatura y mantiene intacta la ilusión que le indujo a presentarse al cargo la primera vez.
Pilar en tiempos fue tímida y, como parece que el Universo -Dios, la Providencia, o en lo que creamos cada uno- nos ayuda para avanzar, el devenir hizo que terminara siendo profesora universitaria, de modo que el desempeño de cara al público fuese una constante en su vida.
Nació lejos de aquí y el amor la trajo del norte para concederle una vida y un lugar de asiento inesperados, experimentando esa suma de momentos que la hacen feliz.
Socióloga, muy identificada con su centro y estudios, defiende la bonanza e interés de los mismos. Y no lo hace para captar alumnos -es de las carreras más demandadas en Huelva-, sino por convencimiento. Cuando llegó al decanato organizó un acto entonces en el que se reunió a los decanos y directores que rigieron el centro en los cincuenta años que acababan de cumplir los estudios en Huelva.
Su dedicación le lleva a implicarse de tal modo que ha asumido también la vicepresidencia de la Asociación Universitaria Española de Trabajo Social, poniendo a Huelva en el mapa nacional de esta titulación.
La profesora Blanco lleva a cabo la conexión inevitable, lo personal y lo profesional, presentándonos la carrera que imparten como una oportunidad de mejorar como persona, invitando a un cuestionamiento de valores para afrontar esta sociedad tan compleja.
Tiene la generosidad de atendernos con una sonrisa en esta entrevista, y contarnos de su Facultad, su trabajo y de su vida para llegar al momento actual.
-¿En qué medida has cumplido los objetivos marcados al iniciarte como decana?
-Creo que los objetivos nunca deben ser excesivamente ambiciosos porque lo normal es que uno no pueda controlar todas las variables que puedan influir en alcanzarlos. Planteados así cuando me presenté a la elección de decana, creo que prácticamente todos mis compromisos para esos primeros cuatro años han sido cumplidos. Con el equipo decanal se han ido cumpliendo poquito a poco. Quizá en el último año, con la sorpresa de la crisis derivada de la pandemia algunas cuestiones hayan podido retrasarse, y han tenido que posponerse en alguna medida.
-Nuestra facultad ha crecido mucho en estos últimos años con la movilidad erasmus, y con la movilidad sicue. Somos uno de los centros de la universidad que más ha crecido en este apartado. Hemos empezado con un master, el Máster de Investigación e Intervención en Trabajo Social. En su elaboración y verificación ya trabajé en la anterior etapa decanal, en la que desempeñaba el vicedecanato de 3er grado y relaciones internacionales. En febrero de este año se ha vuelto a verificar por la ANECA y estamos muy contentos porque hemos tenido una buena valoración.
-Con el tema de la pandemia, que pensábamos podía afectar a las matrículas en el Máster, sin embargo ha sucedido todo lo contrario. Hemos cubierto el cupo de plazas, veinticinco, por completo.
-Nuestra facultad tiene mucha vinculación con el mundo profesional, y tratamos de cuidar esa relación con los profesionales. Hasta ahora nos ha ido bastante bien, hay mucha reciprocidad.
-¿Qué perfiles responden a tu alumnado en el Máster?
-Bastante variado. Aunque es de Trabajo Social, como indica su nombre, y va dirigido a trabajadores sociales, sin embargo los perfiles son muy heterogéneos, aunque dentro de las Ciencias Sociales. Tenemos alumnos que provienen de Educación Social, de Magisterio, de Psicología, y por supuesto de Trabajo Social en Huelva.
-¿Qué asuntos como decana te ocupan más en este preciso momento?
-Ahora mismo cuestiones de infraestructuras. Nosotros llegamos al Campus del Carmen en el 2001, y ya han pasado veinte años. El edificio tiene cierto deterioro por el paso del tiempo. Lo tenemos compartido con la Facultad de Ciencias del Trabajo y ahora que con el parón de la pandemia se ha gastado menos vamos a concentrar esos recursos para mejorar el edificio. Una de las prioridades es pintarlo por dentro (no se ha hecho nunca en estos veinte años).
-¿cómo ves el horizonte de tu facultad, de sus estudios, hacia donde crees que irán?
Nuestra titulación siempre cubre los cupos de matrícula. Incluso hay gente que se queda en lista de espera. Suele gustar y está demandada.
En relación a nuestro plan de estudios, si consideramos los cambios que se van produciendo a nivel social, siempre es bueno intentar estar pendiente de ellos. Comprobar que es lo que nos demanda la sociedad. Y eso lo estamos haciendo no ya solo aquí, en la facultad, sino también a nivel nacional. El objeto de la posible valoración estaría en la optatividad que se ofrece. Es una cuestión que está vinculada a los itinerarios curriculares. Ahí está el debate.
También estamos valorando la posibilidad de contemplar dobles grados y algún otro máster más.
-¿Cuales son las instituciones más vinculadas a tu facultad en materia de prácticas para los alumnos?
-Pues la Administración Pública, las consejerías de la Junta correspondientes a Políticas Sociales, Salud y también Justicia, los Servicios Sociales que dependen de los ayuntamientos y de la Diputación Provincial. También tenemos acuerdos con las ONG’s. Estos son los ámbitos más comunes de prácticas para el alumnado.
-Tienes acento de fuera ¿no? ¿de donde eres?
-Si. Yo siempre digo que soy castellana vieja de nacimiento y andaluza de adopción. Yo soy de Soria, de un pueblo que se llama Berlanga del Duero.
-¿Y como llegas a Huelva?
-Mi marido es de Moguer. Lo conocí en Soria. Trabajaba en una empresa agrícola que cultivaba plantas madre de la fresa por allí.
-Mi referencia de Huelva era Moguer y Juan Ramón Jiménez. Mi profesor de literatura era un apasionado del nobel y su ciudad. También de Francisco Garfias, premio nacional de literatura. ¡Quién me iba a decir a mí que conocería a un hombre de Moguer, me casaría con él y terminaría viviendo allí!, la vida a veces te lleva por derroteros inesperados.
-Yo había realizado mis estudios pre-universitarios en Salamanca, y pretendía cursar Ciencias Políticas y Sociología, pero entonces allí no se podía estudiar esa carrera. En ese momento, mi novio moguereño me dijo que ya quería bajar a su tierra, que llevaba mucho tiempo allí. Yo pensé ‘a mí me da lo mismo estudiar allí, en Sevilla, en Madrid o en cualquier otro lugar’, y entonces me bajé con él y me puse a hacer Trabajo Social en Huelva, cuando aún pertenecía a la Universidad de Sevilla. En Andalucía aún no existía la carrera de Políticas y Sociología. Entonces por cierta afinidad opté por Trabajo Social.
-Me gustaron estos estudios de Trabajo Social en Huelva, pero en la cabeza tenía desde siempre ese deseo y no renuncié a ello. Lo estudié en Madrid, con un sistema semipresencial, en la Universidad Pontificia de Salamanca en Madrid. Había que ir a un número de días al mes presencialmente, pero pude compaginarlo. En ese momento, mi marido había montado una empresa en Marruecos, y nos fuimos a vivir allí. Yo compaginaba el estar entre Madrid, Moguer y Marruecos.
-¿Y como terminas entrando como docente en la Universidad de Huelva?
-Fue por casualidad. Vivimos cuatro años en Marruecos y cuando volví empecé a buscar trabajo y estuve un tiempo colaborando en Servicios Sociales del ayuntamiento de Moguer. Luego dio la casualidad que un día en Huelva, el que fue profesor de Empresariales, José María Tejero se encontró conmigo, yo iba con mi suegra.
-Mis suegros eran muy amigos de él, de hecho mi suegro estuvo trabajando en la fábrica que él dirigía, Lubrizol. José María me estuvo preguntando por mis estudios y le dije que ya había vuelto de Marruecos y me dijo que porque no iba con él esa noche a la Casa Colón, que un sociólogo famoso daba una conferencia sobre el tema de familia.
-Era Salustiano del Campo, un profesor de la Complutense. Me animé a ir y allí me presentó a Paco Cruz y a Estrella Gualda, que eran dos profesores del área de Sociología de la Uhu. Hablé con ellos y les dije que me gustaba mucho el tema de investigación -entonces no me planteaba el ser profesora-. Sinceramente no me veía en el papel de docente, quizá porque era tímida. Le dejé mi teléfono a Estrella Gualda y cual fue mi sorpresa que un día me llamó.
-La ventaja de esa época era que había muy pocos sociólogos por aquí, por Huelva. Estrella me dijo que si quería participar en un proyecto de investigación sociológica que tenía ella con otro profesor del área, que era José Andrés Domínguez. Le dije que si, que contaran conmigo.
-Y estando en el proyecto, un profesor del área que estaba dando clase en Magisterio en el mes de febrero se fue. Entonces me ofrecieron un contrato para ocupar esa docencia y ahora con el tiempo agradezco el no habérmelo pensado. Si lo hubiese hecho hubiera dicho que no, por lo que decía antes, porque no me veía de profesora y, además, mi me gustaba tenerlo todo controlado y era una asignatura, Lengua y Comunicación, que no era de mi especialidad.
-No me lo pensé y dije pues sí, vale. Al principio me supuso un importante esfuerzo, con mucho estudio y obsesionada con hacerlo todo bien, no perdiendo un detalle. Fui cogiendo tablas y al final terminé inserta en la carrera universitaria de docente e investigadora. Y siempre me alegro, porque con el tiempo me he dado cuenta que es lo que más me gusta. Me encanta mi trabajo, me gusta la gestión, me gusta la docencia, me gusta la investigación y realmente estoy muy contenta.
-¿A nivel de docencia, quién te ha marcado como profesor?
-La verdad es estudie aquí y los profesores todos eran buenos. Mayormente eran profesoras, y todas estaban muy dedicadas y se lo tomaban muy en serio. Me acuerdo de un profesor, Miguel Ángel Caro, que falleció en un accidente de trafico, que era muy buen profesor. Daba Sociología y Métodos y Técnicas de Investigación. Tengo un muy buen recuerdo de todos mis profesores y profesoras de la antigua Escuela de Trabajo Social en Huelva. Todos muy implicados, muy buenos docentes.
-¿De qué crees que podíamos presumir en nuestra universidad? ¿cuales son nuestras fortalezas? ¿qué crees que podíamos mejorar?
-Destacaría que al ser una universidad pequeña creo que se pueden hacer mucho mejor las cosas que cuando hablamos de universidades grandes, donde se te pueden escapar muchas más cuestiones. Al ser una universidad ‘manejable’ creo que para poder destacar en relación a otras deberíamos especializarnos un poquito más en titulaciones que no tuvieran otras universidades que tenemos cerca y podían ser nuestras competidoras. Yo iría más por ahí.
-Si como decana tuvieses que ‘vender’ los estudios de tu facultad ¿en que términos lo harías? ¿cuales serían tus argumentos?
-En las jornadas de puertas abiertas o cuando hacemos la bienvenida a los nuevos alumnos siempre se les dice que en Trabajo Social en Huelva no solo te enseñan a ejercer una profesión, sino que también son unos estudios que te sirven en el plano personal. Creo que es lo más importante. Para replantearte valores, para replantearte principios. Para cuestionarte si tienes en cuenta la diversidad social en la que vivimos. Y al final, los alumnos, cuando terminan siempre lo dicen, la carrera no solo les ha servido para crecer profesionalmente sino también para crecer como personas.
-Nos pasa a todos. Entramos con una serie de estereotipos, con una serie de prejuicios sobre determinados grupos sociales y después cuando realmente tienes información sobre ello pues te hace cambiar tu opinión. Te hace replantearte tu escala de valores y ver el mundo desde otra óptica, desde otra perspectiva. Es un enriquecimiento profesional pero también personal. Eso lo consigue estos estudios.
-Y en ese sentido, en general, ¿aprecias que hay más conciencia social? ¿como se ha ido evolucionando?
-Yo creo que a ratos. Un pasito para adelante, y cuando parece que la cosa marcha de repente un pasito para atrás. Pero vamos, a nivel general yo creo que si se está avanzando. Creo que hay más tolerancia. La gente ha tomado más conciencia, creo que a raíz de las últimas crisis que hemos tenido, de cual es la situación a nivel social. Ya no hablamos de los grupos tradicionalmente catalogados como personas excluidas, con un perfil muy cerrado. La anterior crisis nos mostró que cualquier persona puede verse en un momento determinado abocada a una situación de vulnerabilidad o de exclusión social.
-De momento estoy bien, tengo mi empleo, tengo mi trabajo, tengo mi casa, pero viene una crisis y me quedo sin todo eso, me quedo en la calle, en una situación extrema. Creo que el tomar conciencia de que a esa situación puede verse abocado cualquiera, no solamente personas que por su contexto social podrían tener más riesgo de ello, te hace replantearte la situación.
-Desde fuera la sensación es que los que se matriculan en vuestra carrera, un poco por todo eso que dices, parece que deben ser buenas gentes, personas que intentan también cambiar un poco el mundo…
-Yo creo que si. Que tiene que haber esa conciencia que querer transformar la sociedad, que querer conseguir un mundo mejor, porque la utopía existe. Y Creo que una persona que quiera estudiar trabajo social en Huelva y dedicarse a esta profesión tiene que tener unos valores. Pienso que no todo el mundo sirve, porque son realidades con las que van a trabajar muy duras. Hay que tener unas ciertas aptitudes y actitudes, con ciertas habilidades que te hagan saber donde estás a nivel profesional y si eres capaz de llevar a cabo esa labor.
-¿Cuales son tus ilusiones profesionales y personales?
A nivel profesional intento dar lo máximo, asumir con eficacia las tres patas: estár en la gestión, ser buena docente y no dejar atrás el tema de la investigación. Mantener esta línea en el horizonte es mi ilusión, estar en estos tres frentes. La investigación es importante, la docencia es importante pero la gestión también. Las cosas no se hacen solas. Siempre hay alguien que tiene que estar ahí. Mi horizonte es seguir avanzando y seguir aportando mi granito de arena en esas tres facetas.
A nivel personal, bueno… ser feliz. Yo estoy bien y creo que la felicidad son momentos que tu vas sumando. Mi deseo es seguir siendo feliz con mi marido y mi hijo, que a ellos les vaya todo muy bien. Que a mis amigos les vaya todo muy bien. Intentar disfrutar de los ratitos y ser feliz.
Gracias, Pilar, y enhorabuena.